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miércoles, 25 de marzo de 2020

Aquel 25 de Marzo de 1878...


Hoy es 25 de marzo del año 2020 después de Cristo. Una fecha a tener en cuenta en Ayoó de Vidriales por varios motivos:

El primero porque hasta el 24 de febrero de 1582 tal día como hoy era año nuevo. Fue el Papa Gregorio XIII en su bula Inter Gravissimas quien restauró que sería el 1 de enero el principio de los años, con gran oposición en muchos estamentos mundiales de la época. En Inglaterra, por ejemplo, rebelados contra la autoridad papal, siguieron celebrando año nuevo el 25 de marzo hasta 1752.

El segundo porque hasta la mencionada bula papal la primavera, palabra que significa “primera estación”, comenzaba el 25 de marzo, porque así lo decidió Julio César para su calendario juliano, asesorado por Sosígenes, sabio astrónomo egipcio. Y todos sabemos de la importancia del comienzo de la primavera, en una sociedad tan vinculada a la agricultura y ganadería, como la vidrialesa.

El tercero por festividad. Hasta hace pocos años, el 25 de marzo se celebraba la Anunciación de la Virgen María, una de las más antiguas del santoral; según las sagradas escrituras, el ángel Gabriel se aparece a María para decirle que es la elegida para encarnar a Dios. Entre esta fecha y el 25 de diciembre, el nacimiento de ése Dios hay 9 meses, un embarazo. Todos sabemos del arraigo de la devoción a la Virgen en España, y más concretamente en nuestro valle; la iglesia de Ayoó, por ejemplo, es una exposición de imágenes suyas, con 9 advocaciones. Por ser fiesta cambiaba completamente el día: por la mañana había misa, así que únicamente se hacían las tareas obligatorias, como atender al ganado y hacer acopio de su alimento, acarrear agua y leña, limpiar la casa, ir a la cueva por vino, etc, para luego asearse y participar en esa reunión social que siempre fue la iglesia, con posible concejo incluido a la salida. La comida era también especial; para estos días se reservaban las mejores viandas. Por la tarde algún juego, como la calva, o reuniones en los lugares de costumbre, como en las cuevas al atardecer. Y quién sabe si no se animaría la cosa y acabara el día en baile, al son de cualquier lata, una pandereta, o en el mejor de los casos, caja y dulzaina.

Y el cuarto motivo, y más importante, por el aniversario del que quizás sea el episodio más triste en la historia del pueblo, el incendio que destruyó más de la mitad de sus viviendas. Ya en otro artículo, comenté que en el Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones en Ultramar, publicado en 1847, Pascual Madoz contabilizó en Ayoó 62 casas con tejados de urz, con 56 vecinos y 221 habitantes; y 31 años más tarde el incendio del 25 de marzo de 1878 devoró 44 casas, de ellas 33 habitadas. Un desastre muy difícil de imaginar.

Debido a la gravedad de la situación se solicitó al gobierno del rey Alfonso XII recursos del Fondo de Calamidades para ayudar a las familias ayoínas que lo perdieron prácticamente todo. La hemeroteca (para mí complicada de consultar) nos recuerda la primera ayuda que se recibió, y con ella un agradecimiento: “Que se den las gracias al Diputado Sr. Ceballos por el celo que ha desplegado en el reparto de 2000 pesetas concedidas por la Diputación al pueblo de Ayoó, por el incendio ocurrido en aquel el 25 de marzo último”. Era el 25 de noviembre, exactamente 8 meses después.

No dudo que aquella ayuda no hiciera algún bien entre los pobres ayoínos. Pero fue a todas luces insuficiente y tardía. En el Boletín Oficial de Zamora, a escasos renglones de ésta noticia, podemos conocer el sueldo de un “auxiliar de almacén de tercera clase”: 912,59 pesetas al año, unas 76 pesetas al mes. Si con el sueldo anual de dos obreros de baja categoría pretendieron reponer todos los enseres, ganado y herramientas quemadas, y reconstruir las 33 casas habitadas destruidas, aunque siguieran techándolas con urces, se quedaron cortos, inmensamente cortos; porque tocaron únicamente, si el reparto fue por casa, a 60 pesetas con 60 céntimos.

Por tanto hubo una segunda petición. O al menos una segunda petición a la que hicieron caso. Fue el 4 de abril de 1883, y nos muestra la nefasta gestión política que ignoró por completo la llamada de auxilio. El Boletín Oficial de Zamora nos dice qué ocurrió en la sesión de la Diputación Provincial de aquel día. “Abierta bajo la presidencia de D. José Rodriguez, con asistencia de los Sres Luis, Andrade, Cid (D. Domingo), Román (D. Felipe), Pérez (D. Esteban), Maroto, Solalinde, Cid (D. Fabriciano), Avedillo, Román (D. Alonso), Nerpell, Jambrina, Lopez Arcilla y Ruiz Zorrilla… ”, o sea, cinco años después del incendio esta pandilla de “señores” “Acordó desestimar una solicitud en que el Ayuntamiento de Ayoó pide un socorro para varias familias de aquel pueblo sumidas en la pobreza, por un incendio ocurrido en el mismo”. Cinco años y la respuesta es el abandono. Me imagino la indignación general cuando el alcalde, Gabriel Quiroga, leyera el Boletín y trasladara la noticia al pueblo, seguramente reunido en concejo, como se solía hacer.

Mucha prensa nacional compartió la noticia por su espectacularidad; pero también hubo algún periodista, del que me guardo los calificativos, que se mofó de las víctimas del incendio. Pretendiendo ser gracioso escribió, en su apartado “el vigía” del Diario de Córdoba: “En Ayoó de Vidriales – niña incauta fue á incendiar – cerca de cincuenta casas… - Otras hay que incendian mas.”

No he encontrado ningún dato más, aunque quizás lo haya; como dije, me resulta difícil consultar la hemeroteca. El pueblo se reconstruyó, claro que sí, con Diputación y sin Diputación. Me imagino la solidaridad vidrialesa con los afectados, con las carreterías o carrúnias que recuerdan los de mayor edad para hacer acopio de piedra y madera con las que levantar nuevas viviendas, o compartiendo animales de tiro para labrar la tierra, otra costumbre que también hace poco que se realizaba. Ni que decir lo de compartir alimentos en temporada de abundancia o escasez, o lo de juntarse en grupos para realizar tareas comunales o particulares. Maravillosas rutinas que han pervivido hasta no hace tantos años que sirvieron, sin duda, para sacar este pueblo adelante.

Recortes de periódicos y del Boletín Oficial de Zamora:






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