Me parece apasionante
el mundo de los símbolos. Comprimir en apenas unos rasgos toda una exposición de
ideas y pensamientos, y perdurar en el tiempo es para mi otro de los misterios
de la humanidad. Qué vemos, para luego qué sentir.
Los anagramas, logotipos,
emoticonos, banderas, grafitis, pines, señales, medallas, caracteres, jeroglíficos,
atributos, insignias, escudos, trofeos… a diario vemos y usamos dibujos,
objetos o relieves que recogen en muy poco espacio gran cantidad de
información, que nos transmiten instantáneamente un importante mensaje. Hay
además tal variedad de sinónimos de símbolos que se suelen confundir para el
concepto que fueron creados.
Descifrar algunos
símbolos es, por parte de algunos, verdadera obsesión. Pero… ¿acaso no fue
también obsesión crearlos y continuar en el tiempo su uso? Se puede tachar de
pura imaginación, la de quienes indagan; y posiblemente fuera (y es) pura
imaginación la de quienes los usan. Cuantas veces la visión de un simple
ideograma nos desconecta de la realidad, y transporta a otra historia, vivida o
imaginada…; ahí está la fuerza de los símbolos.
Ya metidos en el
siglo XXI, en plena era tecnológica, continuamos usando símbolos, algunos me
atrevería a decir que con veneración, otros con auténtico rechazo, la mayoría
(supongo que por abundancia) pasan ignorados y se pierden, y muy pocos resurgen
del olvido por cualquier motivo, o lo que es peor, con el significado cambiado.
Intentaré describir o
descifrar varios objetos con cierta antigüedad que se dejan ver por nuestro
valle de Vidriales en una sucesión de artículos. Me declaro profano en el tema,
solo me guía la ilusión y un absoluto respeto; se agradecerían mejores
explicaciones de quien sepa darlas.
Para comenzar la
primera parte nos vamos a Moratones de Vidriales, a su Iglesia Parroquial
consagrada a Santiago Apóstol. En la misma esquina del muro Este con el Sur,
encontramos un sillar con forma de paralelepípedo rectangular con unas medidas
aproximadas de 35 cm por 45 cm de base, y 34 cm de altura con dos símbolos
grabados en buen estado. Hacia el Este, podemos ver una típica cruz “de
Calvario” con cruces en los brazos, posiblemente parte de un “Via Crucis” que
tuviera el paso en torno a la Iglesia. En el lado Este y centrado, vemos un
disco solar; una sauvástica, por su giro hacia la izquierda, de 12 radios con
un centro cóncavo.
Me resulta difícil
datar ambos símbolos, si bien la cruz de calvario me parece “reciente”, y
sincrética, no diría lo mismo del disco solar, un clásico celta, o como poco
romanizado. Posiblemente sea una pieza extraída de las ruinas de otro monumento,
una estela discoidal relacionada con el rito mortuorio, y utilizada como sillar,
a la que posteriormente y para evitar “malos entendidos”, se “cristianizó” con
la cruz.
El otro símbolo que
quisiera comentar se encuentra en una propiedad particular, y ahí llegó de
otra, del borde de una parcela en la que corría peligro por los trabajos con el
tractor. Parece ser la lápida de un sepulcro, una gran losa pétrea de más de 10
cm de grosor, con un ancho en la cabecera de un metro, por 0,65 cm a los pies, y
1,60 m. de larga. Sobre ella destaca lo que fue el relieve de una figura de tres
brazos, conocida como “pata de oca”.
Largo y tendido se ha
hablado y escrito sobre la “pata de oca” y su relación con los Templarios, con
el camino de Santiago, y el popular juego de la oca. Cárcel, puente, posada,
muerte, laberinto, dados, pozo…, los símbolos del tablero de juego parecen
relacionarse con las situaciones en las que un caminante se puede ver envuelto:
hospitalidad, abandono, pecado, delitos, muerte, desorientación, azar… y un
final dichoso. Y la oca como comodín, un animal que se utiliza desde tiempos
inmemoriales como guardián territorial, que quizás represente la actuación de
los Templarios como guardianes del camino, al proteger las riquezas y dar
seguridad a los peregrinos.
En el camino de
Santiago tenemos referencias a las ocas: el Ganso, en el Bierzo, o la comarca
Montes de Oca, en Burgos. Y también a su “pata” por la forma de la cruz del Cristo de la
Pata de Oca, en Puente la Reina, o el Cristo del Amparo, en Carrión de los Condes, o los relieves en canecillos
de las ermitas de San Amaro o San Bartolomé, por citar algunos ejemplos.
Qué hace un disco
solar (por cierto con una correcta orientación, haciendo honor al nombre) en
Vidriales, puede tener su explicación, por el pasado Ástur y Romano; pero qué
hace una lápida con la “pata de oca” templaria en el pueblo donde aparece
Santiago Apóstol en su Iglesia como Santiago Matamoros presidiendo el altar
mayor, Santiago Peregrino en el pequeño retablo que hay frente a la entrada, y
otro Santiago en el ambón, en una talla que antaño fue parte del altar… ya no
sé que decir.
¿Son o no,
fascinantes los símbolos?
Cruz de Calvario.
Disco solar.
Lápida con la "pata de oca".
Detalle.
Santiago Matamoros.
Santiago Peregrino.
Año de construcción de la Iglesia: 1781.