Otra vez es Navidad.
Vuelve esa entrañable fiesta de la calle, de la familia y de la amistad. Luces,
guirnaldas, adornos, estrellas… en estas fechas la alegría se contagia y se comparte,
y nada nos agrada tanto como ver felices a los demás. Vuelve el anhelo por el
reencuentro, por vencer la distancia, para posponer la rutina y celebrar en
torno a una mesa y en buena compañía los lazos afectivos que nos unen y
dignifican. Recordamos también con nostalgia el vacío que han dejado en nuestras
vidas esas personas especiales e irreemplazables. Y abrimos el saco de los
deseos para esparcirlos sobre conocidos y desconocidos, porque la Navidad nos vuelve
generosos y amables. Muchos se vuelcan en lo material, otros tantos en lo
espiritual. Tan tradicional es la fiesta, y hacer o recibir regalos como
disfrutar con recogimiento ante un portal de Belén o en su conmemoración. Este
año, en Vidriales, qué mejor lugar para hacerlo que en su céntrico Santuario,
ante nuestra patrona la Virgen del Campo, pieza clave de la Navidad. En su
retablo mayor, dos pinturas recuerdan sendos acontecimientos, el nacimiento de
Jesús y su adoración por los Reyes Magos. Este año también, como hace
muchísimos años quizás, un sencillo Belén bajo el altar aporta el puntito de
ternura necesario en toda Navidad. Con las cepas de nuestras viñas, las que
procuran el noble vino vidrialés y con el trigo que ondea en el terruño y
garantiza nuestro pan de cada día, hemos acompañado las clásicas figuritas
porque es para nuestro campo el deseo de protección. También el largo dogal que
antaño amarrara los manojos al carro tiene un sitio en el remate, simboliza la
unión, la fuerza, la seguridad. Sé que peco de sensiblero, otros lo harán de
necios, porque no se puede apartar a Jesús de la Navidad como tampoco sustituir
el blanco a la leche. El Santuario abrirá sus puertas los festivos a las 5 de la
tarde. Se está haciendo un esfuerzo en acomodarlo a la importancia del
acontecimiento y a los rigores del invierno; unas estufas añadirán el calor
físico, los vidrialeses, seguro, el emocional. Solo resta, desde este humilde
blog y para quienes en la lejanía lo siguen, desearos una feliz, muy feliz
Navidad.
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