Que diga esta poesía,
meditada y serena,
lo que ha sido, mi
amor,
junto a ti mi
condena.
Son treinta años y un
nieto,
y hora de hacer la
cuenta,
que empezó un cuatro
de abril
siendo ya primavera.
Compartimos destino
conocidos apenas;
yo nunca vi a Cupido,
por ti sé de sus
flechas.
Uno, dos, y luego
tres
veces brotó la
siembra,
y la casa a rebosar…
qué bonito… ¿te
acuerdas?
Si, hubo temporales,
como vienen se
alejan,
lo importante es
taponar
las vías de agua que
dejan.
Nos maduró el verano
de golpe la cosecha,
y el nido se vio solo
sin casi darnos
cuenta.
Tranquila, sabrán
volver,
hay un faro en la
puerta,
y un ancla amarra el
patio,
sujeta a una cadena.
Vivimos ya el otoño,
de la mano, con
fuerza;
cuando un hombro es
otro hombro
sobran todas las
letras.
Sólo queda el
invierno,
y ésta es mi
sugerencia:
con que sea a tu
lado,
que venga como
quiera.
-----ETJ-----
Preciosa, amigo Joaquin. Me emocioné y todo. Un abrazo y a por otros treinta y mas nietos.
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