Aun no pudiendo
describir con claridad lo que siento al ver, o mejor, al participar en un
desfile de pendones; si solamente tuviera licencia de una palabra para relatar
ese hermanamiento de pueblos, esa sería sin dudar ORGULLO, bien entendido como
“satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno
mismo y que se considera valioso” (Diccionario WordReference.com). Poco importa
si un día fueron estandartes de guerra, o distintivos de caballeros, si fueron
perdidos y recuperados, regalados o comprados; los porteadores y sus
acompañantes lucen orgullosos sus pendones entre músicas y bailes, con valentía
y distinción, como si las majestuosas insignias ondeadas por el viento
representaran mejor que nada todo el acervo de un pueblo, su mejor legado.
Alegría y fiesta, compañerismo, tradición. Equilibrio físico y espiritual por
mantener en vertical y hacia adelante una pesada y delicada carga: una vez que
tu grueso cinturón de cuero se engancha a ella te atrae para siempre; de todo
esto he sido cómplice y testigo este pasado domingo en la última concentración, en la V
Fiesta de las Comarcas Bañezanas de La Bañeza.
Otro escenario,
vidrialés por excelencia: el Santuario de la Virgen del Campo. Allí, desde
tiempos inmemoriales, un pendón se enarbolaba destacando con elegancia en las
procesiones de las romerías hasta 1987, año que por descuido la vara se partió
y un tiempo más tarde el paño acabó deteriorándose en algún húmedo cajón. Del
mismo modo, por dejadez, el templo fue cerrado al público y se hicieron cosas,
para juicio de muchos, nada aceptables. Ha sido y es obligación de y para los vidrialeses
recuperar el Santuario de su Patrona, restaurar el edificio y sus retablos,
iluminarlo, sonorizarlo, y disfrutar de su veneración y fiesta. Y ha sido y
está siendo realidad la recuperación y puesta en marcha de un nuevo pendón,
copia del antiguo, para continuar con mayor fidelidad la tradición. Una vieja
copla vidrialesa le cantaba, también con orgullo:
Vidriales de mis
amores,
bandera de mi nación;
que hasta el cielo
dibuja
tus dos colores el
sol.
Son los dos colores
del pendón, los que representan a la Virgen María: el azul celeste, ese
precioso color del cielo que vemos en un día despejado en dirección norte (sin
contaminación), y el indescriptible blanco puro y algodonoso de las nubes o el
misterioso brillante de la luna. Con su vara de 9 metros, con cruz parroquial
por tradición religiosa de encabezamiento de procesiones, y ramo de flores por
su ancestral sentido céltico, saldrá por primera vez el 30 de agosto para
saludar de nuevo a su tierra y sus gentes, al sol, al viento, al cielo, a las
nubes y a la Patrona del valle, a la que se debe. Se verá acompañado, o al
menos lo estamos proponiendo, por los pendones de las localidades cercanas en
desfile desde San Pedro de la Viña. Ese será el resurgir de sus cenizas.
En La Bañeza, cosas
de salir y moverse, tomé contacto con José Antonio Ordóñez, de la asociación
Pendoneros de León, quien me contó una cosa extraordinaria: ha tenido acceso a dos
documentos del año 1601 en los que se detallan características del pendón del
Santuario de la Virgen del Campo, uno es un contrato con dos mayordomos de
Rosinos, y el otro una tasación. El Santuario se terminó de construir hacia el
año 1767, lo que significa que el pendón ya era reliquia de un anterior templo
cristiano, quizás una ermita enclavada en el mismo lugar, donde dicen que
anteriormente también hubo una mezquita y mucho antes un templo a alguna deidad
romana. Y es que algo tiene el lugar de especial, para que tantas culturas
fijaran la vista y dejaran aquí sus huellas, y haya sido elegido como centro de
encuentro en antiguas romerías y para las nuevas celebraciones.
La fotografía del
encabezamiento de éste artículo, con la torre del Santuario a la izquierda, es
de los primeros vientos del pendón sin terminar de coser y sin los remates. Tal
era nuestra ilusión por verlo ondear que no resistimos la tentación de
contemplar el estandarte que vamos a exhibir y divulgar por la contorna, la
enseña de unos antepasados a los que debemos honor y honra, es la marca propia
vidrialesa, es… el Pendón de Vidriales.
GRANDE , HERMANO !!!!! TENGO QUE FELICITAROS A TODOS LOS QUE HACEIS POSIBLE QUE LAS TRADICIONES NO SE OLVIDEN. SEGURO QUE ONDEARA MAJESTUOSO POR DONDE QUIERA QUE VAYA.
ResponderEliminarAHORA A ENTRENAR Y A ENSEÑARSELO A TODO EL MUNDO . UN ABRAZO.