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domingo, 11 de marzo de 2012

Andrés, el último pregonero.



En el pueblo, toda la actividad se detiene cuando el característico sonido de la chifla anuncia el paso del pregonero. La gente sale a la calle, forma corrillos, comienzan los comentarios, las noticias, las suposiciones… y llega el silencio, porque nuestro personaje, completando su recorrido, llega al sitio de costumbre y tras soplar dos o tres veces su dorada compañera, levanta la voz y “echa” el pregón: 

¡Por orden del señor alcalde…! (o alcaldesa); ¡Mañana el agua…! Y las cosas de los cazadores, y el pescadero, la cosechadora, el mineral, el tendero…, todo se comunica a viva voz al pueblo, que regresa a sus casas enterado de las sonoras noticias, muchas veces las mismas que las del insensible papel del tablón de anuncios, aunque el estilo y la personalidad del pregonero las hace parecer distintas, más asimilables y cercanas. 

Parece ser que los romanos, una vez más, nos dejaron en herencia esta costumbre; eran los “praecones”, al servicio de los magistrados, quienes anunciaban o daban publicidad a sus acuerdos de carácter general. Uno de los últimos de ésta vieja estirpe es Andrés, que todavía de vez en cuando nos deleita con un pregón. Aunque la noticia sea mala no importa; él, tras soplar y soplar, siempre lo comienza diciendo:
 “-¡Bueno…!”. 

Unos de los pregones más divertidos eran los que se “echaban” desde el escenario del grupo de música el último día de fiesta, y no porque pregonaran la fiesta, que eso es reciente, era para saber por qué zona se empezaría a regar al día siguiente. Y más memorable fue aquel, de hace ya muchos años, que por el mismo motivo del riego, y con mucha picardía, dejó a la intuición del personal el doble sentido de su pregón. Antes he de matizar un par de palabras muy nuestras: “aguaduche”, que lo mismo podría ser el corte practicado en el reguero para que entre el agua al huerto o parcela, que cierta parte íntima femenina; y la expresión “acostarse con” significa eso mismo, o también ser consecuente, responsable de las consecuencias. Y el famoso pregón, recordado todavía por los de cincuentaytantos, era más o menos así:

-¡Tuuuuut! ¡Tuuuuut! ¡Mañana, las mujeres que “pa de noche” no tengan tapado el “aguaduche”, se “acostarán” con el presidente de la hermandad!

Aquel pregón era para advertir que quienes dejaban mal tapada la entrada de agua a la parcela (y normalmente eran las mujeres las encargadas de regar), por el problema de inundación que podría ocasionar, serían reprendidos por el presidente de la hermandad de regantes, o sea, lo mismito que dijo el pregonero. ¿Alguien ha entendido otra cosa?




1 comentario:

  1. ¡Jolin Joaquin! ¡que recuerdos ! Cuando era pequeña, creo que no pasaba un dia (de verano)sin oir un pregón. A mi me gustaban los mas comunes, porque ya nos los sabíamos y los "cantabamos" a coro con el pregonero, por lo bajinis ,que si no, nos echaban la bronca. Y ahora se me han olvidado.Por la tarde ¡Hay.........pesca de varias clases, en el sitio de costumbre, el de Congosta! y ya, más al oscurecer ¡Mañana va el agua para...! Uno que me se yo, y que era muy pequeño a veces hacia que tocaba la chifla y decia ¡Mañana va el agua pa la bañera!

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