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martes, 28 de marzo de 2023

La vieja de la Chana.

Google Earth. Vista cenital.

Hoy os traigo un acertijo

por si estáis haciendo nada;

los que acepten han perdido,

y el que lo acierte no gana.

 

Empiezo dando las pistas

como en toda adivinanza;

es la senda del obispo,

no está en roma y es romana.

 

Cuenta los años por miles,

del pueblo la más anciana;

viene de lejos sin pies, y

nadie la ha visto descalza.

 

Forma parte de la historia;

con voz extranjera habla

de la lucha por la tierra,

que no es de quien la labra.

 

Escribe como los ángeles

sobre la piel de la Chana

en renglón largo y derecho

que desde el cielo resalta.

 

Adora a los animales,

se le suben por la espalda;

pero tirita de miedo

al ver a los de dos patas.

 

Es una superviviente

del terror de mil batallas;

pasadas las guerras tiene

una sangrante estocada.

 

Sandalias, ruedas y cascos,

dolor, sudor, pico y pala;

dime ya por quien pregunto,

y por qué está amenazada.


-----ETJ-----


Como veo que alguien duda

añadiré una posdata:

da nombre al pueblo, y empieza

con "cal" y termina en "Braga".


 

sábado, 25 de marzo de 2023

A vueltas con la calzada

 

Indicador en el pueblo.

Mira que es difícil, pero me he quedado sin palabras. Pasa de la docena de veces que este escrito ha terminado en la papelera al poco de empezar. Mi diccionario Espasa de sinónimos tampoco me ayuda mucho; no encuentro forma de presentar y describir algo que se adecúe a mis sentimientos. Mira que es difícil…


Indicador en la carretera.

Quizás la forma de calificar tanto agravio sea una palabra no inventada, que por supuesto termine en el sufijo “cidio”. Porque lo que quiero y no puedo contar es cómo describir una guerra, y esta vez declarada al patrimonio. Una invasión en toda regla de maquinaria pesada contra el inofensivo camino que es motivo y nombre de mi pueblo natal: una calzada romana y Calzada de la Valdería.


Infografía en el monte.

A nadie se le escapa, en plena era del acceso a la cultura, al conocimiento, o a donde corresponda preguntar, que si no es por auténtica fuerza mayor, hay sitios y cosas que, aunque estemos hartos de verlas, o nos parezcan verdaderas ruinas no se deben de tocar. Primero por sentido común, y segundo por ley. Y mucho menos si el ataque parte de un ayuntamiento, conocedor de la situación de una vía histórica que con su permiso se ha señalizado y estudiado. Quien tiene obligación de conservar, la ha mandado dañar irreparablemente. Es el caso del bombero pirómano metido a caminero.

 

Zona de extracción de gravas.

Otra colleja merece el maquinista. Porque ya de niños nos decían que “¿si fulanito te manda tirarte a un pozo te tiras?”. Luego nos quejamos que para trabajar con ciertas máquinas nos exijan un cursillo. En movimientos de tierras, si está en juego algo que pueda parecer arqueológico, la orden es parar y dar parte. Parar y dar parte, nada más, ni nada menos. Si el ayuntamiento manda tirar al pozo una calzada romana, un verdadero profesional, que conoce sus deberes, levantará la cuchilla y parará la máquina antes de sacarle las tripas a dos mil años de historia. Porque justo esto ha sucedido. No es que se hayan repasado las cunetas, es que la nueva cuneta en muchos sitios ha partido en dos la milenaria calzada. Es curioso, un viejo camino perfectamente recto ha terminado a lo autovía, como el rastro de una culebra. Qué triste y penoso ha quedado todo; y lo nuevo lo supera.

 

Infografía de las capas.

La calzada pide a gritos intervención, sin ninguna duda. Hace muchos años que la necesita. Pero con herramientas y máquinas manuales en una facendera a la vieja usanza, para cortar las enormes encinas que revientan con sus raíces las raíces del camino. Y desbroce de jaras y urces, para apreciar de cerca y lejos el esplendor de la ingeniería romana. Y de paso nos calentamos, y dejamos que quemar combustibles fósiles, como está de moda. Sobran encinas, y faltan calzadas, en tantos tramos destruidas en un sin sentido, como es el caso, porque no hay ninguna necesidad de esa obra, absolutamente ninguna. Ya casi no se acarrea leña, ni se siembran los arrotos, y los ganados que no quedan nunca necesitaron zahorras y cunetas, sino charcas y praderas. No procede hacer ahora el camino a ningún sitio.

 

Tramo de calzada sin daño.

La calzada necesita imperativamente señalización. Unas rutas de senderismo, que también tienen demanda. Carteles y flechas desde el pueblo. Ahí hay que invertir, y dar a conocer la Vía XVII del Itinerario de Antonino, la calzada del oro Valderiense, que dio salida a las minas a cielo abierto del valle arriba. Una calzada que viene en los mapas como “el camino del obispo”, para que no se nos olvide que viene desde Astorga. Y que termina en Braga, Portugal, lo mismo que la Vía Nova, o Vía XVIII del Itinerario de Antonino, diseñada para hacer lo mismo con las explotaciones auríferas bercianas de las Médulas. Pero por encima del oro, la nuestra es una calzada de conquista, de muerte y sometimiento; de verdad, no son necesarias más heridas, ni siquiera en el terreno.



Corte de la calzada: gravas.

No me gusta el tema, lo mío está en lo creativo y aquí no hay nada más que rascar. Puede que a mucha gente la arqueología le importe un pimiento; pero acabando con el legado de nuestros antepasados de verdad no seremos más inteligentes ni más felices, sino todo lo contrario. Somos poseedores de una gallina de los huevos de oro, y ya le empezamos a meter el cuchillo… de una motoniveladora.

A QUIENES CORRESPONDA, UN POQUITO DE CORDURA, POR FAVOR.


Aproximadamente en rojo, trazado original: ¡ver para creer!.





 

Lugar de interés:

https://www.viasromanas.net/


martes, 21 de marzo de 2023

Soy Pendón.


  
SOY PENDÓN

Yo soy lo que ves, sincero,

no me busques más matices:

de la tierra soy madero

y de telares esmero,

sólo para que me miren.

 

Aunque me ves altanero,

no te burles, soy sensible;

allá donde quieras, puedo

desfilar rozando el cielo,

nunca dejes que me humillen.

 

Iré como enseña al viento,

feliz, sin más directrices,

sácame el máximo juego,

pero líbrame del suelo;

evítame cicatrices.

 

Quiéreme como a tu pueblo

búscame entre sus raíces;

inclíname con respeto

sólo ante el sacro portento,

que para eso me bendices.

 

Uña y carne, pendonero,

cruces o flores, tú eliges;

darle fortaleza al remo

encabezando el sendero:

soy Pendón, y así me hiciste.


-----ETJ-----


P.D. - 21 de marzo, día mundial de la poesía. He aquí mi humilde aporte:
Foto: Jose, de Pendoneros de León. Gracias.

sábado, 28 de enero de 2023

Calzada, y el vado del Éria


Mi admirado Ernest Loewinsohn visitó varias veces Calzada de la Valdería, mi pueblo natal (no me canso de repetirlo). Una de las últimas, si no lo fue, viniendo acompañado entabló conversación con Miguel Martínez “Goma", que en aquel momento estaba al lado de su casa, a la entrada del pueblo bajando de San Félix. Venían buscando información sobre dos interrogantes relacionados entre sí: Una fuente de agua limpia y pura, donde pudieran beber las personas, y cerca de ella el paso de la calzada vadeando el lecho del río, o los indicios de algún puente. Algo que debería estar en esa zona, o quizás más arriba, donde el camino entraba derecho al río, perpendicular a la carretera actual.


Calzada romana al norte del río. 1973.

Calzada romana al sur del pueblo. 1973.

Miguel le habló de cierta fuente, la de Chamarreta, donde antaño las mujeres iban incluso a lavar por lo agradable e intenso de su manantial. Pero no acertó a enseñarle donde vadear el río con seguridad. Lo cierto es que Loewinsohn buscaba el paso más recto desde el tramo del otro lado del río, y su bajada al valle por la Arquilla, a la calzada que cruza el pueblo; sin duda alguna el primer camino elegido para la conquista por el ejército romano. 


La Arquilla. 

Pero ese razonamiento no funcionó esta vez, o al menos no ha quedado constancia. El paso que buscaba estaba casi 350 metros más abajo, en los Pasaderos, el vado del Caño. Cruzaba una zona muy apreciada en Calzada, que va desde el desaparecido molino harinero hasta la tradicional zona recreativa, conocida con un nombre, el Sagral, que invita a conjeturar por su parecido a “sagrado”. Aunque seguramente estemos ante la forma contraída de un fitotopónimo: el Salgueral, o lugar de salgueras. Ahí estaba la calzada, destruida por las nivelaciones para las plantaciones de manzanales del coto; y también las fuentes, dos en lugar de una: la fuente de Ribota y la del Sagral. ¿Tuvo acceso Loewinsohn a los mapas antiguos? Si es así, ¿por qué buscó tan arriba?


Vuelo americano 1973. Vado del Éria.

Es curiosa la progresión en la calidad de los mapas. A principios del siglo XX la Valdería se muestra totalmente carente de detalles; los pueblos aparecen fuera de lugar. De 1915 a 1968 el Instituto Geográfico publica una serie de mapas a escala 1:25.000 con los pueblos bastante bien situados, e infinidad de caminos ondulados, pero sin especificar cuales están bien para transitar, o cuales están a punto de desaparecer. Estos mapas se llamaron catastrones, debido al tipo de papel. Sólo hasta la década de los 80 los mapas no estuvieron al alcance del público en general, con detalles fidedignos y reales.


Mapa anterior a los catastrones.


En los catastrones se ve claramente un camino por medio del Sagral, que vadea el río. También aparece el puente de Calzada, que partía aproximadamente donde la depuradora. Era un puente estrecho, sobre unos caballetes de roble, para el que había una zona acotada para el aprovisionamiento de madera en las reconstrucciones, el “plantío”.

 

Mapa catastrón.

Ampliación cruce del río.

Sagral. Vuelo 1980.

Y llega el momento más placentero de la investigación: escuchar a nuestros mayores y sus memorias. Efectivamente, por los Pasaderos iba el camino que vadeaba el río, para ir a Castro, al tejar, al Barrio, al molino Maragato, al “Monte el Río”… Son tantos los recuerdos que el vado aparece nítido en sus relatos, sólo interrumpido tras las copiosas crecidas del invierno. Los de mi edad todavía lo recordarán justo por debajo de “la Pocina”, un lugar muy visitado para el baño.


Bajada por la Arquilla.


 Es encomiable el nivel histórico-cultural en la baja Valdería. Todo un museo arqueológico y etnográfico en Castrocalbón. Montones de investigaciones y publicaciones de Don Anín; la revista Fontiñea; libros de alto nivel, como “La Valdería en la historia”, de Argimiro Turrado o “El secreto del palacio”, de Saul Cenador; gente autodidacta con descubrimientos incluidos, como Dori y el dolmen de Ayoó, y una larga lista de gente desinteresada que lee, patea, comenta… son la combinación perfecta para el debate, algunas veces más encendido que otras. No es la primera vez, y me consta que no será la última, que el cruce del Éria por la calzada romana salta a la palestra. Y no hay consenso. Mi postura es el resumen de este artículo: una cosa es que haya, o hubiera un vado en el río, y otra que debido a las riadas se pudiera pasar. Pero esto desde tiempos de los romanos. No me cabe duda que para seguir utilizando la calzada se buscase el paso cientos de metros por arriba o por abajo del vado primigenio. Y este vado original, por pura lógica es el camino más corto entre la Arquilla y el Sagral.

  

Calzada en la Arquilla.


Vista del pueblo desde la Arquilla.

El emperador Augusto abrió las puertas del templo de Jano en señal de guerra total para venir en persona a someter de una vez por todas los últimos indígenas rebeldes, los ástures y cántabros. Era la cuarta vez que Jano, nuestro enero del calendario, iba a interceder para que Roma resultase vencedora. En la última batalla de todas, en el 25 a. de C. contra los ástures, por las puertas abiertas del templo se coló la traición de un pueblo ástur, los Brigaecinos (Fuentes de Ropel), que alertaron a los romanos de los planes de sus vecinos, basculando la balanza bélica a favor de Jano. Cuando Augusto quedó “a gusto”, valga la tontería, volvió a Roma y cerró de nuevo aquellas mágicas puertas. Pero se ve que abrió las de otro diosecillo: el Espíritu de la Contraria, patrono del debate; porque, entre otras cuestiones, aquí seguimos discutiendo por dónde pudieron cruzar el Éria las tropas de conquista.

Salud, y al lío. O al río, según se mire.



sábado, 14 de enero de 2023

Calzada ¿y campamento?.

 

Calzada de la Valdería.


En la década de los sesenta, el paraje conocido como La Chana de Castrocalbón comenzó su andadura por la enigmática senda de la arqueología a raíz de un innovador y casi milagroso método de detección de estructuras que no precisa de patear el terreno; por tanto, totalmente ajeno a las condiciones climatológicas o de accesibilidad. Allí, donde los lugareños recuerdan una maravillosa fontana de bullicioso y fresco manantial en medio del árido campo cereal, hoy robado por el monte de encinas y jaras, Ernest Loewinsohn Robles († 9 marzo 2013) desde un lugar remoto localizó 3 campamentos romanos y lo que parece ser una torre de vigilancia. Este ilustre ingeniero de caminos alemán, casado con una astorgana, por pura afición dedicó gran parte de su tiempo a visualizar fotogramas de los vuelos fotogramétricos que la Army Map Service realizó por todo el territorio español. El objetivo de Ernest en la Valdería no era otro que definir el trazado de la vía XVII de Antonino, con el premio de pasar con letras grandes a la historia, y ser mencionado en gran parte de los trabajos sobre el tema.

 

El conjunto arqueológico de La Chana ha llamado la atención de muchos estudiosos y aficionados a la arqueología, concretamente por prospección aérea, siendo ejemplo para otros lugares, como en el cercano valle de Vidriales en los campamentos de Petavonium, donde las fotos aéreas también tienen mucho que contar.

 

Son sin duda fotogramas espectaculares, de gran valor histórico, etnográfico, arqueológico y de no sé cuantos adjetivos que terminan en “ico”. Una pequeña droga visual que engancha e invita al descubrimiento y a la meditación. Es muy de agradecer al Instituto Geográfico Nacional la digitalización de los fotogramas y su visualizador por internet, con la comodidad de copia, recorte, ampliación, medición y otras muchas herramientas que se pueden manejar con el ordenador; algo que Ernest no tuvo tan fácil, por lo que su descubrimiento tiene un extra de valor.

 

La Fototeca Digital es una herramienta que también consume mis horas, y que la he exprimido para, con acierto o sin él, situar lo que por estrategia o necesidad parecen 3 nuevos campamentos romanos; en Ayoó, San Pedro de la Viña y Bercianos de Vidriales. Este artículo servirá para proponer un cuarto campamento, en un lugar que si me equivoco no debería estar muy lejos, porque tuvo que ser totalmente necesario.


Paso original del río por la calzada.

El cruce del caprichoso río Éria por la mencionada calzada romana en el actual pueblo de Calzada de la Valdería, como casi todo lo romano, no fue casual. Cuando los recursos son limitados hay que agudizar hasta el último de los detalles. Y en las inmediaciones de Calzada se observan 2 cauces antiguos del río, conocidos como “el Pozo” y “el Caño”, amén del propio río Éria. Esto parece indicar que hace dos milenios las aguas se repartían por al menos dos cauces, siendo más fácil vadear o construir algún puente sobre el río en esta comarca de gran valor estratégico y logístico, lo primero por lo peligroso y abundante pueblo ástur, y lo segundo por el transporte del oro Valderiense y Berciano. El paso del río no estuvo en el mismo sitio; dependiendo de las riadas se podría hacer en unas zonas u otras. He señalado el tramo por “los pasaderos”, porque me parece uno de los primeros, el de la calzada de la conquista.


Por tanto, muy cerca de la calzada y del río, sin duda alguna, debió de levantarse un campamento romano para controlar el paso y a la vez resguardarse en lugar seguro, como era norma en el disciplinado ejército que sometió hasta el último rincón empleando su avanzada táctica y pericia. Además, el tamaño del campamento debería ser mediano, para albergar propios y allegados, y contar con canalizaciones que inunden los fosos perimetrales para facilitar el consumo de agua y complicar el posible asalto por contingentes hostiles. Con estas premisas, y la inestimable ayuda de los fotogramas propongo:

Plano general de Calzada de la Valdería.

Lado sur. Verano Vuelo americano 1967-68.

Esquina redondeada lado norte. Verano 1967-68.


Señales en el terreno.

Al sur del pueblo, a una distancia prudencial de la espesura que bordea el río y cruzado por la calzada romana como los de Petavonium, parece distinguirse una estructura rectangular muy clara en el lado oeste y sur, pero con marcas débiles en el norte y este, debido a los edificios y a las intensas labores agrícolas. Siguiendo el ejemplo de Petavonium, un canal podría haber inundado el foso norte tomando las aguas del “Caño” y otro el foso sur desde aguas de lluvia o manantiales de debajo de la “Marcilla” (el Reguerón)

Canales de abastecimiento


He consultado todos los vuelos disponibles y el que más señales aporta es el Interministerial del 1973-1986, el fotograma 13, sobre el que he hecho mediciones aproximadas con la aplicación del visualizador. La forma es rectangular, con una largura aproximada de 280 metros por 170 metros de anchura, lo que hacen cerca de 5 hectáreas. La orientación con los puntos cardinales es asombrosa, como se puede comprobar por el paralelismo del campamento con las fotos, correctamente orientadas según cartografía; lo mismo que dos de los campamentos de la Chana, que también comparten dicha alineación Norte – Sur en los lados mayores. Como detalle especial, el perímetro en algunos puntos aparece doble, ¿había doble foso, o en su día sufrió una ampliación?


Perímetro del campamento

Este campamento pudo ser del tipo “castra hiberna”, habitualmente destinados a vigilancia y protección de fronteras, o como es el caso, el paso de un río. Sería construido con materiales menos duraderos que los “castra stativa” cuyo ejemplo tenemos el del Ala II Flavia en Petavonium. Sabemos que bajo las órdenes del Legado de Lusitania Publio Carisio, azote de los ástures y comandante la X Gemina (Rosinos de Vidriales) y la VI Victrix (¿Bercianos de Vidriales?), estuvo también el mando de la Cohors IV Gallorum, unidad auxiliar reclutada en la Galia. La pregunta es evidente: ¿pudo ser éste el campamento que luego daría nombre a Castrocalbón por su estancia en la zona?


Dobles señales, paralelas.


Para finalizar, quiero compartir un error de bulto a la hora de buscar viejas señales. Calzada de la Valdería fue muchas veces mi objetivo con el visualizador de fotogramas en primer lugar porque es mi pueblo natal, y a quién no le tira conocer como era su pueblo en el pasado. Pero también por mi pasión por indagar en ese cruel espacio de tiempo entre la llegada de los romanos y el sometimiento de los pueblos indígenas, en el entorno de la arteria principal que desangró la comarca, la Vía XVII de Antonino. Y el error está en buscar en lo más antiguo porque debería haber más “señales”. Vemos que no, que en las 3 series de vuelos americanos (del 1945 al 1968) este campamento pasa bastante desapercibido. No ocurre lo mismo en el vuelo Interministerial del 1973 al 1986, donde por razones de calidad, humedad, vegetación… o suerte, parece bastante evidente. No me cabe duda que la zona ha sido repasada miles de veces, hasta por el mismo Loewinsohn; quizás hasta hoy todos hayamos pecado con el mismo error.

 


Ojalá mi aporte sirva para añadir un poco mas de luz a la historia. Porque todo lo que somos y vemos es producto de la Historia, y no hay nada como una buena iluminación a la hora de contarla. Así, cuando alguien pregunte por Calzada de la Valdería, podremos comenzar por un lejano cuarto de siglo antes de nuestra era, cuando el ejército romano cruzó el Éria y acampó en la vega Valderiense, y como era costumbre a su alrededor se establecieron los primeros civiles en toscas cánnabas…

 

P.D.- Para agrandar las imágenes hacer click sobre ellas.



sábado, 17 de diciembre de 2022

La fibra y el fraude.


Me encantan los refranes. Son la sabiduría popular hecha frases cortas, claras y concisas. Hay miles, válidos tanto para nuevo, como para roto o descosido.

 

Hoy, con perdón, quiero aplicar un refrán de origen sexual, muy recurrido también en el campo político; donde persigue el mismo objetivo de acceder mediante engaño a donde no se llegaría de otra forma:

 

“Prometo hasta que (la) meto, y una vez metido, se acabó lo prometido”

 

Este refrán viene a cuento tras mi experiencia con la fibra (y no es cuento), esa maravilla de pelillos transparentes que como por arte de magia transmiten mejor los datos que por otro sistema conocido. Pues eso, que inexplicablemente el servicio ha llegado a nuestros pueblos, cada vez mas envejecidos, abandonados, olvidados, aislados… pero que pueden estar superconectados virtualmente con el mundo mundial. Vamos, que se quema una casa, o se pone alguien enfermo y el aviso llega en nanosegundos, aunque el remedio tardará una hora; eso sí, mientras tanto podremos distraernos, comprar, leer, o mil cosas a velocidad ultrarrápida. La casa se quema, el enfermo se muere, pero la velocidad en una pasada. ¿Os acordáis del otro refrán que decía “la cura va bien, pero el ojo lo pierde”? Pues eso.

 

Sinceramente tengo que reconocer que en Ayoó de Vidriales tenemos un más que aceptable servicio de telefonía de Movistar y sus filiales, amén de acceso a internet. No ocurre lo mismo con otras compañías, que “sólo” están a oscuras; dicho de otro modo, la calidad no es buena ni mala, es nula. Los profesionales o turistas que vengan con estas compañías se las ven y se las desean para usar su móvil en el pueblo.

 

Pero llegó la fibra. Prometieron velocidades de vértigo, calidades sólo soñadas, y “metieron”. Primero por los caminos de concentración, y lo digo sin rodeos, no como los que han dado para llegar a Ayoó, a 200 metros del pueblo hacer un bucle hacia atrás por otro camino, llegar a Congosta y desde allí bajar a Carracedo. ¿Les regalan los cables? ¿No será que pasan la factura por kilómetros enterrados? Después metieron en nuestras casas, y cambiamos sin probar…

 

Yo fui el primero del pueblo en contratar la fibra. Por la sencilla razón que pienso que hay ya demasiada radiofrecuencia en el aire. Puede que sea inocua, o tal vez no. Tantas radios, televisiones, móviles, “guifis”… se pisan y necesitan filtros; la señal luminosa me parece menos dañina. Y hay que estar al día, ¿no? Aunque el efecto estético de tanto cable por nuestras fachadas me parece tercermundista. Al menos, me consuela saber que en caso de terremoto, como todas las casas están amarradas unas a otras, o cae todo el pueblo a la vez o no habrá daños estructurales.

 

Al principio… bien. Al mes, en mi caso a ratos no cargaban los mensajes de WhatsApp. O sea, que una vez metido, se acabó lo prometido. Cuatro veces ha venido el técnico a mi casa, a revisar y poner a punto lo que nunca ha fallado. (No tengo más que palabras de halago para los dos instaladores, unos currantes. Gracias) Escribo sus propias palabras: esto está bien, el fallo está “allá”. La medición de velocidad no llega a 100 mbs. Ojo, la promesa eran 800 mbs.

 

Un informático, después de la gestión de otra profesional como la copa de un pino, se puso en contacto conmigo. Me pidió monitorizar mi ordenador por control remoto, y por supuesto accedí. Entonces comenzaron a aparecer fallos: mi cable estaba “capado” a 100 mbs. Mi ordenador estaba peor, totalmente “petado”, y con una tarjeta de red para cambiar, ya que no pasa de 100 mbs. ¿Cómo iba a tener velocidades por encima de 100 mbs.?

Son razones que convencen. Y el tío más ancho que un tren “atravesao”. Pero no me pudo explicar cómo mi cable capado, mi ordenador petado y mi tarjeta de red para cambiar, en Santibáñez de Vidriales, con otras compañías, me da entre 500 y 700 de velocidad. Al igual que en San Pedro de la Viña. O Fuente Encalada. El mismo ordenador y el mismo cable, con la misma batería. Por cierto, el cable que uso es el que viene de serie con el rúter, el que debería ir a máxima velocidad, adaptado al equipo que instalan con la fibra. La explicación que encuentro a este enigma es que en Santibáñez medí en el bar Latino, en San Pedro en el bar Síntesis, y en Fuente Encalada en el bar municipal; y claro, ahí todos, incluido mi ordenador, vamos a otra velocidad. Si es que el bar nos cambia la vida.

  


Bar Latino. Santibáñez de Vidriales. MasMóvil.


Bar Síntesis. San Pedro de la Viña. Movistar.

 

Bar Municipal. Fuente Encalada. Adamo.

Este martes, cansado y aburrido, llamé a atención al cliente y en vista que sigo con el problema, les di un ultimátum: el viernes a la noche si seguía igual desconectaría sus aparatos, porque la luz la pago yo, y publicaría este artículo de denuncia. Y aquí estoy.


Que la fibra es genial no hay duda, pero la gestión de la empresa que ha instalado Ayoó es muy deficiente. No sólo en mi casa, en otras 3 sé que pasa lo mismo. Por cierto, iba a decir que el nombre de la empresa es Fibritel, pero no lo digo, no vaya a ser que encima les haga publicidad. Diré FRAUDITEL, y así quien quiera entender que entienda.

 

P. D.- En Villageriz, en casa de un amigo, mi ordenador “petao” con su tarjeta de red para cambiar y el cable “capao” ha medido 888.79 mbs de bajada, por encima de lo contratado (800 mbs), y la compañía es Frauditel, los mismos que me dicen que mi ordenador jamás podrá medir más de 100 mbs.


Fibritel en Villageriz.

P. D. 2- Por cierto, si alguien tiene la dirección o el correo de Cuarto Milenio que les escriba, para que vengan a estudiar el comportamiento de mi ordenador “petao” y mi cable “capao”, y cómo puede medir lo imposible. Es que la velocidad de mi conexión no me lo permite. Acordaros que no puedo pasar de 100 mbs. Paradojas de la tecnología.

 

P. D. 3- Por supuesto que el objetivo de este artículo no es hacer daño a una empresa a la que los clientes les importamos una mierda; pero es que me veo en la obligación de informar a mis vecinos de mis problemas, para intentar evitárselos. El año que viene ya buscaremos compañías más serias que no prometan y que metan. Como debe ser.



domingo, 24 de julio de 2022

Maldito seas, pirómano.

 


Humo que viene de lejos,

que alguien nos diga dónde es:

el fuego avanza en el monte

verde que ves y ya no ves.

 

De horror se visten los rostros,

lágrimas que erizan la piel;

la nada viene de pronto

con nada nos paga después

 

El fuego rodea el pueblo,

dicen: “poco se puede hacer”,

coje tus cosas y vete;

hay veces que es mejor no ver.

 

Ya son bastantes los rayos

y los descuidos que atender,

para que tú, mala bestia,

quemes más sin desfallecer.

 

Maldito seas por siempre,

monstruo que le gusta prender,

baboso que deja un rastro

de a saber que negro interés.

 

Pirómano cobarde, que el

legado que te vio nacer

lo has reducido a cenizas;

es lo que debes merecer.

 

 

A ti, solo te deseo,

si en el fuego sientes placer,

tropieces, y en tu última obra

nadie te pueda socorrer.

 

----------ETJ----------