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lunes, 17 de octubre de 2011
El engañapastores
Los bares suelen ser lugares de ridículos debates. Claro que lo importante es pasar el rato con quien se tercie. El pasado sábado, en Fuentencalada, no sé cómo alguien mencionó al engañapastores. Y yo, burro de mi, comencé a preguntarle a todo el mundo por su verdadero nombre, porque engañapastores me parecía el que se le habría dado en nuestra tierra a un pájaro que deberá llamarse de otra manera. Algo así como le sucede al pardal, que generalmente se le conoce como gorrión. Me contaron algunas historias de su forma de ser y de actuar ante perros o personas, pero nada de nombres. Por la noche, Internet me dio una colleja y la razón a aquella gente. Efectivamente, es engañapastores, o chotacabras. En Internet pude leer como en una leyenda estas aves amamantaban de las ubres del ganado, y los pastores, al ver mermada la producción, se sentían engañados. Para algunas cosas no hay como vivir en un pueblo, entre la naturaleza, formando parte de ella para comprenderla y explicarla. El nombre engañapastores se le ha dado a un pájaro que por el día, cuando es visible, muestra una extraña actitud. Se ve muy raramente, mimetizado en el suelo, como si se tratara de un animal enfermo o herido. Aparentemente desvaído, deja acercarse a escasos pasos, y levanta un corto y desordenado vuelo para volver a caer unos cuantos metros más adelante. Si intentáramos cogerlo de nuevo, repetiría otra vez la misma y extraña acción, cayendo esclavos de su burlesco juego. Y quienes más caminan por el monte son los pastores, que lo hacen a diario, y aunque nunca se hayan podido engañar, salvo a los principiantes, éste pájaro se ganó el título de haberlo hecho. Peor parte llevan los perros, que si no son llamados y reprendidos, se alejan tras el burlón dejando desatendidas sus obligaciones con el pastor o el cazador. El engañapastores es un animal nocturno y muy silencioso, pariente de búhos y lechuzas, y es desde el atardecer cuando demuestra sus habilidades, cazando al vuelo como los diurnos vencejos, los insectos voladores que suelen acompañar la recogida de los ganados o sus lugares de pernocta. Y esa puede ser la explicación de la leyenda, el seguimiento del ganado para su alimentación cazando insectos, no bebiéndose su leche. Es un pájaro precioso, de cabeza grande, pico pequeño y ligeramente encorvado, cola larga y plumaje vistoso con manchas blancas. Es emigrante, muy apreciado en algunas tribus africanas por comerse los mosquitos anófeles que diezman allí personas y animales con su picotazo. Todavía no he logrado fotografiarlo, dicen que es difícil. La foto del encabezamiento es de Fran Rojo (http://franrojophoto.blogspot.com/), autor de un blog en el que se pueden ver extraordinarias fotos de animales en su hábitat, resaltando con naturalidad lo más bonito de cada uno. En Ayoó el engañapastores se deja ver sobre todo en la chana, por "la sementera", y allí iré de vez en cuando, cámara en mano, con la esperanza de ser engañado, aunque no sea pastor.
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