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martes, 9 de abril de 2013

La procesión va por dentro


Me gustaría hacer llegar este artículo a un pequeño sector de gente de Ayoó, quienes parece que no ven con buenos ojos las modificaciones que algunas veces se realizan en nuestros actos religiosos. No se si soy yo quien para intentar aclarar estas cuestiones, aunque para ello cuento con el permiso de nuestro párroco, el deseo de seguir trabajando en y para nuestra iglesia, y en la beneficiosa sensación de fraternidad que la acompaña. Comienzo puntualizando que la mayoría de la gente que acude a la iglesia ronda edades avanzadas, y por otra parte la juventud, la poca que tenemos, parece no tomar la iniciativa; aunque también debo señalar que cuando se necesitan voluntarios, aparecen todos. Este panorama ya exige una primera adaptación de horarios, calendarios, rutas…. La segunda serían las normativas que no podemos olvidar para evitar posibles problemas. Por ejemplo: para realizar una procesión por una carretera, se necesita permiso del Gobierno Civil, presencia de la Guardia Civil para el control del tráfico, y seguir las normas de circulación establecidas para estos casos. Digo esto por cierta polémica del año pasado en la procesión de la fiesta de San Mamés, por las críticas al razonado alejamiento de “encuentros” y detenciones en medio de la carretera. En lo posible, se debería utilizar únicamente para desplazamiento, y aún así hacerlo de forma ordenada y atendiendo al resto de tráfico. No se puede, ni se debe cortar la carretera con una procesión, por importante que sea para nosotros, el resto de usuarios no tienen porque compartir nuestras costumbres, y en caso de protesta o accidente siempre llevaríamos las de perder. Creo que importa poco si “el encuentro” se realiza en “la noria”, en “las escuelas”, o abajo, en el acceso a la ermita; todo es simbólico y ya somos mayorcitos para considerar el mínimo riesgo. Otro rumor de alguna forma ha entristecido esta pasada Semana Santa. Parece ser que ha habido protestas por no usar la imagen del niño que acompaña  a la Virgen del Rosario en “el encuentro” tras la iglesia. Ya llevamos algunos años portando la imagen del Jesús adulto, el Sagrado Corazón, en la que se aprecian los estigmas de la reciente crucifixión en las manos, y por tanto, la propia del día. Hay quien ha recurrido a la tradición para pedir sacar otra vez al niño. El caso es que no existe tal tradición, ni nunca ha existido; solamente en el pasado siglo se han hecho tantos cambios que es imposible definir mayor tradición que la propia procesión independientemente de las imágenes sacadas. Por no ir más atrás en el tiempo, recordaré algunas “tradiciones” desde 1950: Siempre que hubiera procesión, se exponían la Virgen del Rosario y la Virgen Inmaculada, ambas a la vez, aparte del resto de imágenes. Eran encargadas de portarlas las mujeres, sobre todo las jóvenes, y había interés y celo en turnarse para participar en la procesión. Los hombres únicamente llevaban la cruz parroquial, los faroles y a San Mamés. El día 6 de agosto, la fiesta del Salvador, se incluía entre las imágenes la que ocupa actualmente la hornacina de encima del Sagrario. Las andas eran muy antiguas, de color azul y con una línea lateral roja, y llevaba tallados motivos herbales. Con ellas se realizaba también “el encuentro” del día de Pascua, pero encima no se colocaba el niño Jesús de la Virgen del Rosario, si no otra figura, también de pequeño tamaño, que representaba a un Jesús adulto, con pelo largo y barba, sandalias en los pies, túnica blanca con manto rojo cruzado, y báculo de su misma estatura en la mano derecha. Por su similitud con un conocido oficio se le llamaba “el Divino Pastor”, y actualmente se encuentra en paradero desconocido. Pero las andas se encontraban en mal estado, carcomidas, y aunque se intentó no se pudieron restaurar, por lo que, aproximándose la fiesta del Salvador, el párroco de entonces, D. Ezequiel Ferreras, encargó a Daniel Zapatero, más conocido como “el mudo”, y a Alberto Alonso la construcción de unas nuevas andas, un poco más pequeñas, acorde con las imágenes. Estos dos carpinteros en aquellos días trabajaban en casa de Florencio Castaño, al que pidieron alguna madera de la sobrante. Y así, con dos barrotillos de los usados en los trabajos del corredor, y unas tablas de “chilla” de los recortes, construyeron las andas de color blanco que se guardan en la casa del cura. Esto fue en el año 1952, y D. Ezequiel obsequió a los carpinteros, que querían donar su trabajo, con dos pesetas como gratificación. Seguramente fue en la década de los 60, cuando desapareció “el Divino Pastor”, y entonces en la mano, normalmente del monaguillo, se llevaba el niño Jesús en “el encuentro” de Pascua. Siendo párroco D. Aquilino Cavero, decidió poner esta pequeña imagen en unas andas, que construyó también Alberto Alonso, son las pequeñitas también de color blanco que cumplieron su función tantos años y eran ideales para llevar entre niños. Por desgracia, en los últimos años llegó a ser difícil encontrar 4 niños de estaturas parecidas para este menester, y con adultos la imagen parecía de broma, por lo que se decidió, antes de perder la procesión, de exhibir el Sagrado Corazón, como se hizo este año. Acusan a D. Víctor de este cambio, también tengo que decir que NO; son los tiempos y las circunstancias los que empujan a adaptarnos, él lo único que aportó fue su parecer y su permiso, y creo que ganamos con el cambio, lo digo sólo como opinión personal. Por último, hay que ser realistas, todas las imágenes son simbólicas, y me parece ridículo recordarlo; cuando participamos en actos religiosos debemos olvidarnos de materialismos para hacer realidad el mensaje de aquel refrán: “la procesión va por dentro”, aunque otro dice que “nunca llueve a gusto de todos”. Apelo al entendimiento y a la razón para borrar ese “nunca” en nuestro pueblo.






1 comentario:

  1. Siempre me he preguntado por qué algunos, que hasta presumen de no ser creyentes, quieren marcarnos la ruta a los creyentes en nuestros comportamientos o actos religiosos.
    No me vale lo de la "tradición" porque muchas veces no es tal y en la mayoría es una "tradición selectiva", acogiéndose sólo a lo que interesa y descartando el resto de la tradición. Si el argumento es la tradición nos quedamos con TODAS LAS TRADICIONES o que cada uno haga lo que quiera.
    Tampoco me vale que digan que son actos culturales o de interés popular(y muchas veces lo son), porque en los actos religiosos prevalece LO RELIGIOSO sobre lo cultural, y esto lo tendremos que decicidir los creyentes practicantes ¿o no?. Eso sí, teniendo en cuenta lo que tiene de cultural o social, pero no supeditándonos irremediablemente a ello.
    Es mi humilde opinión

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