Hace un
año y un día de una injustificada condena, la que se cebó en una querida familia de
ayoínos. Con nocturnidad, para más horror si cabe, el despiadado fuego consumió e inutilizó absurdamente
en una hora escasa más de 400
m2 de viviendas y locales comerciales, dejando
literalmente en la calle a sus ocupantes. Lo que no hizo la viva luz del fuego
lo remató la negra y sucia sombra del humo. Muchas veces pienso si aquel
malnacido día fue mejor no oír las campanas, ni los gritos de alarma, ni
siquiera los ladridos de los perros que todo lo delatan, como le ocurrió a
otros muchos vecinos, y dormir plácidamente ignorando por la mañana lo
sucedido, o por el contrario, saltar de la cama, correr y compartir impotencia
y rabia, y frío, o abrasador calor, y humedad… como sufrieron los que presenciaron
la desgracia, pero al lado de mis amigos. Hace un año y un día, aquel lunes al
atardecer, tomábamos unas cervezas en la casa rural, como siempre, entre risas.
Al amanecer del nefasto martes mi amigo panadero no tenía casa, ni trabajo, y
un futuro cercano difícil de imaginar. ¡Qué injusta es la vida! Ayer volvimos
al mismo bar, faltaría más, y volvieron las risas, porque al fin y al cabo
estamos aquí para contarlo, que siempre es lo más importante, y lo demás, tras
el duro trabajo de una veintena de empresas, casi todo ha vuelto a la
normalidad, casi todo porque el susto, los sobresaltos, el miedo… han dejado
huellas difíciles de borrar. Permitidme una reflexión y un refrán. La primera
se la oí muchas veces a mi abuela Avelina, quizás la persona más buena que he
conocido, “Dios que nos tiene aquí, solución nos ha de dar”. Simplemente quiere
decir resignación, ejemplarmente llevada por esta familia, ya bastante acuciada
por otros problemas. Y el refrán me lo contó y para que nunca se me olvidara
también me lo dio por escrito, un anciano de Fuentencalada: “No hay mal que por
bien no venga, ni bien que pesar no traiga, ni cosa que fin no tenga, ni torre
que no se caiga”. Para meditar en éste día, el día después de un año.
http://www.laopiniondezamora.es/benavente/2010/10/20/incendio-arrasa-panaderia-ayoo-planta-baja-casa-propietarios/471411.html
Gracias a Dios, despues de un año tremendamente duro hemos podido toda la familia reunirnos en nuestra casa, para poder estar juntos, ante un día tan duro de recordar. A partir de ahora además de ser el cumpleaños de mi hermana Cristina, será el aniversario de una nueva vida, que toda la familia junta, hemos podido emprender.
ResponderEliminarQuiero dar las gracias a todas las personas que se han volcado con nosotros y en especial a Joaquín ya que ha sido un pilar muy importante, no sólo en lo profesional, sino en lo personal, nos ha hecho ver las cosas más fáciles de lo que parecían y nos ha ayudado mucho a tirar para adelante. Muchas gracias amigo.
Bonito articulo...y creo k todos nos alegramos mucho cuando desgracias como estas se pueden superar con el tiempo... dicen k el tiempo todo lo cura...o casi todo. En este caso el tiempo y el gran esfuerzo claro. Y muy buena frase la del vecino de fuente encalada (con su permiso me la copio).un saludo
ResponderEliminarJoaquín.Gracias por recordar la tragedia de Celso y Geno,Creo que han salido fortalecidos, ya saben cuanto los quieren la gente y cuantos amigos tienen que son muchos, yo cuando hablamos del tema siempre sale su amigo Joaquín da gusto tener gente que lo deja todo y teda la mano, es tu manera de ser y no vas a cambiar.
ResponderEliminarUn abrazo para ti y otro para nuestros amigos Celso y Geno. Manolo