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lunes, 6 de abril de 2020

De Ayoó a Carracedo: historia de la carretera.


Algunas cosas parecen eternas, como decimos coloquialmente, “llevan ahí toda la vida”. Por poner algún ejemplo… la electricidad con todas sus increíbles utilidades, nuestras casas, los coches, las carreteras… y nada tan lejos de la realidad; sólo forman parte de la crónica más reciente de nuestros pueblos. Concretamente, la carretera de Ayoó a Carracedo tiene una curiosa historia, todavía en la mente de nuestros mayores, que merece la pena recordar.

A principios del siglo XX, los caminos de nuestra comarca eran poco más que roderas de carros o sendas de caballerías; polvorientos en verano y encharcados en invierno, llenos de curvas y vegetación, sin cunetas, puentes, o cualquier mejora que hoy entendemos por normal. Solamente se libraba uno, la calzada romana que cruza de norte a sur el valle de Vidriales por Fuente Encalada, Rosinos, Santibáñez y Brime de Sog. En muchos puntos al menos, guardaba las formas como podemos ver todavía en la Valdería, y se podía circular con relativa comodidad; de hecho se la conocía como “la carretera del obispo”, por ser una vía de comunicación con Astorga. Para la carretera paralela, la de Camarzana a la Bañeza, la más importante de Vidriales, se expropiaron los terrenos en 1923, según consta en el Boletín Oficial de la provincia (recorte 1, debajo del texto), hace menos de 100 años.

Los ayoínos contaban por aquella época con varios y maltrechos caminos de los que describí antes: el camino Felechares, el camino la Bañeza, el camino Fuente Encalada, el camino Carracedo, el camino Congosta y el camino Nogarejas, y sólo uno medio decente, el camino Santibáñez, que va paralelo a la carretera pero por la otra margen del Almucera. Pero necesitaban con urgencia un camino de verdad, con buen firme y anchura, una carretera que uniera el pueblo con Carracedo por el trecho más corto y después por el valle abajo para conectarse con los suyos, con Vidriales. En el Heraldo de Zamora (recorte 2), el 15 de abril de 1910 se menciona incluir en el Plan General del Estado dicha carretera que enlazaría con Colinas de Transmonte. Pero todavía el 31 de julio de 1918 (recorte 3) se solicitaba la declaración de utilidad pública para el tramo entre Villaobispo y la línea divisoria de San Pedro de la Viña y Carracedo que seguramente se construyera algunos años después.

El 23 de marzo de 1925 (recorte 4) se hace pública en el Boletín Oficial de nuevo la petición del alcalde presidente del ayuntamiento de Ayoó solicitando la declaración de utilidad pública de un camino vecinal que empalmara Congosta con la carretera de Camarzana a la Bañeza. Por su parte, el presidente de la Junta Administrativa de Carracedo va más allá, y el mismo día (recorte 5) se solicita otro camino, que “partiendo de Castrocontrigo (León), pase por los pueblos de Ayoó de Vidriales, Carracedo y San Pedro de la Viña, en el que ya tiene aprobado en el 3º Y 4º concurso hasta Rosinos de Vidriales”. Es una petición muy inteligente. Sabemos por Pascual Madoz en su diccionario (1845 – 1850) (recorte 6) que hasta Rosinos de Vidriales venía un canal (romano, con indicios visibles todavía hoy) con agua del Eria, tomada en Castrocontrigo. Pues sencillamente paralelo al canal hubiera sido fácil trazar un camino. Con ésta última petición podemos suponer que desde la carretera de Camarzana a La Bañeza hasta San Pedro de la Viña ya había carretera, o estaba a punto de realización en “el 3º y 4º concurso”. Recordemos, marzo de 1925.

25 años tras estas peticiones, con lo que significan 25 años sin camino medianamente circulable, el periódico de la época de tirada nacional Imperio (recorte 7), publica en gran parte de sus páginas varias noticias relacionadas con Ayoó y su nueva carretera. Era el miércoles 29 de mayo de 1950, siendo alcalde Francisco Aldonza y presidente de la Hermandad de Agricultores y Ganaderos Isaac Cano. El primer titular (recorte 8), por ordenarlos de alguna forma, es la propaganda política del gobierno de turno, algo que ya estamos acostumbrados a ver. El camarada Alfín Delgado, ante el gobernador civil, el presidente de la Diputación, las autoridades locales y el pueblo reunido, elogió el esfuerzo y prometió ayuda, blablablá, arriba España blablablá…. El segundo fue la inauguración de la nueva carretera (recorte 9), con las explicaciones técnicas. Destacaría que en el proyecto venían marcados 5 metros, pero se hicieron 6 por iniciativa ayoína. El tercero el comentario del periodista (recorte 10), que comparó el recibimiento que hizo el pueblo a la comitiva de autoridades con “la del Ebro”, por la cantidad de cohetes y bombas lanzados anunciando la fiesta posterior. El titular de su artículo resumía en una sola palabra la actitud de los ayoínos ante proyectos como el trazado de la nueva carretera: voluntad. Ya lo dice el refrán, “hace más el que quiere que el que puede”.

La última parte me parece la más destacable, porque evidencia el mundo rural, en el que todos, en cuanto podían, arrimaban el hombro. Y con este todos me refiero a “todos”, como pronombre indefinido plural que significa “todas las personas” (acepción 9 del DLE de la RAE). En este “todos” se incluían hombres, mujeres, mayores y menores de edad. Y en los trabajos comunales, en los que participaba un miembro de cada casa bajo pena de multa, no era una excepción ver a adolescentes, o a mujeres, realizar tareas muy por encima de sus capacidades físicas.

Pero para el redactor de la noticia aquello le parecía extraordinario y como tal lo publicó en un gran titular (recorte 11): También las mozas de Ayoó de Vidriales trabajaron en la construcción de la carretera. Pues sí, mozas y mozos, menores de 21 o 18 años, que decimos ahora. Todos ellos entrenados desde niños a colaborar en lo que hiciera falta al terminar lo relacionado con el breve colegio; y muchos tristemente ni eso. Por tanto, cavar y trasladar tierra, picar piedras, maniobrar carros, o cualquiera otra labor caminera eran tareas aprendidas que se realizaron con naturalidad cuando se planteó aquel trabajo que redundaba en beneficio de todos. Por tanto todos colaborarían en la “yera” o “facendera”, pero a razón de parejas de vacas; quien tenía una pareja, le correspondería una “varada” (que consistía en una longitud determinada de trabajo), quien tenía dos, dos “varadas” y quien trabajaba “a coyunta”, es decir, que tenía una sola vaca y hacía pareja con la de otra persona, pues juntos harían la “varada”. Una asignación en equidad pensada para repartir el trabajo según las posibilidades de cada uno, muy lejos de la igualdad, en la que como vecinos hubiesen tocado a “varadas” iguales. El proyecto era sencillo y estaba supervisado por un ingeniero llamado Gerónimo: en primer lugar se diseñaría el trazado, se harían taludes donde fueran necesarios y se retiraría la tierra vegetal para hacer una “caja”, la excavación para hacer sitio al relleno, con sus cunetas correspondientes a ambos lados. Luego se rellenaría con piedra, a poder ser canto rodado de distintos diámetros, y se partiría “in situ”, y por último se extendería una capa final de zahorra o de la mejor tierra de las excavaciones.

No he encontrado en ninguna publicación la fecha de comienzo de las obras, pero disponemos de un documento excepcional que nos muestra cuando sí se trabajaba en la carretera. En el vuelo fotogramétrico americano de la serie A, que sobrevoló España en los años 1945-1946 se aprecia con claridad que estaba ejecutada al menos la “caja”. Esta foto aérea es indiscutible, y demuestra que por lo menos transcurrieron 5 años desde el inicio hasta la inauguración de la carretera. Y también se ve que el mejor camino que partía de Ayoó, el más marcado, es el que va paralelo a la carretera por el otro lado del Almucera, el camino Santibáñez, que parece ser fue también una opción, pero desechada porque pretendía seguir dejando aislado a nuestro pueblo.

El artículo del periódico Imperio (recorte 11) recuerda un triste accidente, el único y no por ello menos penoso: una esquirla de piedra dañó irreversiblemente el ojo de un trabajador. En mis labores de investigación no le podido identificar al afectado, de quien dice el artículo “en cuyo beneficio los demás vecinos y compañeros constituyeron un seguro”.

El primer e inmediato beneficio de aquella obra colosal (para realizarla manualmente) está bajo el titular dedicado a las mozas (recorte 11): Este pueblo recibirá de la Diputación Provincial más de 350.000 pesetas. Ése era el presupuesto que desde la Diputación habían destinado para la carretera. En un acto que los honraba, si los vecinos hacían el trabajo, ellos aportarían al pueblo el dinero como si lo hubieran costeado ellos. Así todos contentos, pero los de Ayoó más.

El segundo beneficio llegó sólo dos años más tarde. En el periódico Nueva España, en la sección de Benavente nos anuncia que el ayuntamiento de esta ciudad en el pleno del 7 de mayo resuelve “informar en sentido favorable el establecimiento de una línea de automóviles para conducción de viajeros entre Benavente y Ayoó de Vidriales”. El 30 de mayo la Diputación de Zamora en pleno ordinario ratifica como favorable la petición de esta línea que acercaría Benavente a los ayoínos sin necesidad de desplazarse andando hasta Carracedo. Poco tiempo más tarde, el 5 de septiembre el ayuntamiento de Zamora, en pleno ordinario, también da el visto bueno a una línea de autobuses entre Ayoó y Zamora, pero pasando por Benavente.

El primer guante para realizar la línea de autobuses lo recogieron dos ayoínos en sociedad, los hermanos Laurentino e Isaac Cano, comprando un camión nuevo y modificándolo en un taller para hacerlo mixto, para transporte general a la demanda, con algunos asientos para personas y caja para lo que entrara por capacidad, normalmente ganado. Primeramente Laurentino fue el encargado de conducir aquel vehículo, pero al poco tiempo la sociedad se deshizo, quedando únicamente al cargo de la empresa Isaac, que como no tenía carnet para conducir contrató los servicios de un vecino de Camarzana, Paco, que luego se casara con Celsita, la hija del maestro de Fuente Encalada, don Emilio. Isaac cumplió mientras pudo con aquel transporte especial que básicamente hacía viajes a Santibáñez de Vidriales, Benavente y La Bañeza en los días de mercado, haciendo un gran servicio al pueblo. Esto no lo he encontrado en ningún medio informativo, si no en la fértil memoria siempre de agradecer de nuestros mayores. Lo que si he encontrado es un anuncio del 10 de septiembre de 1953 (recorte 12), en el que se pone a la venta “coche mixto de ferias, fiestas y mercados. Tratar: Isaac Blanco. Ayoó de Vidriales (Zamora)”. Lo he transcrito con error en el apellido incluido. Parece ser que tras el parón del vehículo local vino durante bastante tiempo un autobús de la empresa Noroeste, ya únicamente para transporte de personas.

Pero realmente no hubo un servicio eficaz y regular hasta el jueves 23 de agosto (recorte 13), víspera de San Bartolo, del año 1956. La empresa Auto-Res, que llegaba hasta Santibáñez de Vidriales, amplió finalmente la línea hasta Ayoó.

Aquella década de los 50 fue muy fructífera, recordemos que el ayuntamiento disponía de un premio de 350.000 pesetas por trabajar tan duro en la carretera. En el año 1952 se hicieron dos pozos artesianos, uno de ellos el de Requeijo del lado norte, y se instaló el alumbrado público por todo el pueblo. Un año después, en 1953, se hizo el del abastecimiento que todavía hoy alimenta nuestros grifos y a continuación una red de cañerías y una serie de fuentes por las calles.

La historia de la carretera no termina aquí, es la historia de tantos viajeros hemos puesto y pondrán los pies en ella. Una obra para el orgullo de los ayoínos, que nos enseña que la comunicación es fundamental para el desarrollo de las sociedades. En el diario La Tarde, del 21 de mayo de 1936 (recorte 14), se cifra en 1.500 personas el número de habitantes de Ayoó y Congosta, “los dos pueblos de las mil fontanas cristalinas”, “dos pueblos de honradez y sencillas costumbres”, que se adelantaron a los acontecimientos con esfuerzo y valentía, y que sirvieron de modelo al resto de españoles. Ya lo decía el periodista aquel (recorte 10): Ayoó, o la voluntad.

P.D.- He intentado aportar como documentación los escritos que he encontrado en los medios informativos de la época, con la seguridad de que en varios puntos los hechos fueron distintos, como he podido comprobar al registrar en la memoria de nuestros mayores, a veces tan olvidadiza con lo fundamental y otras tan lúcida con temas que tanto impacto tuvieron en su juventud. Siempre, gracias a todos por reescribir nuestra historia.

Recorte 1

Recorte 2

Recorte 3 


Recorte 4

Recorte 5

Recorte 6

Recorte 7

Recorte 8


Recorte 9

Recorte 10

Vuelo fotogramétrico 1945-46

Recorte 11



Recorte 12

Recorte 13

Recorte 14

1 comentario:

  1. Querido amigo. Tu historia es muy interesante y yo soy testigo de parte de ella,Participe en la carretera, aun conservo la porrilla de partir los cantos, no asi las gafas que eran de tela mosquitera.
    Tambien recuerdo la llegada de autobus a Zamora, aquellas peleas entre Santibañez y Ayoo, los primeros no querian que subiera sino que terminara en Santibañez, Ayoo ya tenia la cochera preparada,recuerdo los discursos que el Alcalde ( El Ti Francisco Aldonza) que decia La Jaula esta echa y el pajaro entrara y claro que etro. Un abrazo y Felicitarte por este Trabajo. Manolo

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