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martes, 10 de diciembre de 2013

Domingo Alvarez, un as de la fotografía









Quien no conoce el viejo tango que canta y cuenta “tres cosas hay en la vida”… Creo que su compositor, Rodolfo Sciammarella, se quedó corto, porque no son tres, si no cuatro los pilares básicos y elementales en la vida: Salud, imprescindible y primordial; en segundo lugar pondría el amor, la sazón de la existencia; tercer puesto para el dinero, combustible del motor mundo, y el olvidado cuarto lugar para el tiempo, insustituible en el disfrute de las tres cosas del tango.
Terminaba el otoño y me crucé por grata casualidad con quien, cámara en mano y ojo avizor, inmortalizaba rincones y escenas desde ángulos que solo la práctica y el gusto aconsejan, para lograr ese resultado especial que llamamos arte.
-¡Quien tuviera tiempo!- le dije a modo de saludo, disimulando sana envidia.
-¡Quien no tuviera años!- me contestó sabiamente.
Moraleja: quien tuviera tiempo libre, y pocos años para disfrutarlo, y no estar a expensas en la juventud de obligaciones cotidianas que absorben el tiempo y en la madurez de privaciones naturales que no permiten disponer de él como se quisiera.
Corta conversación para cada uno seguir a lo suyo; yo con mi trabajo de albañil y él con su paseo fotográfico. Mi interlocutor era Domingo Álvarez, natural de Santibáñez de Vidriales, hoy jubilado y eternamente apasionado por la fotografía. Cuando terminé la jornada, me apetecía charlar con “Mingo”, como gusta que le llamemos, así que llamé a su puerta que me abrió como sus vivencias y sensaciones de toda una vida observando el mundo a través del visor de una cámara fotográfica. Las encontró en pañales, rudimentarias, privadas del color, pesadas… muy lejos de las actuales, tecnológicamente perfectas, y sin embargo añora aquella simpleza en el manejo, y la brillantez y la vida que transmitían sus fotos. Me resumió su historia laboral en pocas palabras: un trabajo en Correos por las mañanas con el que vivir dignamente; pero no pudo abreviar las tardes de afición remunerada, de cubrir el acontecimiento importante, de ilusión por captar el momento justo y después ver satisfecho sus fotos en prestigiosos medios de comunicación. Largo rato me detalló situaciones vividas del mundo del periodismo, de la información, entre grandes profesionales. Y también personas célebres a las que tuvo el gusto de plasmar, con las que pudo dialogar, y sus movimientos en ambientes privados al público general. Es un privilegio conjugar trabajo y afición como lo ha hecho Mingo, y en Santibáñez los meses de agradable tiempo disfruta de su merecida jubilación. En las primeras palabras de mi entrevista, le comentaba que yo no soy periodista, eso lo dejo para los cualificados, que solo quería no dejar mi blog sin su presencia. El periodista local, Miguel Ángel, para el diario provincial, tiene varias entrevistas por lo que no me ha parecido necesario repetir datos. Abajo os dejo los enlaces, junto al recorte de La Opinión de Zamora con la quizá más famosa de las fotografías de Domingo, realizada en puertas de la jubilación y como pago extra a su afición taurina y por supuesto fotográfica, la instantánea de la cogida de Julio Aparicio. Extraordinaria foto, espeluznante momento.




Disfrutaremos largo tiempo con las fotos de Domingo; muchas las conocemos, otras vendrán a agradarnos. Su dedo sobre el disparador tiene la facultad de congelar el tiempo, de convertir una circunstancia efímera en un artístico recuerdo duradero. Y decía Marco Valerio en el siglo primero que “poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces”. Otros, más poéticos, disentían de los captadores de remembranzas: “conservar algo que me ayude a recordarte, sería admitir que te puedo olvidar”, (William Shakespeare). Pero la inmensa mayoría de la gente, entre los que me cuento, seríamos incapaces de imaginarnos un mundo sin fotografías, porque, y termino con otra frase, “Una imagen vale más que mil palabras”.
Gracias, entre otros, a Domingo.


2 comentarios:

  1. Muy bueno Joaquin, como siempre, no quiero añadir nada, porque Mingo es mi amigo de toda la vida, nacimos con pocos días de diferencia, hicimos juntos la Primera Comunión y trabajamos a la vez en Correos, aunque no en el mismo sitio. Es un gran profesional, excelente persona y con gran sentido el humor. Un bonito articulo, que seguro le encantará. Un abrazo, Paulina

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    1. Si Mingo como amigo que es , es un gran profesional el la fotografía, no tenemos que olvidar al Ti Joaquin como comentarista, las comparaciones nunca fueron buenas, pero no tiene nada que envidiar a mi primo Casquero.

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