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lunes, 15 de agosto de 2011

Historias en las plantas.




En mi jardín trepa una preciosa enredadera. Además, me gusta porque entre sus ramas y flores esconde la interpretación teológica que la hace tan popular. Su nombre latino es Passiflora Caerulea, la pasionaria o flor de la pasión. Los jesuitas descubrieron esta planta en Perú, en el siglo XVI y la trajeron a Europa, porque vieron en ella detalles de la Pasión de Cristo, corroborados en el siglo XVII por el Papa Pablo V, adquiriendo desde entonces el nombre científico. Así, sus cinco pétalos y cinco sépalos blancos se interpretaron como los diez apóstoles que asistieron a la crucifixión, (todos menos Pedro y Judas Iscariote). Los delicados filamentos azul-violáceo representan la corona de espinas, los cinco estambres a los cinco estigmas, y los tres estilos los tres clavos que según la historia atravesaron manos y pies. En las hojas, hay quien ha visto filos de espadas y en los finos zarcillos que usan para trepar y amarrarse, los despiadados látigos descritos en el suplicio. Belleza y crueldad en la misma planta. Pero no es la única relacionada con nuestra religión y cultura. También tenemos, entre otras, los lirios como signo de pureza, las flores de pascua como símbolo de la navidad, los crisantemos o flores de difuntos, las malvas por aquello de criarlas, … y el trébol. Ese vulgar alimento de ganado tan usado antiguamente en nuestra comarca, le sirvió a San Patricio para predicar en Irlanda, y explicarles a los celtas que habitaban la isla el misterio de la Santísima Trinidad. Fue tan instructivo que acabó siendo un icono del país, celebrando su fiesta el 17 de marzo vestidos mayoritariamente de verde trébol, llegando incluso a teñir de éste color la cerveza para la ocasión. Pero algunos tréboles no se quedan en tres hojas, si no que ridiculizando su propio nombre aparecen con cuatro o cinco hojas, (dicen que los hay con más, yo no los he visto). También dicen que uno de cada 10000, (no se quien se ha parado a contarlos), tiene cuatro hojas, y es señal de buena suerte encontrarlo sin buscar. Esto plantea una paradoja: si una vez que has encontrado un trébol de cuatro hojas ya tienes buena suerte… ¿Porqué luego por mucho que mires no ves muchos más?¿Es la suerte tan efímera?. Últimamente se pueden encontrar en la web sitios donde venden plantas que los producen, porque básicamente no es más que una mutación, que si se produce naturalmente, imaginaros lo que se pueda conseguir con los avances en genética. Suelo buscar tréboles de cuatro o cinco hojas, de los naturales, tengo varios y me confieso afortunado, aunque la plantita, como era de esperar, nada tenga que ver, su única culpa es pertenecer a la maravillosa naturaleza que nos rodea y mima.






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