Soy marinero de un
barco,
que no zarandean los
mares;
sereno, surca lugares
de un reino casi
olvidado.
Llevo mástiles
tallados,
y sus velas de
colores,
en lo alto cruces y
flores,
remos y cueros herrados.
Nunca navego holgado,
pescando siempre me
vieres;
amigos llenan mis
redes…
en otras voy
enganchado.
Viajo con el rostro alzado,
tan feliz como
imagines,
llegando hasta los
confines
orgulloso y con agrado.
Siento en la sangre
un legado,
amalgama de
costumbres;
mientras las fuerzas
vislumbre,
soy Pendonero, está
claro.
-ETJ-
Pendonero, albañil y poeta
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