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sábado, 29 de enero de 2011

Los tejados de ripia y teja árabe



Es conocido y notorio el efecto “cueva” de las casas antiguas, templadas en invierno y frescas en verano. Dicho de otro modo, mantienen constante su temperatura interior, al margen de las inclemencias del tiempo. Varios son los motivos: ventanas y puertas escasas y pequeñas, techos bajos y suelo semienterrado o poco rellenado, anchas paredes de piedra o tapia que aíslan perfectamente del exterior y que además almacenan la temperatura ofreciendo un clima constante, y tejados de ripia y teja árabe, entre otros motivos. Éstos últimos, los tejados, sobre todo los de más de 100 años, se mantienen indemnes si se ha tenido la precaución de recorrerlos, que así se llama la acción de limpiarlos y quitarle las goteras, cada media docena de años. Con asombro se suele descubrir al escombrarlos que las puntas o los clavos para unir las maderas que conforman su estructura son pocos o nulos. La mayor parte son ingeniosas uniones de madera con madera, y en el resto retorcidos encaños de pajas de centeno sin semilla, enriados para permitir flexibilidad, manteniendo sus cualidades en el tiempo.



Sobre la estructura de madera de las cerchas o burros y correas o tercias se colocaban las latas, (que nada tienen que ver con las conservas), que son delgadas ramas, generalmente de pino, colocadas siguiendo la inclinación del tejado desde el cumbrero, o tercia que divide las aguas del tejado, al alero, donde éste voladizo evita que el agua se vierta encima de la pared. Por cierto, las latas generalmente eran adquiridas en la Cabrera, transportadas con carros, o bien eran los mismos vendedores los que se desplazaban a los mercados con ellas, como a los anuales del campo de Rosinos o de las ferias de Santibañez. Encima de las latas extendían una capa de varios centímetros de ramas de jara, o más raramente urz, llamada ripia, y ya sobre ésta, asentadas con barro, las tejas. Hay un método, muy poco usado por inestabilidad, de colocación de tejas, la teja vana, o “a teja seca”, en el que se prescinde del barro. Las tejas son piezas acanaladas, algo más estrechas en un extremo que en el otro, deben de ser compactas, sin caliches, y no deben absorber mucha agua. Al golpearlas su sonido tiene que ser metálico y su color rojo oscuro como señal de buena cocción.



Hay tres tipos: canales o camas, cobijas o caballetes y limas. La diferencia es la curvatura, hecha a mano teja por teja, para favorecer la unión con la siguiente. Las camas tienen el lomo ligeramente aplastado y los caballetes arqueado. Las limas son sólo tejas mas grandes para permitir mas caudal. La colocación de las tejas se efectúa de abajo a arriba, y a poder ser de izquierda a derecha. Primero se asienta una fila de camas, con la concavidad hacia arriba, tapando cada una la tercera parte de la de abajo. Luego una segunda fila, y en el alero, entre las dos, una media teja partida longitudinalmente, lo que se llama la boquilla. Se rellena el espacio que queda entre las filas con trozos de madera o teja y extendiendo encima una capa de barro de asientan los caballetes, y así sucesivamente el resto de tejado. Una vez cubiertas de tejas todas las pendientes se procede a colocar el remate, una última fila de tejas caballetes, las más grandes de la hornada, uniendo ambos lados: el cerral. Y a las puntas de esta fila se solía colocar un trozo de teja de 5 ó 6 cm apuntando al cielo. En el argot tiene varios nombres: pajarera, por la tendencia de estas aves de posarse encima, o también gallo, quizás por la similitud con la parte delantera, el pecho, de este animal. Para terminar, algunas curiosidades. Las tejas se compraban por carros, no por unidades, aunque cada carro constara de 333 tejas (tres carros, más una teja, mil tejas). En el tejar, era corriente probar su dureza, no olvidemos que están hechas artesanalmente y cocidas en rudimentarios hornos de leña. Para ello se coloca la teja boca arriba en el suelo, en un lugar libre de piedras, y una persona normal se puede subir encima con un pié en cada ala. La teja que está bien cocida no sólo tiene que soportar el peso, si no que debe de permitir el balanceo sin romperse. Las tejas más famosas por su calidad eran, y son, las de los tejares de Quintana y Congosto, pueblo leonés del valle de Jamuz.
Uf, que lío, a lo mejor me he pasado con mi clase de albañilería. El caso es que siento especial predilección por este material de construcción hoy totalmente abandonado y en desuso. Junto con otras actividades, como las agrícolas o ganaderas, los tejados han cambiado, las paredes ya no son las mismas y los pueblos en su conjunto son un feo batiburrillo, muy lejos de aquella estampa de avenencia y armonía, perdiendo irremediablemente sus señas de identidad. Es lo que hay.


http://eltijoaquin.blogspot.com.es/2013/06/reparacion-con-tejas-arabes.html

5 comentarios:

  1. Hola, buenos dias.
    ¿podrias decirme como andar sobre este tipo de tejados sin romper las tejas?
    Tengo que reparar, y poner unas tejas arabes nuevas.
    Gracias.

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  2. Perdona ni tardanza en contestar, es que llevamos tres días con problemas con internet.
    La teja árabe, la antigua, sabes que es artesana, hecha a mano y cocida casi rudimentariamente. Esto quiere decir que la calidad de algunas "hornadas", o de algunas cerámicas, no es del todo satisfactoria. Por eso en la reparación de algunos tejados se rompen más tejas de lo normal, suba quien suba. Pero si existen unas normas básicas: en primer lugar el tejado debe estar completamente seco, con humedad las tejas rompen más fácil. En segundo lugar se debe de usar calzado flexible, y pisar repartiendo el peso, nunca bruscamente. En tercer lugar observar el color de las tejas, cuanto más rojizas mejor cocción; y por último pisar sobre las tejas de dos hileras, en los "caballetes", nunca en las "camas", que aunque rompen peor, se sustituyen provocando daños importantes. Un último consejo, si tienes que trasportar materiales, por ejemplo una caldereta, conviene posarla para avanzar, como es lógico; cuanto menos peso, mejor. Nada más, suerte en tu reparación. Un saludo.

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  3. como limpiarlas de hierba que saale

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  4. Me gustaría saber el sentido que tiene superponer las tablas de ripia,(una tabla montada sobre la otra uno o dos centímetros)

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    Respuestas
    1. Hola Ovidio. Pues se superponían porque se dieron cuenta que el tejado completo "resbala" por la ripia de tabla, algo que no sucedía con la ripia de leña. Esa superposición hace trabazón con el barro y así evitaban el corrimiento en dirección hacia la pendiente. Es un efecto que se nota en la primera teja de al lado del cumbrero, que cada vez queda más "escasa", y hace una pequeña gotera; y en el alero, visto desde el suelo, cuando se ve perfectamente la superficie plana en el barro de las primeras tejas y éstas salidas. O si hay canalón, que las tejas acaban tocando en el lado opuesto, o incluso doblándolo hacia afuera. Otra ventaja de la superposición es la menor cantidad de rendijas por donde cae polvo a los falsos techos.
      Un saludo.

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