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domingo, 17 de diciembre de 2023

Peña... y Almena.

 

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El paraje conocido como Peña de San Mamés aparece en los mapas como Peña de Abajo. Los pinos plantados “a zadón” han mantenido unos importantes restos arqueológicos intactos hasta casi nuestros días. Anteriormente, hasta el principio de era y un poco más allá, el acarreo de piedra como material de construcción ya hizo su daño, por otra parte, entendible. El resto fueron labores de caza y pastoreo, con nula huella en el terreno.

 

En estos últimos dos mil y pico años hasta el incendio del 2021, la única maquinaria pesada que hizo trabajos en la Peña fue el bulldozer de los cortafuegos. Como cortafuegos no sirvieron de nada, visto el resultado, pero como pistas para moverse por el pinar siempre fueron de ayuda. Tras el incendio las procesadoras de madera cortaron los pinos quemados en un abrir y cerrar de ojos, una gestión que desde el punto de vista arqueológico debería haberse hecho de otra forma bien distinta. Los responsables lo llevarán en su conciencia.

 

Lugar Sagrado.

Perímetro y detalles.

La Peña de San Mamés es un escenario de guerra. Es el asalto y reducción a cenizas de un pequeño castro indígena, del pueblo ástur y de la tribu Superati. Una lucha encarnizada y a muerte, no nos quepa duda, cuyos vencidos pasaron a ser esclavos de Roma. Don Augusto Quintana Prieto, archivero y escritor, puso nombre al castro prerromano sin conocerlo, traduciendo del latín la palabra “farum” como Lugar Sagrado, al aparecer porque figura como deslinde en un documento real de 1154. Una serie de circunstancias han ido descubriendo poco a poco, siempre por aficionados a la arqueología, un recinto que hace mucho tiempo debería estar inventariado y protegido. Un dolmen, unos restos circulares de viviendas, o un tótem fueron suficientes razones para en la edad media reconocer el lugar como “farum” (Estamos ante un error de copia: es “fanum”, con “n”, no con “r” y significa lugar consagrado o templo en mi diccionario de latín), pero no parecen suficientes para respetarlo en la actualidad como punto de mínimo interés.

 

Bien analizado, el topónimo Peña ya podría indicar el verdadero uso de la parte más elevada del monte. Peña en el diccionario de la RAE significa, en su primera y segunda acepción, “piedra grande sin labrar, según la produce la naturaleza”, o “monte o cerro peñascoso”, respectivamente. La descripción no puede estar más acertada; si algo corona el monte en cuestión son peñas, plena naturaleza. Pero la etimología de “peña” parece indicar otra cosa bien distinta; es una palabra que viene del latín “penna” o “pinna” (las dos formas existen), y significan “pluma o ala”, y también “almena”, nada que ver con la geología. Estos significados tan dispares se han empleado por comparación con las partes más salientes de los edificios; todavía hoy al voladizo de la parte inferior de un tejado, que sirve para desviar de la pared las aguas llovedizas, se denomina “alero”, de “ala”, y en una fortificación, por el parecido a las cumbres de peñas, se denomina “almena” a los prismas que coronan un muro o parapeto a intervalos regulares.

 

Almena.


Perímetro.

Almena viene del latín mina – minae (partes salientes, amenazas), y de ahí derivan eminente o prominente (alto, elevado, que sobresale), mentón (barbilla, parte saliente de la barbilla), y monte (por sobresalir del nivel del terreno). En la naturaleza, como hemos visto, a los salientes rocosos del terreno se pueden llamar peñas, y por comparación, también almenas.



Almena a vista de dron. (Gabi).

Perímetro.
   

A la parte más elevada de la Peña de Abajo, o Peña de San Mamés, podemos llamarle Almena por dos motivos, el primero por lo expuesto, y el segundo porque en cierto modo es una almena, un nuevo recinto con su parapeto rudimentario, pero que cumplía con su objetivo vigilante y defensivo. El incendio del verano de 2021 nos ha dejado a la vista este segundo recinto prerromano. Aparte de muralla para impedir el paso, también es el lugar idóneo para vigilar el valle, ya que desde el Lugar Sagrado queda totalmente fuera de la vista. Por otra parte, también hacía frente y corte a un vetusto camino, que conectaba el castro con los recursos que proporciona el valle, en especial el agua potable de la fuente que se recuperó higienizándola para consumo humano, y dotándola de bebederos para los animales a mediados del siglo pasado, la fuente de San Mamés. Este camino no pasó desapercibido para los estrategas romanos, por ser idóneo para iniciar la conquista y por eso en frente situaron su campamento.


Campamento romano "el Castrillo". Visto desde la Peña.

El Castrillo en el vuelo americano de 1945-46.


Subida a la Peña y detalles.

En los mapas cenitales de Google Maps, en herramientas como el SIGPAC para móviles y en el Google Earth todavía hay pinos, es muy difícil medir superficies o distancias. El Instituto Geográfico Nacional va también retrasado y tampoco podemos usar el LIDAR; que nos daría, con una precisión increíble, la trayectoria de las murallas. Menos mal que el Visor SIGPAC se ha actualizado muy recientemente, y a pesar de la pobre definición he podido calcular entre 8.000 y 8.500 m2 para el Lugar Sagrado, y poco más de 5.000 m2 para la Almena. 


Superficie aproximada Lugar Sagrado: 8.000 m2. (SIGPAC)

Superficie aproximada  Almena: 5.000 m2. (SIGPAC)

Una vez localizado el contorno de los recintos, tenemos la suerte de contar con un avanzado piloto de drones, que nos deja unas fotos espectaculares, en las que se puede apreciar los amontonamientos de piedras, que en su día fueron una tosca muralla. Muchas gracias, Gabi, por tu paciencia y por el montón de veces que te he hecho subir a las peñas. Que la historia nos lo pague.


Gabi y su dron.


Posdata: las murallas de gran parte de los castros del noroeste peninsular tenían una altura entre un metro y metro y medio, no más; lo suficiente para que los defensores escondieran el cuerpo y utilizaran por encima las armas: flechas, piedras, lanzas, etc. Eran parapetos, que etimológicamente significan “proteger el pecho”. Estas estructuras no guardaban líneas rectas ni estaban aplomadas, recordemos que los ástures no labraban la piedra ni tenían conocimientos constructivos. Por si alguien se imagina la muralla de Astorga, la de León, o la de Zamora en la Peña de San Mamés, va a ser que no; pero pocas murallas tan insignificantes opusieron tanta resistencia a uno de los ejércitos más poderosos de la historia.




Mapa de la zona

Detalles: para agrandar clicar encima.

Vivienda de planta circular.

Detalle muralla oeste.

Muralla de la Almena.

Almena a vista de dron. (Gabi).

Detalles de Lugar Sagrado.

Lugar Sagrado desde el oeste. Dron. (Gabi).

Muralla oeste de la Almena.

Muralla oeste a vista de dron. (Gabi).


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