La
palabra más repetida el 6 de enero de cada año, es sin duda “ilusión”, pero la
ilusión del entusiasmo, de la alegría, no la que carece de fundamento en la
realidad. Porque el 6 de enero se celebra la festividad de los Reyes Magos,
basada en un hecho histórico con matices de leyenda, que a través de los siglos
se ha ido reconstruyendo hasta completar una de las tradiciones cristianas más
entrañables. Los escasos textos bíblicos, del evangelio de San Mateo, y otros
apócrifos, nos hablan de unos magos que vinieron a Belén desde Oriente
preguntando –“¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos
visto su estrella y venimos a adorarlo”. El rango y el número de los magos se
estableció en el siglo IV por el pensador Orígenes, uno de los tres pilares de
la teología cristiana, que defendía el mismo número de individuos que de
regalos: Melchor, anciano de raza blanca con barbas del mismo color, regaló
oro, que representa la naturaleza real de Jesús; Gaspar, de mediana edad,
asiático, le regaló incienso, por su naturaleza divina; Baltasar, joven de raza
negra, le regaló mirra, que simboliza su naturaleza humana. Las tres edades del
ser humano, (vejez, madurez y juventud), los tres continentes conocidos en la
antigüedad, (Europa, Asia y África), o los tres hijos de Noé que tras el
diluvio se separaron para poblar la tierra. La fecha del nacimiento, o la
visita de los magos, la estableció erróneamente Dionisio el Exiguo en el año
525 de nuestra era, proponiéndola para el año 753 del calendario romano, cuando
es un hecho constatado que el rey Erodes I el Grande, famoso por la matanza de
niños menores de 2 años, murió hacia el 750 de dicho calendario. Otro hecho
histórico es el edicto de empadronamiento promulgado por el emperador Augusto,
nombrado también en el Evangelio de San Lucas, que tuvo que acatar San José
para empadronarse con María, que estaba encinta. Por estas razones, Jesucristo
tuvo que nacer de 4 a
7 años antes de Cristo, un anacronismo conocido y aceptado ya en el siglo VI. Para añadir exactitud a la
fecha, (o confusión), podemos echar mano de la astronomía, ya que en dichos
textos se menciona una estrella, que guía a los magos hasta Belén.
Concretamente utiliza la palabra “stella”, que puede significar indistintamente
estrella o grupo de estrellas, constelación, o conjunción. Pero también pudo
ser un cometa, una nova, una supernova o alguna catástrofe planetaria, por no
hablar de otros fenómenos fantásticos que no me atrevo a sugerir. En el año
1606, Johannes Kepler, astrónomo y matemático alemán, ya sugirió que la
estrella pudo ser la conjunción de varios planetas en el año 7 antes de Cristo
en Piscis, y astrológicamente hablando, piscis simboliza un pez,… y la religión
cristiana. Esta conjunción ocurrió 3 veces en el mismo año, lo que pudo alertar
a los magos, que sin duda eran astrólogos con grandes conocimientos de
astronomía. Pero recurriendo a las observaciones de los astrónomos chinos, que
nos dejaron con gran detalle anotaciones de todo lo que vieron extraño en el
cielo a lo largo de más de 4 milenios, el 31 de marzo del año 4 antes de Cristo, (fecha transcrita de su
calendario), una estrella apareció cerca de Altair, la estrella más brillante
de la constelación del águila, además en conjunción con la luna en cuarto
menguante, por lo que fue extremadamente brillante y no dejó restos que hoy
pudiéramos verificar, siendo la hipótesis más aceptable una nova. Pues ésta
podría ser la estrella que guió a los magos, alertados antes por una triple
conjunción, una estrella que representamos con forma de cometa, con una larga
cabellera, una estrella que decora nuestras calles, nuestras casas, nuestra
Navidad, y que a menudo viaja con nuestros mejores deseos dentro de un sobre,
precediendo en la ilustración a la cabalgata de unos Reyes Magos, que recorrieron
más de 1300
kilómetros para visitar a un recién nacido en el mísero
portal de un pequeño pueblo de Judea. ¡Cómo no va a ser entrañable la Navidad!
Ufff! Cuánto sabes! Me dejas asombrado. Todo correcto, aunque se podrían añadir unas cuantas hipótesis más, como la del cometa halley.
ResponderEliminarEres un Crack!!!
Hay que ver lo que sabes Joaquin. Cada dia me sorprendes. Siempre aprendemos algo nuevo en tus escritos. No me los pierdo, ya lo sabes. Paulina
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