Algunas cosas parecen eternas, como
decimos coloquialmente, “llevan ahí toda la vida”. Por poner algún ejemplo… la
electricidad con todas sus increíbles utilidades, nuestras casas, los coches,
las carreteras… y nada tan lejos de la realidad; sólo forman parte de la crónica
más reciente de nuestros pueblos. Concretamente, la carretera de Ayoó a
Carracedo tiene una curiosa historia, todavía en la mente de nuestros mayores,
que merece la pena recordar.
A principios del siglo XX, los caminos
de nuestra comarca eran poco más que roderas de carros o sendas de caballerías;
polvorientos en verano y encharcados en invierno, llenos de curvas y
vegetación, sin cunetas, puentes, o cualquier mejora que hoy entendemos por normal.
Solamente se libraba uno, la calzada romana que cruza de norte a sur el valle
de Vidriales por Fuente Encalada, Rosinos, Santibáñez y Brime de Sog. En muchos
puntos al menos, guardaba las formas como podemos ver todavía en la Valdería, y
se podía circular con relativa comodidad; de hecho se la conocía como “la
carretera del obispo”, por ser una vía de comunicación con Astorga. Para la carretera
paralela, la de Camarzana a la Bañeza, la más importante de Vidriales, se
expropiaron los terrenos en 1923, según consta en el Boletín Oficial de la
provincia (recorte 1, debajo del texto), hace menos de 100 años.
Los ayoínos contaban por aquella época
con varios y maltrechos caminos de los que describí antes: el camino
Felechares, el camino la Bañeza, el camino Fuente Encalada, el camino
Carracedo, el camino Congosta y el camino Nogarejas, y sólo uno medio decente,
el camino Santibáñez, que va paralelo a la carretera pero por la otra margen
del Almucera. Pero necesitaban con urgencia un camino de verdad, con buen firme
y anchura, una carretera que uniera el pueblo con Carracedo por el trecho más
corto y después por el valle abajo para conectarse con los suyos, con Vidriales.
En el Heraldo de Zamora (recorte 2), el 15 de abril de 1910 se menciona incluir
en el Plan General del Estado dicha carretera que enlazaría con Colinas de
Transmonte. Pero todavía el 31 de julio de 1918 (recorte 3) se solicitaba la
declaración de utilidad pública para el tramo entre Villaobispo y la línea
divisoria de San Pedro de la Viña y Carracedo que seguramente se construyera
algunos años después.
El 23 de marzo de 1925 (recorte 4) se
hace pública en el Boletín Oficial de nuevo la petición del alcalde presidente
del ayuntamiento de Ayoó solicitando la declaración de utilidad pública de un
camino vecinal que empalmara Congosta con la carretera de Camarzana a la
Bañeza. Por su parte, el presidente de la Junta Administrativa de Carracedo va
más allá, y el mismo día (recorte 5) se solicita otro camino, que “partiendo
de Castrocontrigo (León), pase por los pueblos de Ayoó de Vidriales, Carracedo
y San Pedro de la Viña, en el que ya tiene aprobado en el 3º Y 4º concurso
hasta Rosinos de Vidriales”. Es una petición muy inteligente. Sabemos por Pascual
Madoz en su diccionario (1845 – 1850) (recorte 6) que hasta Rosinos de
Vidriales venía un canal (romano, con indicios visibles todavía hoy) con agua
del Eria, tomada en Castrocontrigo. Pues sencillamente paralelo al canal hubiera
sido fácil trazar un camino. Con ésta última petición podemos suponer que desde
la carretera de Camarzana a La Bañeza hasta San Pedro de la Viña ya había
carretera, o estaba a punto de realización en “el 3º y 4º concurso”.
Recordemos, marzo de 1925.
25 años tras estas peticiones, con lo
que significan 25 años sin camino medianamente circulable, el periódico de la
época de tirada nacional Imperio (recorte 7), publica en gran parte de sus
páginas varias noticias relacionadas con Ayoó y su nueva carretera. Era el
miércoles 29 de mayo de 1950, siendo alcalde Francisco Aldonza y presidente de
la Hermandad de Agricultores y Ganaderos Isaac Cano. El primer titular (recorte
8), por ordenarlos de alguna forma, es la propaganda política del gobierno de
turno, algo que ya estamos acostumbrados a ver. El camarada Alfín Delgado, ante
el gobernador civil, el presidente de la Diputación, las autoridades locales y
el pueblo reunido, elogió el esfuerzo y prometió ayuda, blablablá, arriba
España blablablá…. El segundo fue la inauguración de la nueva carretera
(recorte 9), con las explicaciones técnicas. Destacaría que en el proyecto
venían marcados 5 metros, pero se hicieron 6 por iniciativa ayoína. El tercero
el comentario del periodista (recorte 10), que comparó el recibimiento que hizo
el pueblo a la comitiva de autoridades con “la del Ebro”, por la cantidad de
cohetes y bombas lanzados anunciando la fiesta posterior. El titular de su
artículo resumía en una sola palabra la actitud de los ayoínos ante proyectos
como el trazado de la nueva carretera: voluntad. Ya lo dice el refrán, “hace
más el que quiere que el que puede”.
La última parte me parece la más
destacable, porque evidencia el mundo rural, en el que todos, en cuanto podían,
arrimaban el hombro. Y con este todos me refiero a “todos”, como pronombre
indefinido plural que significa “todas las personas” (acepción 9 del DLE de la
RAE). En este “todos” se incluían hombres, mujeres, mayores y menores de edad.
Y en los trabajos comunales, en los que participaba un miembro de cada casa
bajo pena de multa, no era una excepción ver a adolescentes, o a mujeres,
realizar tareas muy por encima de sus capacidades físicas.
Pero para el redactor de la noticia
aquello le parecía extraordinario y como tal lo publicó en un gran titular
(recorte 11): También las mozas de Ayoó de Vidriales trabajaron en la
construcción de la carretera. Pues sí, mozas y mozos, menores de 21 o 18 años,
que decimos ahora. Todos ellos entrenados desde niños a colaborar en lo que
hiciera falta al terminar lo relacionado con el breve colegio; y muchos
tristemente ni eso. Por tanto, cavar y trasladar tierra, picar piedras,
maniobrar carros, o cualquiera otra labor caminera eran tareas aprendidas que
se realizaron con naturalidad cuando se planteó aquel trabajo que redundaba en
beneficio de todos. Por tanto todos colaborarían en la “yera” o “facendera”, pero
a razón de parejas de vacas; quien tenía una pareja, le correspondería una “varada”
(que consistía en una longitud determinada de trabajo), quien tenía dos, dos “varadas”
y quien trabajaba “a coyunta”, es decir, que tenía una sola vaca y hacía pareja
con la de otra persona, pues juntos harían la “varada”. Una asignación en equidad pensada
para repartir el trabajo según las posibilidades de cada uno, muy lejos de la
igualdad, en la que como vecinos hubiesen tocado a “varadas” iguales. El
proyecto era sencillo y estaba supervisado por un ingeniero llamado Gerónimo: en primer lugar se diseñaría el trazado, se harían
taludes donde fueran necesarios y se retiraría la tierra vegetal para hacer una
“caja”, la excavación para hacer sitio al relleno, con sus cunetas correspondientes
a ambos lados. Luego se rellenaría con piedra, a poder ser canto rodado de
distintos diámetros, y se partiría “in situ”, y por último se extendería una
capa final de zahorra o de la mejor tierra de las excavaciones.
No he encontrado en ninguna
publicación la fecha de comienzo de las obras, pero disponemos de un documento
excepcional que nos muestra cuando sí se trabajaba en la carretera. En el vuelo
fotogramétrico americano de la serie A, que sobrevoló España en los años
1945-1946 se aprecia con claridad que estaba ejecutada al menos la “caja”. Esta
foto aérea es indiscutible, y demuestra que por lo menos transcurrieron 5 años
desde el inicio hasta la inauguración de la carretera. Y también se ve que el
mejor camino que partía de Ayoó, el más marcado, es el que va paralelo a la
carretera por el otro lado del Almucera, el camino Santibáñez, que parece ser
fue también una opción, pero desechada porque pretendía seguir dejando aislado
a nuestro pueblo.
El artículo del periódico Imperio (recorte
11) recuerda un triste accidente, el único y no por ello menos penoso: una
esquirla de piedra dañó irreversiblemente el ojo de un trabajador. En mis
labores de investigación no le podido identificar al afectado, de quien dice el
artículo “en cuyo beneficio los demás vecinos y compañeros constituyeron un
seguro”.
El primer e inmediato beneficio de
aquella obra colosal (para realizarla manualmente) está bajo el titular
dedicado a las mozas (recorte 11): Este pueblo recibirá de la Diputación
Provincial más de 350.000 pesetas. Ése era el presupuesto que desde la
Diputación habían destinado para la carretera. En un acto que los honraba, si
los vecinos hacían el trabajo, ellos aportarían al pueblo el dinero como si lo
hubieran costeado ellos. Así todos contentos, pero los de Ayoó más.
El segundo beneficio llegó sólo dos
años más tarde. En el periódico Nueva España, en la sección de Benavente nos
anuncia que el ayuntamiento de esta ciudad en el pleno del 7 de mayo resuelve “informar
en sentido favorable el establecimiento de una línea de automóviles para
conducción de viajeros entre Benavente y Ayoó de Vidriales”. El 30 de mayo
la Diputación de Zamora en pleno ordinario ratifica como favorable la petición
de esta línea que acercaría Benavente a los ayoínos sin necesidad de
desplazarse andando hasta Carracedo. Poco tiempo más tarde, el 5 de septiembre el
ayuntamiento de Zamora, en pleno ordinario, también da el visto bueno a una
línea de autobuses entre Ayoó y Zamora, pero pasando por Benavente.
El primer guante para realizar la
línea de autobuses lo recogieron dos ayoínos en sociedad, los hermanos Laurentino
e Isaac Cano, comprando un camión nuevo y modificándolo en un taller para hacerlo mixto, para transporte general a la demanda,
con algunos asientos para personas y caja para lo que entrara por capacidad,
normalmente ganado. Primeramente Laurentino fue el encargado de conducir aquel vehículo, pero al poco tiempo
la sociedad se deshizo, quedando únicamente al cargo de la empresa Isaac, que como no tenía carnet para conducir contrató los servicios de un vecino de Camarzana, Paco, que luego se casara con Celsita, la hija del maestro de Fuente Encalada, don Emilio. Isaac cumplió mientras pudo con aquel transporte especial que básicamente hacía
viajes a Santibáñez de Vidriales, Benavente y La Bañeza en los días de mercado, haciendo un gran servicio al pueblo.
Esto no lo he encontrado en ningún medio informativo, si no en la fértil
memoria siempre de agradecer de nuestros mayores. Lo que si he encontrado es un
anuncio del 10 de septiembre de 1953 (recorte 12), en el que se pone a la venta
“coche mixto de ferias, fiestas y mercados. Tratar: Isaac Blanco. Ayoó de
Vidriales (Zamora)”. Lo he transcrito con error en el apellido incluido.
Parece ser que tras el parón del vehículo local vino durante bastante tiempo un
autobús de la empresa Noroeste, ya únicamente para transporte de personas.
Pero realmente no hubo un servicio eficaz
y regular hasta el jueves 23 de agosto (recorte 13), víspera de San Bartolo,
del año 1956. La empresa Auto-Res, que llegaba hasta Santibáñez de Vidriales,
amplió finalmente la línea hasta Ayoó.
Aquella década de los 50 fue muy
fructífera, recordemos que el ayuntamiento disponía de un premio de 350.000
pesetas por trabajar tan duro en la carretera. En el año 1952 se hicieron dos
pozos artesianos, uno de ellos el de Requeijo del lado norte, y se instaló el
alumbrado público por todo el pueblo. Un año después, en 1953, se hizo el del
abastecimiento que todavía hoy alimenta nuestros grifos y a continuación una
red de cañerías y una serie de fuentes por las calles.
La historia de la carretera no termina
aquí, es la historia de tantos viajeros hemos puesto y pondrán los pies en
ella. Una obra para el orgullo de los ayoínos, que nos enseña que la
comunicación es fundamental para el desarrollo de las sociedades. En el diario
La Tarde, del 21 de mayo de 1936 (recorte 14), se cifra en 1.500 personas el
número de habitantes de Ayoó y Congosta, “los dos pueblos de las mil
fontanas cristalinas”, “dos pueblos de honradez y sencillas costumbres”,
que se adelantaron a los acontecimientos con esfuerzo y valentía, y que
sirvieron de modelo al resto de españoles. Ya lo decía el periodista aquel
(recorte 10): Ayoó, o la voluntad.
P.D.- He intentado aportar como
documentación los escritos que he encontrado en los medios informativos de la época,
con la seguridad de que en varios puntos los hechos fueron distintos, como he
podido comprobar al registrar en la memoria de nuestros mayores, a veces tan
olvidadiza con lo fundamental y otras tan lúcida con temas que tanto impacto
tuvieron en su juventud. Siempre, gracias a todos por reescribir nuestra
historia.
Recorte 1
Recorte 2
Recorte 3
Recorte 4
Recorte 5
Recorte 6
Recorte 7
Recorte 8
Recorte 9
Recorte 10
Vuelo fotogramétrico 1945-46
Recorte 11
Recorte 12
Recorte 13
Recorte 14
Querido amigo. Tu historia es muy interesante y yo soy testigo de parte de ella,Participe en la carretera, aun conservo la porrilla de partir los cantos, no asi las gafas que eran de tela mosquitera.
ResponderEliminarTambien recuerdo la llegada de autobus a Zamora, aquellas peleas entre Santibañez y Ayoo, los primeros no querian que subiera sino que terminara en Santibañez, Ayoo ya tenia la cochera preparada,recuerdo los discursos que el Alcalde ( El Ti Francisco Aldonza) que decia La Jaula esta echa y el pajaro entrara y claro que etro. Un abrazo y Felicitarte por este Trabajo. Manolo