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sábado, 21 de diciembre de 2024

El cuento de Navidad.

 




Nos han enseñado un cuento

para esos días de frío,

de noches largas y tristes…

escucha y sé bienvenido.

 

Es un cuento de contarse

con familiares y amigos

y hasta con quien no conoces

nadie sabe del destino.

 

Se cuenta si falta paz,

o donde haya alguien perdido;

se cuenta de corazón

y el cuento sirve de abrigo.

 

Es un cuento de mayores

con el que cuentan los niños;

y que hoy gustaría contar

a tantos que ya se han ido.

 

Y lo mejor de este cuento

es que es fácil repetirlo;

lo contamos mutuamente

cada año de cada siglo.

 

Es el cuento de los pobres

que sirve para los ricos;

lo que tienes nada vale,

pues contar cuesta poquito.

 

Se cuenta sinceramente,

solo por vernos reunidos,

y siempre con alegría

de lo que haya, compartimos.

 

Es un cuento sin distancias,

sin curvas ni laberintos;

si no vienes ya te cuento,

reservaremos tu sitio.

 

O se cuenta o no se cuenta,

no hacen falta sacrificios;

por eso estamos felices

cuando a la cuenta acudimos.

 

Espera, que te lo cuento,

porque a ti va dirigido:

es el cuento de Navidad,

y quiero contar contigo.

 

Quiero contar con tu amistad,

con tu respeto y cariño,

contar con vernos al lado

con salud para vivirlo.

 

Este cuento enrevesado

en realidad, es sencillo,

ya que llevo muchos versos

repitiéndote lo mismo:

 

Porque contar es recordar,

querer, tener incluido.

y al contar que he contado

se resuelve el acertijo.

 

Feliz Navidad, paz y bien,

y un año nuevo benigno.

Gracias por estar ahí

por haberte conocido.

 

P.D.:

Comparte esta cuenta y cuento

con quien tengas decidido;

y si acaso vuelve a ti

siéntete agradecido.

 

......etj......









Fotos: Santuario de Nuestra Señora la Virgen del Campo (1750).

domingo, 15 de diciembre de 2024

A un recién jubilado:

 


Es la cuenta de la vieja,

la que todos nos echamos:

a una vida laboral

le corresponde un descanso.

 

Sin esperar a mañana

porque surgen sobresaltos,

debemos pedir lo nuestro,

que no nos coman el tarro.

 

Se acabaron los trajines,

adiós muy buenas contratos,

mojaduras y solianas,

nervios y demás quebrantos.

 

Olvida el despertador,

queda en la cama otro rato;

¿te apetece madrugar?

puedes poner tú el horario.

 

Un café a madia mañana,

como se hacía en el tajo,

solo que ahora ya no hay prisa

recuerda, todo ha cambiado.

 

Y si apetece partida

siempre sobran candidatos;

eres del grupo de aquellos

cuando tú ibas al trabajo.

 

Tampoco es cosa quedarse

como un mal reloj, parado;

hay mucho por ver o hacer

antes de verte un anciano.

 

Ejercicio en lo posible,

a poder ser, comer sano;

que no falten excepciones

que también te lo has ganado.

 

Sólo me queda un deseo,

te lo envuelvo en un abrazo:

como pedían en el pueblo…

“y que sea por muchos años”.

 

P.D.

Este poema lo dedico

a un reciente jubilado:

trabajador incansable,

gran persona, y buen hermano.

Con todo el amor del mundo,

cuídate y disfruta, SANTOS.










domingo, 21 de julio de 2024

Al More, para siempre.


 

Cuando por ti me preguntan…

mil y un detalles se atrancan;

probaré a redactar versos,

que el papel no se atraganta.

 

Honorio desde la pila

de la aldea de Calzada;

allí solías tornar,

por cualquier menos de nada.

 

Recuerdo que, “culo inquieto”,

te fuiste pronto de casa;

después de unos cuantos tumbos

en Cadaqués echaste anclas.

 

No sé quién cambió tu nombre

por “el More” en Costa Brava;

nada alteró tu carácter,

leonés hasta las trancas.

 

Dar de comer al hambriento

fue tu bienaventuranza,

al conquistar tanta gente

por una cuarta de panza.

 

Amigo de tus amigos,

cocinero en las quedadas,

voluntario en las movidas,

y el primero en escapadas.

 

Un motero convencido,

de los del aire en la cara;

que disfrutan del camino,

del mantel y de la charla.

 

Así pasaban los años

hasta la noticia amarga;

cuando la salud se extingue…

¿quién no invoca a la esperanza?

 

Contuvimos el aliento,

comenzaba la batalla;

pero el enemigo es cruel

y no acepta retirada.

 

Un abrir y cerrar de ojos,

de la noche a la mañana;

y nos vimos impotentes

llorando al pie de tu cama.

 

Solías comer el mundo,

y es el mundo el que nos traga;

tú eras grande, y te zampó

de una sola bocanada.

 

Quizás nunca fuiste un genio,

ni conquistaste una Gala,

ni diste nombre a un museo

donde guardan cosas raras.

 

Nadie comenta tus obras,

efímeras y mundanas;

tampoco un grupo famoso

quiere cantar tu semblanza.

 

Pero eras más que todo eso,

y porque nunca hizo falta

te lo escribo, para siempre:

eras… mi hermano del alma.

 

Hasta aquí hemos llegado, y

la despedida se alarga;

si has de volar que sea alto,

ya tienes libres las alas.




domingo, 5 de mayo de 2024

Al More.

 


Carta para el More, con destino al cielo.

(Señor cartero: como no sé la dirección, si no está donde debiera busque donde haya un ambiente agradable y distendido; o donde se coma bien, con él de cocinero o comensal; o en algún jardín, pero de los naturales, sin follones; o en medio de una concentración de moteros, o si se trata que ayudar a alguien, por ahí estará.)

Querido hermano, y nunca mejor dicho:

Éste es sólo para ti, incondicional seguidor de este blog, estés donde hayas ido a parar. Te lo debía, lo sé, y aquí te va.

No, no me había olvidado; es que algo precipitado hubiese sonado a despedida, y ni a ti te gustaban ni a mi tampoco, aunque esta vez parezca que va en serio.

Es que no me quiero despedir. Prefiero pensar que sigues en tu adorado Cadaqués, solo que por la distancia y sus curvas tardaremos en vernos. Prefiero pensar que el teléfono tampoco va porque todo está bien y no hay nada nuevo que contar. Y si nos toca envejecer lo haremos contigo siempre pendiente. Quizás hasta te confiemos algún nuevo proyecto, o algún secreto; no hace falta que contestes, es fácil imaginarnos tu respuesta.

No es que fueras perfecto, pero siempre fuiste un hermano particular. Genio y figura.

Tengo un ciento de anécdotas y demás historias de un hermano de bolsillos rotos y corazón con grúa para remolcar gente perdida, o sin perder. Casi hace nada que nos vimos y ya extraño tu manía paternalista. Pero no todos nacemos con determinados dones. Y tú atesorabas unos cuantos.

Ya con poco más de tres años, y yo con algunos domingos de vida, le diste unas patadas al cura en mi bautizo porque pensabas que me querían ahogar. Le estuvieron bien; eso se explica antes de remojar un niño tan pequeño. Tres añitos y ya apuntabas maneras.

Siempre fuiste un “culo inquieto”, de un lado para otro hasta tirar el ancla donde es costumbre y necesidad. Un sitio guapo, vale; al que nunca quise ir hasta que me obligaste. Al contrario que tú, yo no soy de viajar; porque ni siquiera conozco todo Osilga, a un tiro de piedra de mi casa, como para ir a… ¿Gerona? Pero me llevaste algo muy valioso y no me quedó más que liar la manta a la cabeza y salir tras él. Me enfadé y alegré a partes iguales, realmente tenías razón (como otras veces); irse lejos reconforta, y entre unas cosas y otras vuelven las pilas a tope.

Tu último proyecto sólo se cumplió a medias. El dilema entre una merecida jubilación al lado del mar o tierra dentro, en la casa que te vio nacer, sé que ocupaba el poco espacio que le dejaban tus sueños. El mar tira, y el terruño también. Los amigos estaban allí, muchos; pero también los tenías aquí, tantos o más. Un pie allí y otro aquí con mil kilómetros por medio no parecía forma adecuada de descanso. La balanza oscilaba hasta que todo se detuvo.

Porque nunca pensamos en que todo se puede detener, ese todo te pilla a pie cambiado. Y nos coge desprevenidos, como chaparrón en campo abierto. Llovió tanto que también lo hizo por dentro. Y sin consuelo.

Para todo tenías salidas. Hasta cuando no había salidas, tú tenías una. Aunque fuera bomba de humo, y puerta trasera. Y frase inevitable: “que os den…”

Con tu última bomba de humo reuniste a tus hermanos; gracias, porque nunca fue fácil. Juntaste a tus amigos, unos presentes, otros en la distancia. Todos teníamos un montón de cosas que decirte, pero desde la puerta trasera todavía me parece estar escuchando… “que os den…”

Un placer haberte conocido.

Ve con Dios, hermano.


sábado, 10 de febrero de 2024

Con agricultores y ganaderos, siempre.

Viñeta de "El rincón de Miguel", en La Opinión de Zamora. 
Yo añado: Con agricultores y ganaderos, siempre.

Hoy he desayunado buen pan,

agricultor, te lo agradezco;

y también un tazón de leche,

lo mismo digo, ganadero.

 

Sois gente currante, sencilla,

gracias a vosotros comemos,

hasta los vagos que os critican

no pueden vivir sin lo vuestro.

 

Lucháis contra calamidades,

hierbas y plagas… ¡contra el tiempo!,

aunque vuestro peor enemigo

está dentro de los gobiernos.

 

Son insaciables burócratas,

políticos de postureo,

que corren pidiendo tus votos

y si te he visto, no me acuerdo.

 

Y en los despachos holgazanes,

que confunden castaña y huevo;

por educación no les digo

dónde metan el papeleo.

 

¿Quién se burla de vuestro sudor?,

¿quién se queda vuestro dinero?;

quien muerde al que le da de comer,

dice el refrán, no es más que un perro.

  

Hoy el campo pide justicia,

guarda la porra, majadero;

si eres capaz de pensar, piensa

que luego irás a plato puesto.

 

Adelante, que ya es hora;

han removido el avispero.

Toca sulfatar otra plaga,

gente del campo, mis respetos.

 

Posdata: ahora os llaman fachas

a los que arriesgáis el pellejo:

si facha entienden trabajador,

otro facha firma estos versos.

 

--------ETJ--------