Mi buen amigo, José
Antonio Ordóñez, incansable investigador del Archivo Diocesano de Astorga y
sabedor de mi afición por estos temas, ha encontrado y me ha hecho llegar las
fotocopias de unos documentos de finales del siglo XVI que hablan de Ayoó de
Vidriales. El tipo de escritura me parece preciosa, regular, artística, pero
solo apta para expertos en paleografía, yo tras cansar la vista no he podido
leer más que media docena de palabras. Por medio del amigo de otro amigo (viva
la amistad), por fin tengo la traducción, una curiosidad más que deseo
compartir en este blog.
Encabezan los
documentos firmados en la ciudad de Astorga las fechas, 16 y 24 de diciembre
respectivamente de 1594, aunque este último refiere otro contrato, ante
Francisco Miguélez, un escribano “vezino
de la uilla de Ayo”, “a veinte e
nuebe días del mes de henero del año pasado de mill e quinientos e noventa e
vno”.
En el primer
documento, el escribano Hernando de “Rrabanal”(notario
eclesiástico), ante el entallador vecino de Astorga Juan López, describe el
contrato para que éste haga una Custodia y un retablo para la Iglesia
Parroquial. Pero deja escrito que “su
señoría del señor del señor Obispo, mandó que primero, ante todas cosas,
hiçiese la custodia para que en ella estubiese el Santísimo Sacramento”. La
Custodia es lo que conocemos como Sagrario. Luego comienza a describir el
conjunto, que tiene que ser de “buena
madera de nogal” y “tallado de
figuras y tallas”, con “colunas
corintias en el cuerpo de abaxo, y tres pilares y sus tercios tallados con
Christo y San Juan y María y San Pedro y San Pablo a los lados y un friso de
talla entre cornixa y a alquitrabe, y toda la más talla que fuere necesaria”.
Prosigue “en el cuerpo primero y enzima
del cuerpo, quatro ebanxelistas y dos coronaciones y dos virtudes sobre el
frontispiçio. y en el cuerpo de arriba seis colunas con sus tres pilares y
terçios tallados y tres figuras en sus caxas. El la delantera vn Eçe Homo y, a
los lados, dos longinos y su friso tallado. Y, enzima del segundo cuerpo,
quatro ninos con las ynsinias de la Passión y sus coronaciones, y un Christo
cruzificado por rremate.”
Es muy difícil
imaginarse tal profusión de detalles, aunque por las dimensiones del muro sobre
el que iba destinada esta obra de arte está claro que todo sería representado
en tamaño generoso.
Continúa el documento
con lo que parece el motivo de solicitar el servicio del escribano. El
entallador Juan López se compromete a terminar el trabajo de la Custodia en
tres meses a partir de esta fecha, y como no ha dado fianzas para cumplir con
su parte por el dinero que ya había recibido “dijo que se obligaba e obligaba e obligó, con su persona e bienes
muebles e raíces, abidos y por aber, de hacerla (…) vien hecha e acabada e
puesta en toda perfiçión, a vista e tasaçión de ofiçiales y personas que lo
entiendan”. El escribano nombra los dos fiadores “y todos tres, juntamente, prençipal e fiadores, de mancomún, a boz de
vno y cada vno dellos por si e por el todo insolidun (palabra que significa
obligación de varias personas cada una de las cuales responde por la totalidad
ante el acreedor)…”, y vuelta otra vez a incluirlos a todos con sus bienes
muebles y raíces, y en caso de no acabarla por cualquier motivo, a su costa se
buscarían “ofiçiales que la hagan e
acaben (…) todo ello, e mas las costas, daños e yntereses que se le siguieren e
rrecresçieren”. A la otra parte le exige le sea pagada “de los vienes e rrentas de la dicha yglesia,
caydas e que cayeren de aquí adelante” según se estipuló en el contrato del
año 1591, “de la manera que se le fuere
pagando el dicho rretablo, se a de yr pagando la dicha custodia”. Luego
dice que se someten a la sentencia del juez en caso de incumplimiento, firman y
rubrican ante cuatro testigos, por último firma y rubrica el escribano, y pone
el precio al documento: “Derechos vn
rreal”.
El segundo documento,
de fecha 24 de “diziembre”, ante
Andrés Becerra, “escriuano rreal por el
rrey nuestro señor en todos sus rreynos e señoríos, e público por la autoridad
appostólica (…) paresçió presente Juan López de Losada” porque “las fianzas que dio ante el dicho Hernando
de Rrabanal no se satisfizo el mayordomo de la dicha Yglesia y pidió que se le
diesen más”. El entallador vuelve a comprometerse a terminar la Custodia,
esta vez en dos meses y medio, y aporta nuevos fiadores: Hernán Pabón y
Gerónimo de Salazar, pintores, Luis de Vena, entallador, y Domingo de Laguna,
platero, quienes se declaran de nuevo cumplidores “por sí ynsolidum”. Luego se repite, el caso de no terminar la obra,
la devolución y restitución “a la dicha
yglesia de la dicha villa de Ayo, e sus mayordomos en su nombre, todos los
maravedís, pan e otras cosas que, para en quenta de ella, el dicho Juan López
vbiere recibido e conste por sus zédulas y rresçibos…”. Firman todos al final
y vuelve a aparecer el precio: “Cobré de
derechos de esta fiança rreal y medio”.
Juan López de Losada
fue colaborador de Gaspar Becerra en el retablo mayor de la Catedral de Astorga,
junto a Bartolomé Hernández, el maestro de obras destacadas en el valle de
Vidriales (Fuente Encalada y Bercianos de Vidriales), compañero de otros autores de la escuela de Becerra que dejaron aquí su huella (San Pedro de la Viña), o el arriba mencionado fiador Luis de Vena, entallador, creador del retablo mayor de la Iglesia de Grijalba de Vidriales, edificio declarado BIC en 1982. También, aunque no lo llegara a ejecutar, a Juan López le habían
encargado la Custodia del retablo mayor de la Iglesia de Nogarejas, en 1569
ante el mismo Hernando de Rabanal, trabajos que no inició por duplicidad de contrato; lo que indica cierto renombre y seriedad en el trabajo, además del respaldo de un equipo extraordinario de maestros.
Digo esto porque no
hace falta ser experto en arte para comprobar que nada de lo descrito en ambos
documentos se ajusta a la actual Custodia y retablo. El valor del conjunto es
irrefutable, aunque me parece estrecho para el lugar destinado, pero sin duda por
las formas es mucho posterior; la fecha en el que se doró y pintó, 1818. Nunca
he oído o visto noticias de un anterior retablo, y de haberlo habido, las
causas de su sustitución. Desde luego que por la formalidad del encargo, la calidad
de aquellos seguidores del maestro Miguel Ángel Buonarroti, y por las
descripciones dadas, se ha perdido una obra del evolucionado renacimiento, del
manierismo romano tan presente e importante en Astorga y en nuestro valle. El
porqué sería curioso saber.
Firma de Juan López de Losada.
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