Cuentan por Fuente
Encalada, que hace muchos años se pidieron ayudas y donativos para dotar al campanario del Santuario de Nuestra Señora del Campo de unas campanas. De
aquella había un señor en el pueblo que se llamaba Francisco, y por su
corpulencia y modo de ser llamaban “Farrucón”. Acudió a la solicitud con su
viejo gorro, una montera o como él dijo, con una monterada de monedas de bronce
como aportación personal. Eran todas y todo cuanto tenía de valor en su ya de
por si humilde casa. Cuando le preguntaron cómo había hecho aquello, respondió
que así las nuevas campanas tañerían su gesta con esta cantilena:
“Bom, bom… bom, bom…
las campanas de Farrucón…, bom, bom…”
El santuario, como el
resto de templos esparcidos por nuestra tierra se levantaron así. Quien pudo,
como Francisco, donó cuanto estuvo a su entender; otros aportaron su trabajo
personal, otros su pareja de vacas y carro para transportar materiales, y los
más diestros todo su saber hacer para tener y compartir un lugar que en el
siglo pasado tuviera su máximo esplendor como preceptoría, centro religioso, y
en su contorno unas ferias de renombre.
En un afán de nueva
puesta en valor del templo Mariano van tímidamente, pero con fuerza,
resurgiendo costumbres y tradiciones; viejos derechos adquiridos de los
antepasados por su maravilloso legado constructivo y cultural.
Inexplicablemente
encontramos problemas y trabas añadidas a las inherentes a cualquier
organización. Nuestros servidores y administradores anteponen sus prejuicios al
bien común buscado: armonía, fiesta y distinción. Que nuestros pueblos mueren
es un hecho fehaciente, solo pedimos que sea de forma natural y no bajo la
sandalia de algún petulante e inculto ocupante de un cargo.
En los últimos días
la nota dominante ha sido la indignación. En primer lugar fue rechazada la
procesión con el patrón San Lucas y desfile de Pendones desde Carracedo, como
la del año pasado que tanto gustó, supuestamente porque el corte breve y
puntual de la LE-ZA 110 afectaría a muchos usuarios de esta pequeña carretera.
Bien, no queremos molestar, solicitamos desde Bercianos. Esta alternativa
cuenta con un buen desvío, por Tardemézar y Santibáñez, apenas 3,8 km más, unos
cuatro minutos de rodeo en coche y en caso de corte total, que no es el caso,
pues solamente necesitamos media vía y prudencia en los conductores. ¿A que se
debe esta segunda negativa?
Una de las cosas más
tristes que se pueden ver es un desfile de Pendones, con varios siglos de
documentación e importancia cultural, desfilar como forajidos, escapados por
caminos de tierra. Ha sido la última alternativa, totalmente nefasta para la
fiesta y por la que públicamente hemos pedido perdón. Sin más comentarios.
Hay que agradecer el
informe positivo por parte de la Diputación de Zamora, y la preocupación de
algunos alcaldes de la zona por la realización de la procesión y desfile.
También agradecer la incomprensible negativa de otro alcalde, de cuyo pueblo
suelo acordarme, a colaborar en unas simples solicitudes, allá su conciencia y
capricho; lo suyo no ha sido zancadilla, si no impulso, gracias, porque como bien es sabido, "quien tropieza y no cae, adelanta terreno".
Por lo demás, y
dentro de nuestras capacidades, deseamos que cuanto tenemos haya sido del
agrado público. Gracias por su presencia, señor Obispo, y gracias a los
religiosos que lo acompañaron por la solemnidad de los actos a los pies de
Nuestra Patrona. Y gracias Don Miguel por soportarnos, es cierto, somos
insufribles.
Y gracias a todos
cuantos atendieron a la llamada de las campanas de “Farrucón” para colaborar en
lo posible, y dar ese lustre al que el Santuario nos comienza a acostumbrar. No
hice fotos, el esplendor podría dañar mi cámara.
El próximo año más y
mejor.
Prensa:
Fotos en Facebook, de
Pendoneros de León:
Animo hermano.No podran con vosotros.
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