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domingo, 18 de mayo de 2014

Bernardino.







Parece que fue ayer, y ya suma más de cuarto de siglo el tiempo que he añadido, orgulloso, a mis apellidos el de vidrialés. Casa, gente y costumbres nuevas… y amistades nuevas. Si lo primero vino rodado de la mano de mi compañera, en lo segundo puse gran interés; unos buenos amigos son un lujo para afrontar el diario acontecer. Personas con quien “echar unas risas”, o también arrostrar esos malos ratos que compartidos siempre son menos malos. Sin duda uno de los primeros y de los buenos, si no el primero, fue Bernardino. Elegí la albañilería como profesión, y él llevaba el tema metálico; desde un principio nos fueron complementarios oficios y personalidades. No fue difícil iniciar una relación laboral y personal tan estable que sobrepasa los 25 años sin un solo malentendido. Hoy me apetece dejar constancia de este hecho en mi querido blog, en agradecimiento por todos estos años de sincera amistad.

Bernardino es nieto de su abuelo. Como todos, diréis. Pues sí y no, porque no todos tenemos el privilegio de ser nietos del ti Silverio; fue una extraordinaria persona muy conocida entre nuestros mayores por su ingenio y su agudo e innato sentido de humor. Si “de casta le viene al galgo”, por alguno de los genes mi amigo heredó la alegría y perspicacia de su abuelo. Con todo el respeto del mundo, al conocer su honroso ascendiente, decidí apodarlo “Silvester”; el trato y el tiempo me ha dado la razón. No voy a dedicar éste artículo a alabar personal o profesionalmente a Silvester, trabajador como nadie, fino y detallista, si no a relatar algunas de sus muchísimas anécdotas de su vida que hacen agradable e imprescindible su compañía.
La primera ocurrió siendo niño en Congosta de Vidriales, su pueblo natal, víctima de aquella costumbre de colocar en la iglesia a los niños en el primer banco, en lugar de hacerlo al lado de una persona mayor y responsable. Y los niños son niños, y todos hemos pasado esa etapa, la de la revoltosa inocencia. Aquel domingo los chavales tenían el día tonto; y claro está, Silvester no se quedaba atrás, si no que aportaba al conjunto todo su potencial humorístico, disimulado en lo posible, aunque era evidente en toda la iglesia lo que en el banco pasaba. En el momento de la comunión del sacerdote, Bernardino dijo, lo suficientemente alto para que lo oyeran sus compañeros:
- Que te “atraguellas”… (atragantas)
Y cuando tomó el cáliz…
- Que te “pingas”… (manchas)
Al finalizar la misa, el señor cura les dijo a los asistentes:
- Esperad un momento.
Bajó del presbiterio y reprendió con un cachete a todos y cada uno de los chavales; Silvester estaba el último y más por el efecto de esquivar que por la dureza del castigo se le fue la cabeza y golpeó la imagen que estaba a su lado, concretamente en el cuerno de una vaquita de San Isidro, rompiéndoselo. Todavía hoy, la vaca sigue descornada, aunque en breve trataremos de ponerle remedio.





El “que te atraguellas” y el “que te pingas” , como otras muchas de sus frases han sido recurso en incontables veces para animar las reuniones; en el bar o en las de nuestra peña, fundada por Silvester, Celso el panadero, Miguel el cuete y el que escribe. A la hora de ponerle nombre al grupo, y diseñar, como Dios manda, unas camisetas tuneadas, llamé a Silvester desde el taller de diseño para concretar uno de entre los varios nombres que teníamos pensados. Casi no le entendía, pues a su lado un perro ladraba sin descanso.
- ¿Pero qué es tanto ruido?, - le pregunté.
- ¡Ah!, es el perro, que “tien” catarro, - me contestó.
Colgué el teléfono y le dije al diseñador:
- Ya tenemos nombre: El perro tien catarro.
Cuando nos recuperamos de las risas, hicimos el logotipo; un perro con una jarra de cerveza en la mano: nuestra bandera y lazo de unión para juntarnos sin motivo aparente en el bar, en algún lugar particular, o mejor, en la cueva (bodega) a degustar cualquier manjar, aunque éste nunca es lo importante. Paella, callos, cordero, pollo de corral, bacalao, marisco de pocilga… cualquier cosa ha sido buena, bien regada con vino vidrialés, para compartir en excelente armonía. Nuestros invitados han sido testigos.
Para una de las últimas reuniones, nos llamó a todos a media mañana Bernardino: la cena era en la bodega. Había ido a un pueblo a llevar una ventana de aluminio, y como es costumbre, el cliente lo invitó a pasar hasta la cocina para pagarle. Allí estaba la señora de la casa desplumando un espectacular pollo de corral. Silvester hizo trueque: ventana por pollo, que llevó a la abuela María Luisa para que nos lo cocinara a la antigua usanza en la típica cazuela de Pereruela. Otra noche memorable…

No podría dejar de contar anécdotas de días felices, pero… también a los días soleados y apacibles le suceden violentas tormentas que oscurecen el cielo, nos sobrecogen y entristecen. Nuestro querido amigo se ha visto envuelto en una, en forma de delicada enfermedad y ha aconsejado su traslado a la ciudad, cerca del hospital. ¿Cómo describir esta aflicción? Sabe el cielo que la empatía nos ahoga, su sufrimiento es nuestro dolor, y solo un deseo ronda el pensamiento: su pronta recuperación. Bernardino, hasta ese venturoso día y desde la más despiadada de las impotencias, sabes que cuentas con nosotros para todo lo que necesites. Y recuerda, detrás de cada tormenta, el sol siempre vuelve a brillar. Un abrazo e infinito ánimo, AMIGO.




8 comentarios:

  1. Ohhhhh que gran entrada! Si! Mi padre es el mejor y tiene grandes amigos! Muchas risas... podias contar más de esas anécdotas porque son geniales. Jajaja. Y seguro que esto es un mal sueño y mi padre se pone bien par volver a liarlas. Besitossssssssss. Lety

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  2. Encantado de conocer a tu amigo Bernardino. Pero digo yo........ ¿ porqué no nos presentas a las acompañantes de Bernardino , ja,ja?

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    1. Si señor, cómo no; son su mujer Asun y sus maravillosas hijas: Nuria, Lety y Estíbaliz.

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  3. Precioso y emocionante Joaquin. Bernardino estará orgulloso de tenerte como amigo. Un abrazo Paulina

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  4. Aunque no sea de "farra" , conozco a Bernardino, y me parece una excelente persona, me uno a los deseos de una rápida y total recuperación

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  5. Hermano o amigo? O las dos cosas? De verdad k lo k le deseamos es ¡ que ya puede ir cargando leches a la Rural a pagar unas cañas!!!! La tortilla la pago yo. Un abrazo enorme.

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  6. Desde la primer foto en la que puede leerse " En esta sidrería puede cantase" toda la página rebosa sensibilidad, interés, familia, amistad, una forma especial de ver la vida., y muchas otras cosas buenas . Bien por el autor y mejor por por el actor que gana la lucha contra el mal. Ya os diré más cosas cuando estéis juntos los dos. Saludos cordiales desde El Valle

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  7. Sinceramente Joaquin te considero amigo de tus amigos, yo también deseo que el amigo "Prieto Picudo" de los Prieto Picudo de Congosta, como diría nuestro común amigo Miguel Angel "Cohete", tenga un pronto y feliz restablecimiento y podamos tomar un vino aunque yo no pase de una "mentira"

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