El intercambio
cultural entre Oriente y la Hispania mozárabe ha dejado huellas en Vidriales.
El culto a Santa Marina de Antioquía (Tardemézar), o San Mamés de Cesárea
(Ayoó), ambos incluidos en el calendario hispano-mozárabe, parecen un indicio
de antiguas comunidades cristianas que resistieron la islamización de la
península, y repoblaron la comarca durante y al terminar la reconquista.
Santa Marina de
Antioquía, nacida en Asia Menor, cuyos atributos más significativos son un
dragón a los pies y una palma en la mano, se venera en Tardemézar el 18 de
julio. No se debe de confundir con Santa Marina de Aguas Santas, muy famosa en
Orense, que toma por desdoblamiento los atributos de la de Antioquía, o bien un
horno y un manantial, que serían los propios. Marina era hija de un sacerdote
pagano llamado Onésimo, quien la puso al cargo de una nodriza al morir la madre
biológica en el parto. Pero la nodriza era cristiana y en secreto transmitió su
fe a la niña; el padre, al descubrirlo, la abandonó y junto con la nodriza se
dedicaron a pastorear ovejas. El resto de su vida tiene que ver con el capricho
de un prefecto llamado Olibrio, y su martirio al no aceptar ser su esposa.
Sobre San Mamés ya
escribí en otro artículo,
aunque he leído recientemente que también pudiera ser onomástico de “Muhammad”,
que significa “alabar”, o de “Mahmud”, nombre muy extendido entre la comunidad
mozárabe. Yo simplemente me centraré en las semejanzas con Santa Marina: santos
orientales, huérfanos de madre tras el parto, pastores, y mártires. Curioso.
Otro hilo conductor
entre ambos santos es un arroyo: el Almucera, o el Mucera, como lo recoge Madoz
en su diccionario geográfico-estadístico-histórico. Es una palabra mozárabe muy
frecuente en la toponimia de las regiones de León y Galicia. Podría significar
como Almucera: “estadio, zona de ejercitación-hipódromo”, o en una variante como
Almuzara (así aparece en textos antiguos): “Campo de cereales, tierra, campo de
labor agrícola” o “lugar de paseo, ejercicio en las afueras”. Cualquiera de las
dos podría describir el valle de Vidriales a la llegada de las huestes
musulmanas, y su hipotética acampada en otro lugar de aparente y dudoso nombre
árabe: Sansueña.
Ya que hablamos del
San Mamés de Ayoó, y su posible origen mozárabe, recordemos que hasta mediados
del siglo VIII el norte de Zamora estuvo ocupado por los musulmanes, siendo
famosas algunas batallas como la de la Polvorosa. Podríamos relacionar el
nombre de Ayoó con el del árabe “al-‘Ayuūn”, que significa “las fuentes”, o
“los manantiales”, y nunca mejor descrita la cabecera del valle de Vidriales,
aunque es poco o nada fiable (en los documentos más antiguos aparece como Ageo,
y esa “g” no se podría explicar en el caso de traducción del árabe).
Y en éste recorrido
mozárabe volvemos a Tardemézar, palabra compuesta por “Tarde” y “Mézar”.
“Tarde” es el apócope y apertura vocálica (según los expertos lingüistas) del
sintagma “Otero”, muy frecuente, que significa “cerro aislado que domina un
llano”. (Ejemplo: Otero de Bodas, antiguamente “Tardebodas). “Mézar” deriva de un nombre propio árabe, y el hilo nos lleva al rey de León Bermudo II. Parece
ser que tenía contratos de aparcería (acuerdos entre el propietario y cultivador
para repartirse los productos o beneficios; contratos parecidos en uso hasta
hace poco tiempo en Tardemézar) con un tal Meizara, nombre bastante común entre los mozárabes (aparece en los documentos por primera vez un Meysara Al Matgari, caudillo bereber
que luchó en el 740 contra los árabes en Marruecos). Y se ve que dicho rey, en
agradecimiento hizo una donación a “Meizara et sua mulier Amaiub” de la villa de
Pozuelo de Vidriales, pueblo vecino de Tardemézar. La hija de Bermudo le quitó años más tarde la “Villa de Pozolo” para dársela al monasterio de Santa Marta de
Tera, era el año 1033. Quizás el pueblo de Tardemézar naciera de una ampliación de los terrenos a zonas colindantes, o de esa
expropiación, al trasladar Meizara, o los herederos, los bienes (ganado, herramientas, obreros…)
a un lugar vecino donde seguir disfrutando de las bondades de Vidriales.
Aunque también se ha planteado otra duda; y Mézar no derivara de nombre propio, sino de "maysar", nombre también árabe, pero que significa "cortijo". Nunca lo sabremos.
Aunque también se ha planteado otra duda; y Mézar no derivara de nombre propio, sino de "maysar", nombre también árabe, pero que significa "cortijo". Nunca lo sabremos.
Sea como fuere, el
pueblo no está donde recuerdan haber oído los más mayores, estaba al Este, en
el Piélago (vendría a significar “remanso, o balsa de río”, una hondonada
húmeda también conocida como Presurales, y quizás por esa humedad fue
abandonado). Hay que decir que Presurales es una palabra que deriva de “presuras”,
un fenómeno harto conocido por los agricultores cuando cultivan una zona donde
hubo un pueblo desaparecido. Las maderas y mampuestos se reciclaron en el
siguiente asentamiento, pero no así los cimientos en su totalidad. El arado
continuamente tropezaba con éstos restos, haciendo “presa”, presura. Y es que
ésta zona quizás cuente con mayor antigüedad de la que podamos suponer, ya que
aquí apareció una estela funeraria romana (1), y si hay cementerio es que hubo
algo más alrededor. En concreto es un monumento, guardado en el Museo
Arqueológico Provincial de Zamora, que conmemora el fallecimiento de Marcus
Cornelius, hijo de Marco, de la tribu aniense, con tan solo 22 años. Era
legionario de la X Gémina, acantonada en Petavonium, en la que tenía la especialidad
de “terebrae”, operador de la “terebra”, una especie de arma de guerra diseñada
para destruir puertas o muros. Como curiosidad, en la parte superior tiene
grabada una luna de pocos días con los “cuernos” hacia arriba, en un claro
ejemplo de la convivencia romana con las tribus indígenas ya en la primera
mitad del siglo primero de nuestra era.
Y ya que hablamos de
las semejanzas de dos pueblos alejados, Ayoó y Tardemézar, y de las “presuras”,
remato con éste sistema muy conocido y documentado desde el siglo VIII, que
consistía en repoblar los dominios islámicos ganados por la reconquista
cristiana. Los historiadores dividen el método en dos grupos: las presuras
oficiales, y las espontáneas. La oficial se llevaría a cabo por mandato real,
como sería el caso de la llegada de Meizara a Vidriales, y la espontánea, que
sería llevada por campesinos o comunidades monásticas, como lo fue la fundación
del monasterio de Ageo en la cabecera del valle, seguramente por orden de San
Fructuoso.
¿Presurales tiene que
ver con la repoblación, o con la reja del arado? Yo no sé nada, sólo ahí lo
dejo.
Iglesia de Santa Marina, Tardemézar.
Estela funeraria de Marco Cornelio (1)
Grande, Joaquin, no pierdas el don de la curiosidad, y sobre todo el de la capacidad de comunicarlo, por las cosas del Valle.
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