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sábado, 17 de diciembre de 2022

La fibra y el fraude.


Me encantan los refranes. Son la sabiduría popular hecha frases cortas, claras y concisas. Hay miles, válidos tanto para nuevo, como para roto o descosido.

 

Hoy, con perdón, quiero aplicar un refrán de origen sexual, muy recurrido también en el campo político; donde persigue el mismo objetivo de acceder mediante engaño a donde no se llegaría de otra forma:

 

“Prometo hasta que (la) meto, y una vez metido, se acabó lo prometido”

 

Este refrán viene a cuento tras mi experiencia con la fibra (y no es cuento), esa maravilla de pelillos transparentes que como por arte de magia transmiten mejor los datos que por otro sistema conocido. Pues eso, que inexplicablemente el servicio ha llegado a nuestros pueblos, cada vez mas envejecidos, abandonados, olvidados, aislados… pero que pueden estar superconectados virtualmente con el mundo mundial. Vamos, que se quema una casa, o se pone alguien enfermo y el aviso llega en nanosegundos, aunque el remedio tardará una hora; eso sí, mientras tanto podremos distraernos, comprar, leer, o mil cosas a velocidad ultrarrápida. La casa se quema, el enfermo se muere, pero la velocidad en una pasada. ¿Os acordáis del otro refrán que decía “la cura va bien, pero el ojo lo pierde”? Pues eso.

 

Sinceramente tengo que reconocer que en Ayoó de Vidriales tenemos un más que aceptable servicio de telefonía de Movistar y sus filiales, amén de acceso a internet. No ocurre lo mismo con otras compañías, que “sólo” están a oscuras; dicho de otro modo, la calidad no es buena ni mala, es nula. Los profesionales o turistas que vengan con estas compañías se las ven y se las desean para usar su móvil en el pueblo.

 

Pero llegó la fibra. Prometieron velocidades de vértigo, calidades sólo soñadas, y “metieron”. Primero por los caminos de concentración, y lo digo sin rodeos, no como los que han dado para llegar a Ayoó, a 200 metros del pueblo hacer un bucle hacia atrás por otro camino, llegar a Congosta y desde allí bajar a Carracedo. ¿Les regalan los cables? ¿No será que pasan la factura por kilómetros enterrados? Después metieron en nuestras casas, y cambiamos sin probar…

 

Yo fui el primero del pueblo en contratar la fibra. Por la sencilla razón que pienso que hay ya demasiada radiofrecuencia en el aire. Puede que sea inocua, o tal vez no. Tantas radios, televisiones, móviles, “guifis”… se pisan y necesitan filtros; la señal luminosa me parece menos dañina. Y hay que estar al día, ¿no? Aunque el efecto estético de tanto cable por nuestras fachadas me parece tercermundista. Al menos, me consuela saber que en caso de terremoto, como todas las casas están amarradas unas a otras, o cae todo el pueblo a la vez o no habrá daños estructurales.

 

Al principio… bien. Al mes, en mi caso a ratos no cargaban los mensajes de WhatsApp. O sea, que una vez metido, se acabó lo prometido. Cuatro veces ha venido el técnico a mi casa, a revisar y poner a punto lo que nunca ha fallado. (No tengo más que palabras de halago para los dos instaladores, unos currantes. Gracias) Escribo sus propias palabras: esto está bien, el fallo está “allá”. La medición de velocidad no llega a 100 mbs. Ojo, la promesa eran 800 mbs.

 

Un informático, después de la gestión de otra profesional como la copa de un pino, se puso en contacto conmigo. Me pidió monitorizar mi ordenador por control remoto, y por supuesto accedí. Entonces comenzaron a aparecer fallos: mi cable estaba “capado” a 100 mbs. Mi ordenador estaba peor, totalmente “petado”, y con una tarjeta de red para cambiar, ya que no pasa de 100 mbs. ¿Cómo iba a tener velocidades por encima de 100 mbs.?

Son razones que convencen. Y el tío más ancho que un tren “atravesao”. Pero no me pudo explicar cómo mi cable capado, mi ordenador petado y mi tarjeta de red para cambiar, en Santibáñez de Vidriales, con otras compañías, me da entre 500 y 700 de velocidad. Al igual que en San Pedro de la Viña. O Fuente Encalada. El mismo ordenador y el mismo cable, con la misma batería. Por cierto, el cable que uso es el que viene de serie con el rúter, el que debería ir a máxima velocidad, adaptado al equipo que instalan con la fibra. La explicación que encuentro a este enigma es que en Santibáñez medí en el bar Latino, en San Pedro en el bar Síntesis, y en Fuente Encalada en el bar municipal; y claro, ahí todos, incluido mi ordenador, vamos a otra velocidad. Si es que el bar nos cambia la vida.

  


Bar Latino. Santibáñez de Vidriales. MasMóvil.


Bar Síntesis. San Pedro de la Viña. Movistar.

 

Bar Municipal. Fuente Encalada. Adamo.

Este martes, cansado y aburrido, llamé a atención al cliente y en vista que sigo con el problema, les di un ultimátum: el viernes a la noche si seguía igual desconectaría sus aparatos, porque la luz la pago yo, y publicaría este artículo de denuncia. Y aquí estoy.


Que la fibra es genial no hay duda, pero la gestión de la empresa que ha instalado Ayoó es muy deficiente. No sólo en mi casa, en otras 3 sé que pasa lo mismo. Por cierto, iba a decir que el nombre de la empresa es Fibritel, pero no lo digo, no vaya a ser que encima les haga publicidad. Diré FRAUDITEL, y así quien quiera entender que entienda.

 

P. D.- En Villageriz, en casa de un amigo, mi ordenador “petao” con su tarjeta de red para cambiar y el cable “capao” ha medido 888.79 mbs de bajada, por encima de lo contratado (800 mbs), y la compañía es Frauditel, los mismos que me dicen que mi ordenador jamás podrá medir más de 100 mbs.


Fibritel en Villageriz.

P. D. 2- Por cierto, si alguien tiene la dirección o el correo de Cuarto Milenio que les escriba, para que vengan a estudiar el comportamiento de mi ordenador “petao” y mi cable “capao”, y cómo puede medir lo imposible. Es que la velocidad de mi conexión no me lo permite. Acordaros que no puedo pasar de 100 mbs. Paradojas de la tecnología.

 

P. D. 3- Por supuesto que el objetivo de este artículo no es hacer daño a una empresa a la que los clientes les importamos una mierda; pero es que me veo en la obligación de informar a mis vecinos de mis problemas, para intentar evitárselos. El año que viene ya buscaremos compañías más serias que no prometan y que metan. Como debe ser.