Desde
el Couso, las Murias o las parcelas del camino La Bañeza, los segadores se
acercaron incontables veces a la fuente de Trapeñacabras, barrila en mano, a
saciar su sed y la de sus compañeros volviendo con el recipiente lleno de su
agua fresca y reparadora. Era un pequeño pozo de poco más de medio metro de
diámetro, con un manantial constante que también abastecía los dos o tres
alberques necesarios para regar sus respectivos huertos. El caudal siempre fue
pequeño, pero la constancia y el almacenamiento permitió frutos de temporada en
terreno destinado a secano. Un pequeño vergel entre los campos de centeno. Creo
recordar que por los años noventa, se limpió la fuente, por cierto invadida por
una colonia de cangrejos rojos, y se cubrió para preservar el agua de suciedad
y animales, para hacerla un poco más potable. A su lado se construyó un bebedero
de hormigón para el ganado, aprovechando además un minúsculo segundo manantial
que a día de hoy lo mantiene rebosante y útil. Para recoger el manantial
principal se usó un tubo de hormigón, y se forró con piedras del abundante
cuarzo de nuestras minas, dándole un aspecto diferente de la forma tradicional
de las fuentes locales. Un año la fuente dejó de echar agua, y una máquina
destrozó aquella especie de huevo hincado en el suelo. No quiero buscar
culpables de ambas cosas, allá la conciencia de cada uno, pero la verdad es me
entristecía, como a muchos, aquel abandono, el saber que allí perdido estaba
uno de los muchos que caracterizan y dan renombre a Ayoó de Vidriales: Tierra
de manantiales. Hace un mes, unas labores de limpieza plantearon recuperar la
fuente, y ayer, un monumento de piedra coronado con cuarzo consiguió realzar el
característico chorro, la pequeña cascada que permite recoger en un recipiente
el agua, o simplemente, escuchar su relajante sonido. Hasta analizarla no
conoceremos su potabilidad, y aun así, será natural y sin tratamientos, siendo
responsabilidad del sediento su consumo. Así nos ponen las cosas, ni siquiera
agua, auténtica y pura agua podemos beber; lo que no me explico como algunos de aquellos
segadores barrila en mano hoy pasan de los noventa… y para seguir contando.
P.D. Por cierto, pequeño trabajo, gran satisfacción.
Bienvenida,
tu que traes
el
frescor de las montañas,
nos aliviará la sed
nos aliviará la sed
donde
acaba Peñacabras.
Bien
nacida, fuente hermosa,
te
teníamos olvidada,
que no
calle la sequía
tu voz
cantarina y clara.
Bien
hallada entre Ayoínos
los que
miman tus hermanas,
que a
los campos dieron verde
y
atestaron sus tinajas.
Y ese roble que te asombra
te
salude en las mañanas,
si yo te
canto estos versos,
muy
pronto lo harán las ranas.
-------------------ETJ
Es una pena como hemos abandonado o destruido los manantiales naturales que tanta vida han dado durante cientos de años.
ResponderEliminarEn Castrocalbón tenemos fuentes que aparecen en mapas militares como puntos de abastecimiento de agua y que hoy las tenemos prácticamente abandonadas.
La fuente de Lirba, muy cerca de la calzada romana y la fuente de Fontiñea, entre Castro y la carretera de San Esteban son dos manantiales que que sobreviven a duras penas.
Me alegro de que se haya arreglado, me daba pena pasar por allí y verla como estaba... pero no reconozco el sitio en la foto, pasé este verano y había mucha hierba... tendré que volver!!!
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