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lunes, 2 de mayo de 2016

Excursión pendonera a Palencia; rosas y espinas.




Tengo que reconocerlo. Llevaba un tiempo comentando con mi gente (si venía a colación, y si no también) la excursión a Palencia del pasado domingo 24 de abril. Una visita en la que no íbamos a pasar desapercibidos, pues acompañábamos a unos leoneses altos y bien vestidos que vayan donde vayan llaman la atención: los Pendones. La organización, como siempre al gusto de la gente que se desplazó de una comarca tan amplia, estuvo compartida a tres bandas: la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Palencia, la Asociación del Pendón de poza de la Vega, y la Asociación Cultural Pendoneros Virgen del Castro; con el apoyo, hay que decirlo, de la Diputación de Palencia y de los incondicionales Pendoneros de León.

La excusa, y a la vez el motivo del evento, fue el homenaje a Victorio Macho en el cincuenta aniversario de su fallecimiento, con la subida al Cristo del Otero, una de sus muchas obras. Es una impresionante mole de cemento de más de 20 metros de altura que representa el Sagrado Corazón de Jesús, y el símbolo apreciado de los palentinos. Se irguió en 1931, en lo más alto del Otero, un altozano desde donde se divisa y Él parece bendecir buena parte de la ciudad. A los pies del Cristo se encuentra la ermita de Santa María del Otero, un pequeño museo con vida y algunos trabajos del escultor, y para dejar constancia del apego a su tierra y a su gran obra, su sepultura por deseo propio. Un conjunto que yo describiría con las dos palabras famosas de Jesulín: Im-Presionante.

Como siempre, me lié al contar gente y Pendones participantes, dicen que 350 de unos y 40 de los otros. Para mi, de éstos últimos no importa tanto cantidad como calidad, cada cual aporta al desfile lo que tiene; es mi forma de no distinguir entre Pendón y Pendoneta, y hacer un gran saco con todos los participantes. La verdad es que pude acariciar sedas del año catapún, algunas rasgadas, en varas de corta estatura pero alto valor de la zona palentina. Eso también tiene su enjundia. El recuento de grupos, también según dicen, estuvo repartido en 15 de Palencia, 15 de León, y uno de Zamora, el nuestro del Valle de Vidriales. Y como siempre, recordar los buenos pendoneros venidos de otros pueblos, entusiastas seguidores que no dudan en ayudar al más débil (sin que se note) para conseguir desfilar con armonía y elegancia; éste es el espíritu pendonero.

Para la comida, como suele suceder varias veces, se puso en marcha el “hormiguero”. En un ir y venir, y santiamén, se montaron mesas, sillas, y sirvieron bandejas con orden militar en un improvisado autoservicio. De la misma forma se recogió todo al marchar, no es poco contar con una zona limpia y sombreada como para dejar algún trabajo a mayores de la cuenta. Una suculenta paella (muy bien por las cocineras) y de nuevo a los autocares. Hay que agradecer también a la Policía Municipal su ayuda a la hora de movernos por la ciudad con el camión de las varas y los autobuses; esta vez nos llevaron a la Plaza Mayor, para vestir de nuevo las varas y desfilar por la calle Mayor Principal hasta un parque, el Salón. Allí músicas, exhibiciones de Pendones, bailes regionales… folklore del guapo, la guinda de un día intensamente satisfactorio. ¿Podremos volver? Me apunto.

Pero parece ser natural que lo bello tenga que venir acompañado de algún pesar, véase las rosas y sus espinas. O compárese con lo sucedido apenas iniciar viaje a Palencia, cuando unos miembros de Tráfico detuvieron e inspeccionaron en la autovía nuestros autobuses. En general no nos pareció mal el hecho, al contrario, es bueno el control por la seguridad de todos. Lo triste y lamentable (todo se acaba sabiendo), es que pudieron actuar porque alguien les avisó diciendo que en nuestro viaje se cometían serias irregularidades. Por supuesto que no, y así quedó demostrado. Para más INRI el, o los denunciantes, parecen estar relacionados con este mundillo del folklore, o eso creen ellos; y no fue más que un intento de sabotaje de un gran día para palentinos, leoneses, y cuantos disfrutaron con la fiesta. Y volveremos, claro que si, y hablo en nombre de todos y de la libertad de movimiento, e iremos donde nos plazca o seamos invitados, sin mayor interés que el de disfrutar y hacer disfrutar de nuestro acervo patrimonial. Parece que esto a alguno le revuelve las tripas, ¿no?... 
pues que sea para mucho rato.










Museo






Ermita



Comida




Desfile




Adios, hasta otra.


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