Quien escribe
pervive. Por tanto, rectificar escritos no sé si será de sabios, sé que es de
justos, y cualquier hora es buena para volver a la verdad.
Hoy rectifico una
afirmación hecha verso, para que nadie algún día lo haga por mí. Pero… quien
iba a decir que algo diminuto, inapreciable, fuera más fuerte que el arco
eléctrico que funde metales, o ilumina con la mayor intensidad creada por
humanos. Todos conocemos los devastadores efectos de un rayo, que en pequeña
escala se reproducen con la alta tensión. Pues ahí yo, inocentemente, en esos
tendidos había puesto el listón para avanzar o no; solo su temida descarga
eléctrica debería impedir llevar altivos y orgullosos nuestros Pendones. De ahí
que escribiera: (1)
Con
cualquier viento salimos,
haga
sol o nubarrón;
“pa”
frenar la comitiva
hace
falta alta tensión.
Hoy,
visto lo visto, hubiera escrito que:
“pa”
frenar la comitiva
el coronavirus
llegó.
Porque se acaba el
año y nadie los nombra, faltan fotos, recuperaciones, retos, excursiones,
desfiles, música, animadas comidas de hermandad… falta alegría y vistosidad
porque sobran cancelaciones de eventos y romerías a causa del coronavirus.
Maldito sea.
Sumido en esta
morriña hoy me he despertado, con la sensación de un año vacío. Nos han faltado
saludos, abrazos y besos, echar en falta a alguien porque nos hemos echado en
falta todos. Ha sido prudente y necesario, pero también un daño a nuestras
costumbres, uno de los pilares de nuestra identidad. Un daño que se me antoja
irreparable, porque puede que nada vuelva a ser lo mismo. Si ya íbamos
justitos… el bicho puede ser la puntilla en muchos lugares.
Quedémonos con lo
positivo. Los gratos recuerdos están ahí, y también las anécdotas, para, al
menos, no perder la ilusión ni las ganas de pendonear. Por mi parte, elijo
algunas, aunque sólo sea por sonreír, que buena falta nos hace.
La primera en la
frente, tenía que venir de un político de esos que tienen más boca que estatura.
El alcalde de Valladolid, Oscar Puente, hablando de una exhibición de Pendones
en su ciudad (2), “considera que "merece la pena", pues es "muy
espectacular", con mástiles que alcanzan los 25 metros de altura”. Hombre,
yo a él le añadiría estatura si él al Pendón le rebaja metros. A día de hoy el
Pendón más alto catalogado es el de Santibáñez de la Isla, que sobrepasa unos
centímetros de los 12 metros (un saludo para allá). Un Pendón sólo para los
“pata negra”, labrado por el maestro Emiliano, como no podía ser de otra forma.
Que sencillo es una llamadita de teléfono, documentarse, y luego hablar con
propiedad.
En lo alto de las
varas andan a la greña un ramo y una cruz, o maridan de maravilla, depende de
como se mire. El caso es que los de un pueblo del que suelo acordarme casi a
diario, acudieron al San Froilán de la capital leonesa con su Pendón coronado
por un simple y soso ramo verde, sin ninguna flor. Desfilaron largas horas por
todo el centro, y a la hora de recoger para comer, uno de los acompañantes
metió bajo el brazo el ramo con la idea de depositarlo en un contenedor. El
grupo iba de cháchara y como el ramo no pesaba, anduvieron largo rato mirando
por allí, que si mercadillo, que si carros engalanaos, que si gaitas… hasta que
se cruzaron con unos chavales sorprendidos que señalaron el ramo exclamando:
“- ¡Mira, María!”.
¿María? ¿qué María?
¡Coño! (con perdón). Y a la carrera el ramo acabó en el contenedor. Habían
desfilado con un manojo de frondosa cannabis, los habían presentado y aplaudido
en la Plaza Mayor, y bajo el brazo callejearon en medio de la muchedumbre que
estos días recorre la ciudad. Peligrosamente originales, sin duda.
Que el Pendón tira,
es innegable. Y a falta de financiación para lucir impecable en las fiestas la
enseña local, la gente, como se suele decir, se “buscó la vida”; de una forma u
otra había que conseguir vara nueva, paño nuevo, o ambas cosas. En todo el
viejo reino, pero ya que estamos en Zamora, pondré de ejemplo a Rábano de
Sanabria, uno de los pueblos que participan en la Romería de la Alcobilla (3). En
el año 1952, y por iniciativa popular y trabajos comunitarios, la ancestral
facendera, se sembró y cosechó el cereal del Rebordillo y de la Bouza más alta
para sufragar los gastos del reemplazo del paño del Pendón. (Gracias, Alfredo).
Otro pueblo que merece mención es Doney de la Requejada, bastante vecino del
anterior, por dos documentos distintos de 1761 y 1762 que relatan el mismo
hecho (me he comido las faltas de ortografía): rebajar “cincuenta y un reales a
nueve heminas de pan que se dieron para sembrar una rozada o bouza para hacer
un pendón”. En el otro “se le cargan nueve heminas de pan que prestó la Iglesia
a el concejo para sembrar un arroto para ayuda de hacer un Pendón de damasco
que importaban cincuenta y un reales” (Gracias Jose, de Pendoneros de León, por esa importante labor de investigación que realizas)
El tiempo es un
pésimo conservante. Cientos de salidas y miles de manos sobre los delicados
paños de seda pasan una factura impagable, y llega la ruina. De otra Alcubilla,
ésta de Nogales, nos llega otra simpatiquísima anécdota. Quizás porque el paño
de su Pendón estaba tan raído que no tenía arreglo, quizás como escusa, el caso
es que terminó repartido entre mozas y menos mozas para hacerse… sostenes. Qué
alegría la de ellas y ellos, porque, sinceramente, ninguna tela puede acabar en
mejor lugar… para todos, porque nadie protestó. Ni el cura.
Un fuerte abrazo al
gremio pendonero. Que el bicho no os acompañe.
Referencias:
1-
https://eltijoaquin.blogspot.com/2019/06/pendoneros-de-leon.html
3-
https://eltijoaquin.blogspot.com/2018/09/la-romeria-pendonera-de-la-alcobilla.html
MALOS TIEMPOS PARA EL PENDONEO. PERO ESTO PASARA Y VOLVEREMOS A IR DE PUEBLO EN PUEBLO DE FIESTA EN FIESTA. SEGURO. UN ABRAZO A TODOS LOS PENDONEROS .
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