eltijoaquin@hotmail.com - facebook.com/El Ti Joaquin

viernes, 14 de abril de 2017

Las sargas de Fuente Encalada.


De forma automática e incorregible, nuestro calendario universal cambia el paso para la Semana Santa, cristiana, vacacional y espiritual por excelencia. Todo porque tres jueves en el año sigan reluciendo más que el sol; todo porque la luna esté presente, en plenitud, en el recuerdo de la muerte de un inocente. Ninguna otra historia ha arrojado más tinta al papel; ninguna otra solemnidad ha cambiado tanto la rutina anual a creyentes, seguidores de otras religiones, indecisos, o… iba a escribir “rebeldes”, pero me lo callo; dejémoslo en ateos.

Vidriales se prepara, cada vez con mayor trabajo, para seguir la tradición. No es la falta de devoción, es la despoblación quien arruina nuestros actos ceremoniales. Los templos se continúan abriendo para apenas decenas de fieles, cuando siempre se recuerdan llenos; ahora también nuestros seres queridos, quienes nos iniciaron en estos ritos, vuelven a nuestro lado con su falta de presencia. En un futuro cercano, y cómo me gustaría equivocarme, ni siquiera la Iglesia abrirá, perdiéndose un impresionante patrimonio artístico y cultural, y un temido solar de insensibilidad acampará en muchos de los pueblos.

Por esto es tan de agradecer el esfuerzo de unos pocos en alargar en cuanto se pueda la agonía rural; y para muestra un botón, en el pueblo de Fuente Encalada. Han hecho memoria, y hablan de 60 años, quizás más, que no se exponía el Monumento completo, unas sargas del artista José de Silva, confeccionadas en lino sobre un rollo de madera, y pintadas en un año cercano a 1884, por la firma en sus sargas hermanas de Rosinos de Vidriales. Solamente dos de estas piezas se han usado desde entonces, frente a las puertas, para cumplir la misión a la que fueron encomendadas.

Ha sido un trabajo dificultoso, no me cabe duda, parece ser que algunas poleas no han resistido el paso del tiempo y el peso del armazón, hasta el punto de padecer un pequeño accidente uno de los voluntarios. De los 5 lienzos han montado 4, el más adelantado fuera de lugar, por tanto ha sido imposible adecuar el quinto, que cierra el vano del arco del presbiterio sobre el cuarto. Pero aún así podemos contemplar esta obra de arte efímero, que se encuentra en un excelente estado de conservación, mucho mejor que las de Rosinos.

Unas sargas que ocultan uno de los retablos más valiosos artísticamente hablando del valle Vidriales. Es una obra renacentista tardía de Bartolomé Hernández, colaborador y cuñado de Gaspar Becerra, quien fuera maestro entallador del retablo mayor de la Catedral de Astorga. Colaboraron también con Bartolomé oficiales reconocidos, como Diego de León, o Pedro Brelava, para este trabajo que nos retrotrae a unos comienzos en 1580, y concluye en 1591 con los últimos pagos, total 45 ducados. Posteriormente, se doró y pintó en 1657 por Juan Antonio Delgado, vecino de Ponferrada, necesitando 24.000 panes de oro y cobrando por los trabajos 9.000 reales. En el centro del retablo y centro de importancia, un pintor local vecino de Fuente Encalada, Antonio de Castro, doró y estofó la Custodia o Sagrario, por 540 reales.

No es fácil conocer el precio de las sargas de José de Silva, pero él seguro que sabía perfectamente el valor de lo que le habían encargado ocultar; de ahí su esmero en la composición y calidad de este trabajo que cumple aproximadamente 133 años, discurriendo por distintas manos y tratos, hasta la exposición de este año. De la misma forma que los voluntarios sabiendo el valor de lo que representa, lo han desempolvado y montado cuidadosamente para disfrute de cuantos admiramos arte y respetamos religiosidad.

Y todo para 3 días de actividad, recorriendo escenas de tristeza, incertidumbre y alegría con unos cambios de decorado y de ánimo difíciles de detallar. Buen trabajo, y que no decaigan las ganas de continuar lo que nos han enseñado. 

Hasta el año que viene, cuando diga la luna.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario