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sábado, 4 de febrero de 2017

El retablo que pudo ser, y no es.


Mi buen amigo, José Antonio Ordóñez, incansable investigador del Archivo Diocesano de Astorga y sabedor de mi afición por estos temas, ha encontrado y me ha hecho llegar las fotocopias de unos documentos de finales del siglo XVI que hablan de Ayoó de Vidriales. El tipo de escritura me parece preciosa, regular, artística, pero solo apta para expertos en paleografía, yo tras cansar la vista no he podido leer más que media docena de palabras. Por medio del amigo de otro amigo (viva la amistad), por fin tengo la traducción, una curiosidad más que deseo compartir en este blog.

Encabezan los documentos firmados en la ciudad de Astorga las fechas, 16 y 24 de diciembre respectivamente de 1594, aunque este último refiere otro contrato, ante Francisco Miguélez, un escribano “vezino de la uilla de Ayo”, “a veinte e nuebe días del mes de henero del año pasado de mill e quinientos e noventa e vno”.

En el primer documento, el escribano Hernando de “Rrabanal”(notario eclesiástico), ante el entallador vecino de Astorga Juan López, describe el contrato para que éste haga una Custodia y un retablo para la Iglesia Parroquial. Pero deja escrito que “su señoría del señor del señor Obispo, mandó que primero, ante todas cosas, hiçiese la custodia para que en ella estubiese el Santísimo Sacramento”. La Custodia es lo que conocemos como Sagrario. Luego comienza a describir el conjunto, que tiene que ser de “buena madera de nogal” y “tallado de figuras y tallas”, con “colunas corintias en el cuerpo de abaxo, y tres pilares y sus tercios tallados con Christo y San Juan y María y San Pedro y San Pablo a los lados y un friso de talla entre cornixa y a alquitrabe, y toda la más talla que fuere necesaria”. Prosigue “en el cuerpo primero y enzima del cuerpo, quatro ebanxelistas y dos coronaciones y dos virtudes sobre el frontispiçio. y en el cuerpo de arriba seis colunas con sus tres pilares y terçios tallados y tres figuras en sus caxas. El la delantera vn Eçe Homo y, a los lados, dos longinos y su friso tallado. Y, enzima del segundo cuerpo, quatro ninos con las ynsinias de la Passión y sus coronaciones, y un Christo cruzificado por rremate.

Es muy difícil imaginarse tal profusión de detalles, aunque por las dimensiones del muro sobre el que iba destinada esta obra de arte está claro que todo sería representado en tamaño generoso.

Continúa el documento con lo que parece el motivo de solicitar el servicio del escribano. El entallador Juan López se compromete a terminar el trabajo de la Custodia en tres meses a partir de esta fecha, y como no ha dado fianzas para cumplir con su parte por el dinero que ya había recibido “dijo que se obligaba e obligaba e obligó, con su persona e bienes muebles e raíces, abidos y por aber, de hacerla (…) vien hecha e acabada e puesta en toda perfiçión, a vista e tasaçión de ofiçiales y personas que lo entiendan”. El escribano nombra los dos fiadores “y todos tres, juntamente, prençipal e fiadores, de mancomún, a boz de vno y cada vno dellos por si e por el todo insolidun (palabra que significa obligación de varias personas cada una de las cuales responde por la totalidad ante el acreedor)…”, y vuelta otra vez a incluirlos a todos con sus bienes muebles y raíces, y en caso de no acabarla por cualquier motivo, a su costa se buscarían “ofiçiales que la hagan e acaben (…) todo ello, e mas las costas, daños e yntereses que se le siguieren e rrecresçieren”. A la otra parte le exige le sea pagada “de los vienes e rrentas de la dicha yglesia, caydas e que cayeren de aquí adelante” según se estipuló en el contrato del año 1591, “de la manera que se le fuere pagando el dicho rretablo, se a de yr pagando la dicha custodia”. Luego dice que se someten a la sentencia del juez en caso de incumplimiento, firman y rubrican ante cuatro testigos, por último firma y rubrica el escribano, y pone el precio al documento: “Derechos vn rreal”.

El segundo documento, de fecha 24 de “diziembre”, ante Andrés Becerra, “escriuano rreal por el rrey nuestro señor en todos sus rreynos e señoríos, e público por la autoridad appostólica (…) paresçió presente Juan López de Losada” porque “las fianzas que dio ante el dicho Hernando de Rrabanal no se satisfizo el mayordomo de la dicha Yglesia y pidió que se le diesen más”. El entallador vuelve a comprometerse a terminar la Custodia, esta vez en dos meses y medio, y aporta nuevos fiadores: Hernán Pabón y Gerónimo de Salazar, pintores, Luis de Vena, entallador, y Domingo de Laguna, platero, quienes se declaran de nuevo cumplidores “por sí ynsolidum”. Luego se repite, el caso de no terminar la obra, la devolución y restitución “a la dicha yglesia de la dicha villa de Ayo, e sus mayordomos en su nombre, todos los maravedís, pan e otras cosas que, para en quenta de ella, el dicho Juan López vbiere recibido e conste por sus zédulas y rresçibos…”. Firman todos al final y vuelve a aparecer el precio: “Cobré de derechos de esta fiança rreal y medio”.

Juan López de Losada fue colaborador de Gaspar Becerra en el retablo mayor de la Catedral de Astorga, junto a Bartolomé Hernández, el maestro de obras destacadas en el valle de Vidriales (Fuente Encalada y Bercianos de Vidriales), compañero de otros autores de la escuela de Becerra que dejaron aquí su huella (San Pedro de la Viña), o el arriba mencionado fiador Luis de Vena, entallador, creador del retablo mayor de la Iglesia de Grijalba de Vidriales, edificio declarado BIC en 1982. También, aunque no lo llegara a ejecutar, a Juan López le habían encargado la Custodia del retablo mayor de la Iglesia de Nogarejas, en 1569 ante el mismo Hernando de Rabanal, trabajos que no inició por duplicidad de contrato; lo que indica cierto renombre y seriedad en el trabajo, además del respaldo de un equipo extraordinario de maestros.

Digo esto porque no hace falta ser experto en arte para comprobar que nada de lo descrito en ambos documentos se ajusta a la actual Custodia y retablo. El valor del conjunto es irrefutable, aunque me parece estrecho para el lugar destinado, pero sin duda por las formas es mucho posterior; la fecha en el que se doró y pintó, 1818. Nunca he oído o visto noticias de un anterior retablo, y de haberlo habido, las causas de su sustitución. Desde luego que por la formalidad del encargo, la calidad de aquellos seguidores del maestro Miguel Ángel Buonarroti, y por las descripciones dadas, se ha perdido una obra del evolucionado renacimiento, del manierismo romano tan presente e importante en Astorga y en nuestro valle. El porqué sería curioso saber.







Firma de Juan López de Losada.