Un viejo proverbio
reza así: “los árboles no dejan ver el bosque”. Cierto, y vamos con un ejemplo:
Una calzada romana
del siglo I a.C. cruza el valle de Vidriales con origen en Astorga y meta en
Braga, Portugal. En la chana de Castrocalbón todavía se puede ver en algunos
tramos intacta, casi como la dejaron los constructores hace más de dos milenios;
en el resto la carretera se superpone en casi la totalidad hasta las afueras de
Santibáñez de Vidriales, donde lo hace un camino de concentración.
Esta vía tiene nombre propio y curioso: la numeración de las rutas romanas que se atribuye a Antonino Augusto Caracalla, parece ser que fue de Eduardo Saavedra en el siglo XIX, quien le asigna a ésta el número XVII del itinerario de Antonino, un anacronismo de libro. Sobre estas vías se señalaban millas y mansiones, siendo visitable un emplazamiento de milla en Fuente Encalada, y lo que se ha recreado de una mansión en Rosinos de Vidriales, un castellum o campamento romano estable.
Este campamento en
realidad no es el original; lo rodea con una superficie cercana a las 18
hectáreas todo un asentamiento para una legión, la Legio X Gemina. Sin duda,
metafóricamente hablando, junto con la calzada son un árbol enorme… que como
veremos no nos ha dejado ver el bosque.
Son varios los
historiadores que apuntan a que en la conquista del noroeste peninsular por
Augusto, la X Gemina estuvo acompañada de otras dos, la V Alaudae y la VI
Victrix, bajo el mando de un único general, el legado de la provincia Lusitania
Publio Carisio. También que la X y la VI actuaron juntas, que tuvieron
oficiales comunes y por tanto que sus campamentos o eran el mismo o estaban muy
próximos. Por tanto, parece sensato buscar en las cercanías de Petavonium
susodicho campamento, y resulta que es el bosque del proverbio.
José Luis Vicente
González, para su "Bellum Asturicum" ya intentó encontrar ese campamento valle abajo, con la razonada idea de que, para
asaltar el castro de las Labradas, Petavonium queda muy lejos. Además, buscó
lugares o topónimos con referencias a lo moro, porque en la zona, todos los
nombres sobre los moros o es romano o anterior; muy anterior, como el Casetón
de los Moros, un monumento megalítico.
Un razonamiento digno
de encomio, y quizás la distancia desde su domicilio y el desconocimiento de
Vidriales le hicieron pasar por alto tan enorme topónimo que es ni más ni menos
que el nombre de un pueblo: Moratones. Curiosamente muy antiguo; aparece en la
España Sagrada con fecha en el año 1160.
En el artículo
“Nuevas conjeturas de toponimia zamorana, el autor Pascual Riesco Chueca hace un estudio
etimológico de Moratones. Dice que es un topónimo de compleja determinación:
1-
Por estar en plural.
2- Por confundirse restos de la base prerromana
mor(a) (montón de piedras) con el latín “maurus” y la voz “moro”, y cito
textualmente “comúnmente vinculada en la tradición oral a cualquier resto
ruinoso: en Zamora y otras provincias próximas, muchos restos ruinosos o
monumentales son automáticamente atribuidos a los moros”.
3-
Y porque también podría venir del latín “murus”,
o su derivado “muratus”, que podría significar amurallado, ceñido o defendido
por muros.
Yo no entiendo nada
de etimología, pero la verdad es que para lo que voy a exponer a continuación
me viene de maravilla esta última acepción, “defendido por muros”. Un poco más
adelante, el filólogo escribe que la referencia puede estar aludiendo a restos
arqueológicos. Creo que hemos cantado línea, y seguimos para bingo.
Volviendo a la
búsqueda de un campamento (defendido por muros) en Moratones, quiero recordar
que las personas de mayor edad de Moratones, o particularmente Bercianos,
recuerdan un camino recto, elevado, y como no podía ser de otra forma, llamado
“el camino de los moros” a las afueras de Bercianos, en dirección Moratones. Un
camino que parece morir ahí, que no continúa hacia adelante, y que fue
destrozado ignorantemente por obra y gracia del Ayuntamiento de turno para abrir un canal.
(Para ampliar las fotos clicar encima)
Las fotos aéreas más
antiguas lo muestran perfectamente; las más actuales lo hacen con el canal.
Pero todas vienen a decir lo mismo, que extendiendo esa recta valle arriba nos
lleva a… efectivamente, a los campamentos de Petavonium. Los romanos fueron
maestros en aplicar la línea recta, porque hace el camino más corto y mejor
defendible y los edificios más estables y sencillos, pura matemática y
geometría. Otro ejemplo de camino recto lo tenemos muy cerca: extendiendo la
calzada de la chana de Castrocalbón con una línea recta, pasaría por encima del
castro que debían expugnar y marcaría el lugar donde debían acampar, otra vez
Petavonium. Nada de casualidad. La religiosidad del ejército romano no dejaba
sitio al libre albedrío.
En la explanada que
en el futuro sería Petavonium acampó una legión, la X Gemina. Hay quien propone
que fue después de pacificar a los indígenas. Difícilmente; lo digo porque el
castro de Las labradas y el Marrón es tan grande y tan fortificado que pienso
que incluso una legión eran pocos efectivos para su conquista. Por tanto continuemos la
recta desde Petavonium hasta que muere el camino de los moros para ver qué
podemos encontrar.
En los primeros mapas
decentes, el MTN25 de 1982, ya señalaron un muro perfectamente recto en el
lugar de los Arenales, justo donde acaba el camino de los moros. Partiendo
desde la carretera, tiene aproximadamente 180 metros de largo. Cualquier
observador con un mínimo de atención comprobará que los muros de huertas
medievales, incluso sus caminos, no son más que culebrillas sin orden ni
sentido. Para muestra el camino del conventico y sus huertas en San Pedro de la
Viña.
In situ, ese muro de
180 metros (a) continúa con otro de 140 metros (b), igualmente recto. Y a
continuación otro muro que al final lo destroza el camino, al menos otros 160
metros (c) con un pequeño quiebro al principio. Donde hemos comenzado a medir,
podemos trazar una línea imaginaria hacia el Noreste de al menos 190 metros
(d); pasaría por encima de un canal que para abrirlo desmontaron lo que parece
el mismo muro, enterrado, pero con idéntica mampostería. Todo nos lleva a
pensar que forma parte de un recinto, defendido por muros en su base, y sobre
ellos tapial con una superficie mínima de dieciocho hectáreas si tomamos como
lado Norte el viejo camino. Mi propuesta es un castellum, un campamento estable
de planta irregular en el que podríamos identificar varios elementos:
-
Porta Decumana donde linda con el "camino de los
moros".
-
Porta Principalis Sinistra, la carretera en
dirección poniente.
-
Porta Principalis Dextra, la carretera en
dirección naciente.
-
Via Principalis, la carretera o Via Petavonium-Lusitania.
-
Via Petavonium-Arenales, o “camino de los
moros”.
Pero un castellum no
es algo que se haga en pocas horas, como los campamentos de marcha o castra
aestiva. Un castellum es todo un edificio amurallado para el que se necesita
maquinaria y transporte, mucho transporte y mucho tiempo, lo digo como
conocedor del mundo de la construcción. Es de pensar que muy cerca debería
haber un castra aestiva, porque recordemos que estamos en terreno muy hostil,
con los indígenas de Las Labradas – el Marrón a un tiro de piedra, y esto no es
metafórico. Los romanos nunca pasaban la noche fuera de un campamento, mucho
menos aquí; así que habrá que rastrear las fotos cenitales… y ¡¡eureca!!
A muy poca distancia,
superpuesto en el lado de naciente del castellum, se aprecian tres líneas que
parecen parte de la silueta de un rectángulo con las esquinas redondeadas.
Idéntica orientación del castellum, o campamento 1. A este le daremos el 2,
porque a lo mejor no hay dos sin tres. La anchura estimada son 135 metros, por
un largo que podría estar en torno a los 160 metros: un tamaño estimado que
podría superar las dos hectáreas, según cálculos de la aplicación. Al estar el
castellum superpuesto, pienso que el dos es más antiguo, y sirvió para resguardarse
y contener los ataques mientras se hacían las labores de construcción.
El caso es que a poco
más de cuarenta metros del lado de naciente del campamento 2 aparece una línea
paralela, nuevamente redondeada sobre el lado de la carretera. Observando otras
señales podemos identificar el recinto 3, similar en tamaño al número 2. ¿Se
trasladó este campamento al finalizar el castellum, aprovechando sus
materiales, o es un campamento distinto, de otra unidad? El abanico de
interrogantes no hace más que comenzar.
¿Eso es todo, amigos, como diría Porky?
Claro que no. Mucha
gente mayor, de los pueblos aledaños, conocen un sitio donde “han aparecido
baldosas”, identificando algún tipo de vivienda. Efectivamente, hay tégula
superficial en un altozano a 500 metros dirección Oeste. Si nos remontamos en
el tiempo, antes de la concentración parcelaria de la zona (el vuelo
interministerial, por ejemplo), podemos ver tres cosas interesantes:
1-
Un camino que viniendo del Noroeste muere en el
altozano.
2-
Un puente hacia el Este cruzando un ramal del
arroyo Almucera.
3-
Una llamativa red de canales que toman el agua
valle arriba.
Mi conclusión es la
de una villa, o centro de explotación agrícola con algún tipo de edificio más
lujoso y de ahí la tégula. No es casualidad que un poco valle arriba haya un
topónimo Quintana, nombre tanto asociado a las villas romanas como a sus
campamentos. Al lado de la villa, en los vuelos de antes de la concentración parcelaria, se puede ver una compleja red de canales de riego que podría indicar la producción: verduras y hortalizas. El altozano, además, serviría de mirador para controlar la actividad en las huertas. El puente sobre el Almucera garantiza el aceso rápido al campamento o a la inversa.
Una vega al lado del
castellum de Arenales aseguraría la producción local de alimentos, evitaría el
transporte con sus riesgos y pérdidas, y nos indicaría que el campamento fue
estable durante bastante tiempo, al menos algunos años. Todo un complejo
campamental que contaría con cementerio compartido con Petavonium, a algo más
de un kilómetro en dirección Tardemézar, donde se encontró una estela funeraria
custodiada en el museo de Santibáñez.
Es bien sabido que La
X Gemina y la VI Victrix adiestraron varias alas y cohortes de ástures; con
estos datos ya no tendremos quejas por falta de espacio, sin tener que recurrir
a los campamentos de la chana de Castrocalbón como campamentos de prácticas.
Un georradar, técnica no invasiva ni destructiva, en tiempo de descanso de las parcelas, estoy seguro que nos contaría mucho más que todas las fotos aéreas juntas. Pero de momento al menos quedémonos con tres datos importantes:
1- la etimología de Moratones como antigua zona de muros;
2- un lugar donde perfectamente pudo acampar la legión perdida de Publio Carisio, la VI Victrix, compañera de la X Gemina;
3-y dada la importancia de este
complejo campamental en la antigüedad, el posible origen de la palabra
Vidriales: Victrix con el sufijo -alis, (Victrixalis) como lugar de, o perteneciente a la Victrix.
Algunos me diréis que
soñar es gratis.
Al menos me
entretiene; ya dirá el tiempo lo que tenga que decir.












