Ha sido ayer a
primera hora de la mañana. Parece ser que a alguna “persona” le quedaba más
cerca el monte que el contenedor de al lado de su casa para depositar sus
deshechos. El punto elegido está al lado de la carretera, a 1,5 Km. o 2,5 Km.
desde los pueblos más cercanos, Carracedo o Ayoó. La bolsa, abierta y por más
de la mitad, es la típica de basura; lo que indica que no es un error, y que
hubo intención en hacer la guarrada.
Al bajar a mi trabajo
la he visto, y he sentido la necesidad de parar y terminar lo que su dueño o
dueña dejó a medias, depositarla en un contenedor. Curiosamente, no he tenido
sentimientos negativos para semejante falta de educación, solo me ha invadido
una inmensa tristeza. Inevitablemente he mirado dentro y he visto el reflejo de
la personalidad del sujeto: “por sus frutos los conoceréis”, dice una famosa
cita bíblica.
Me parece imposible
explicarle a ésta “persona” los motivos por los que ha hecho mal dejando allí
su bolsa, porque por su mentalidad no entenderá ningún argumento por razonado
que sea. No valdrá la sanidad, la belleza paisajística o la riqueza natural de
nuestro entorno, y la necesidad de mantenerlo igual que lo encontramos, si es
que no nos proponemos mejorarlo. No, porque por encima de todo estará su
“persona” y su bolsa.
Aunque más raro me
parece lo que ocurre en la otra parte de mi desplazamiento al trabajo. En “el
camino de conventico”, esa medio-carretera que discurre estrecha y sinuosa
entre San Pedro de la Viña y Santibáñez. No sabría decir si alguien bebe y
pincha los recipientes en los lados del camino, o si unos beben y otros
pinchan; el caso es que más de medio centenar de envases se pueden ver
ensartados en cualquier vegetal que los sustente. Vamos, que esto debe ser lo
que toda la vida se llamó “una mierda pinchada en un palo”.
No sé que decir. El
caso es que he visto cosas peores en los museos de arte contemporáneo. Recuerdo
aquella vez que el servicio de limpieza arruinó una obra por hacer bien su
trabajo (1). Aunque puedo, y me apetece, no voy a escribir para estos o estas
“artistas”, con la esperanza de que lo lean, reflexionen y dejen de ensuciar el
espacio de todos. Quienes actúan así no los veo capaces de leer cuatro palabras
seguidas, pero ya que estoy, les pondré solo tres:
¿BASURA?... NO, GRACIAS.
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