Hasta nuestros días nos
ha llegado, transmitida oralmente de generación en generación, la historia con
tintes de leyenda del incendio que destruyó gran parte del pueblo de Ayoó de
Vidriales. Ya hace tiempo edité un
artículo, con la versión de entre las distintas que se cuentan que me
pareció más hermosa. Hoy vamos a poner fecha y algún dato más a tan triste
acontecimiento, con toda la veracidad que nos pueda aportar un periódico del
día, el diario madrileño La Iberia, que en su página tercera de su número 6566 narraba
escuetamente los hechos. La actual digitalización de libros y documentos, y su
publicación en Internet, nos permiten corregir la parte de leyenda y hacernos
una mejor composición de lo sucedido aquél día, un histórico 25 de marzo del
año 1878. Éste es el artículo, transcrito punto por punto, incluso con sus
faltas de ortografía:
Hemos recibido el
siguiente telegrama:
« Zamora, 29.- Un horroroso
incendio tiene
consternados á los
vecinos del pueblo de
Ayoó de Vidriales. La
catástrofe ocurrió el
25, siendo la causa
inocente, segun noticias,
una niña que sin
apercibirse incendió unos
juncos.
El fuego se propagó
instantáneamente y se
quemaron 44 casas, de
las cuales estaban ha-
bitadas 33. Entre las
llamas ha perecido una
mujer.
Se ha solicitado del
ministerio de la Gober-
nacion que se conceda
para aliviar las des-
gracias una cantidad
del fondo de calami-
dades. »
La provincia de Zamora,
una de las más
pacíficas, honradas y
laboriosas de España, es
tambien una de las
ménos atendidas, á pesar
de que paga
puntualmente al Tesoro. Estas
consideraciones y el
desastre que han expe-
rimentado esos
pueblos, nos mueven á impe-
trar del gobierno de
S. M. algun recurso del
fondo de calamidades,
con lo cual se remedie
la miseria del pueblo
de Ayoó de Vidriales.
__________
Pues conociendo éste
importante documento rectifiquemos, que es de sabios, y reescribamos la
historia; para que en honor a la verdad, una mala escritura siga siendo mejor
que una buena memoria. En primer lugar, la fecha confirma la coincidencia con
una de las cuatro romerías que se celebraban en torno al Santuario de la Virgen
del Campo, el 25 de marzo es, y así se dice, Nuestra Señora de marzo. También
corrobora la circunstancia de que muchos romeros ayoínos, especialmente
hombres, habían acudido a mercar a la feria de Rosinos dejando el pueblo con
poco personal para enfrentarse a las llamas. Todavía quedan incógnitas por
resolver, como el perímetro calcinado, aunque podemos pensar por el número se
casas habitadas, y si es cierto que se libró el barrio de la Iglesia, que el
fuego cruzara de Oeste a Este por su centro, avivado por los famosos aires de
Marzo. De haberse quemado más casas no habitadas, pensaríamos que el incendio
fue en las afueras, donde están pajares, corrales y almacenes; y a Peñacabras
no llegó porque un corral propiedad de mi familia, hasta mediados del pasado
siglo mantuvo su techumbre de urces. Por último, para relacionar a San
Bartolomé con la extinción del fuego tenemos otro dato importante: su ermita.
Estaba donde comienzan las calles de Peñacabras, que recordemos son dos, o una
con forma de “V”. Dicha ermita no se quemó, fue desmontado su tejado vegetal
original y reformadas las paredes por albañiles que todavía dan fe de ello.
Junto con las pocas pertenencias que los ayoínos podían salvar de sus casas,
abrieron las puertas de las varias ermitas y trataron de poner a salvo a sus
imágenes sagradas. Alguna pudo no tener suerte, como la ermita de la Virgen de
la Alhóndiga, que al parecer estaba frente al Bar Loli. Pero sí lograron sacar
a San “Bartolo” a la ahumada calle, y los testigos presentes afirmaron, y así
nos lo han hecho llegar, que el fuego “milagrosamente” comenzó a remitir y en
un momento fue controlado por completo. Seguramente el santo “bombero” no
volvió a su ermita, si no que en aquellos días fue conducido a la Iglesia,
subido a lo más alto del retablo principal, y honrado ya el 24 de agosto de
aquel año como Santo Patrón con fiesta Sacramental, sustituyendo en ese mérito
al Salvador, en su fiesta celebrada el 6 de agosto. Por último queda la
incógnita de si fue concedida la ayuda solicitada al gobierno del entonces rey
Alfonso XII, recién casado con la reina María de las Mercedes, a través del
Fondo de Calamidades; y lo más importante, falta saber el nombre de la mujer
víctima del incendio. He consultado el Archivo Diocesano de Astorga, y
sorprendentemente desde el 17 de marzo al 22 de abril de 1878 no hubo ningún
fallecimiento en Ayoó. Pudiera ser que la mujer mencionada fuera de Congosta, de
Carracedo, o de algún pueblo cercano, y en cuanto pueda lo comprobaré; pero lo
que más me extraña es que siendo la gente de Ayoó tan complaciente con sus
vecinos y paisanos, se recuerde el incendio y NO, con mayor motivo, la persona
fallecida en él. O puede ser, lo que me parece más probable, que este dato no
fuera más que una maniobra para tener mejor acceso al Fondo de Calamidades, y
por eso no conste en la transmisión oral, fiel al tamaño de la desgracia;
porque para ningún ayoíno fue mayor pérdida la material que la humana.
El 25 de marzo de
1878 es ya, una fecha para el recuerdo.
Muy bien tu aportación, Joaquín.
ResponderEliminarEl artículo del periódico me lleva a una reflexión: "La provincia de Zamora, una de las más pacíficas, honradas y laboriosas de España, es tambien una de las ménos atendidas"... parece que está escrito hoy. No sé si exagero, pero muchas veces digo que en Zamora estamos a la cola de todo, hasta en el orden alfabético.
Por cierto, no son faltas de ortografía, es la manera de escribir del momento.
Miguel
Muy interesante Joaquín, como siempre. Me ha gustado mucho. Un abrazo Paulina
ResponderEliminarCreo q me he leído todas tus historias... y me han encantado!!!
ResponderEliminarYo he escuchado algunas de mi abuela q falleció hace mucho tiempo y me cuadran ... te sabes la historia de Delgadina???? Me gustaría recordarla... saludos desde Madrid
Perdón por tardar en contestar, pero es que no doy para más, ando a tope. Gracias por tu lectura y comentario, y en el encabezamiento tienes el correo electrónico para esa historia que no me suena, pero puede que la conozca por otro nombre. También te digo que tengo el tintero a rebosar, pero ando escaso de tiempo. Lo dicho, muchas gracias y un beso muy gordo.
EliminarBuenos días Joaquín. Muy buen trabajo de investigación. Esclarece bastantes dudas que tenía al respecto. Sin embargo, la sustitución en el patronazgo de San Salvador por San Bartolomé por su intercesión en el incendio sin documentación resulta un postulado arriesgado pero razonable. Ese acontecimiento debería aparecer en el Libro de Memorias y Testamentos dela Iglesia Parroquial de San Salvador o en su defecto el acta del Concejo o Ayuntamiento de Ayoó del Voto de Guardar la Fiesta de San Bartolomé. Estoy buscando en archivos particulares y si encuentro algo te lo haré saber.
EliminarUn saludo.
Mariano Rivera
Siempre es de agradecer la aportación de nuevos datos. Muchísimas gracias por tu interés. Un abrazo.
Eliminar¡¡Qué bonito artículo y qué informado!!
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