Santibáñez de
Vidriales, situado en el centro del valle que le presta el apellido, destacó en
el reciente pasado como centro industrial, financiero, de servicios y
comercial. En la actualidad un matadero industrial de ganado, una fábrica de
productos lácteos, variedad de comercios y de sucursales bancarias, talleres
mecánicos, biblioteca y museo, asesoría, farmacia, el centro médico de urgencias y el
colegio, representación de varios organismos oficiales (correos, medio
ambiente, agricultura y ganadería, etc.), una bodega, carpinterías de madera y metálicas,
un taller textil, cristalería, una fragua, fábrica de embutidos, servicio de
taxi, fontaneros, electricistas, peluquerías, un taller informático, servicios
funerarios, unos pocos agricultores y ganaderos y quizás demasiados locales de
ocio y por desgracia, recientes clausuras de restaurantes cierran la lista de organismos
y profesionales que reconocen la tradición empresarial y popular de este
pequeño pueblo zamorano. Muchos otros negocios han cesado su actividad, algunos
realmente importantes, como la fábrica de harinas o la alcoholera, y sus
edificios a día de hoy apenas logran mantenerse en pié; aunque la actividad
desaparecida que sentimentalmente más se hecha de menos, y no hay más que
preguntar a los vecinos, es su mercado, con productos autóctonos de necesidad
en aquella época, como cestería, maderas, cacharrería, cordelería, etc., amén
de pequeños regalos, como dulces y caramelos o las “joyas” del puesto del “ti
arillero”, anillos, pendientes, colgantes…. A la par, cajones de “gorrifos”
(lechones), y desde el fin de semana posterior a Las Candelas (2 de febrero)
hasta principios de la primavera, importante mercado de vacas enseñadas especialmente
para trabajos agrícolas, (el arado y el carro). Los días señalados para tanta
actividad eran todos los miércoles de cada mes, y el lugar la Plaza Mayor de
Arriba, o la de la Ermita, en semestres alternos. En los primeros días de
septiembre también se celebran las tradicionales Ferias y Fiestas, con
exposición y venta de productos de la tierra en el marco de un mercado
astur-romano, por las inmediaciones del ayuntamiento. Actualmente, unos pocos
puestos vuelven tímidamente a Santibáñez los miércoles, cosas de la crisis,
para competir con los establecimientos locales, cosas del libre comercio, y
ofrecer a los viandantes con los tenderetes al aire libre sus productos en un
ambiente de trato y teatro, cosas del mercadillo. El lugar es la calle que
rodea al parque, junto al Arco del Ferial, símbolo y recordatorio de la afamada
y perdida feria. Mercados cercanos semanales tenemos los lunes en el Puente de
Sanabria, los martes en Astorga, los jueves en Benavente y los sábados en La
Bañeza. Aunque los verdaderos días idóneos para el mercado son los miércoles,
los del exiguo mercadillo de Santibáñez, porque las dos palabras comparten
historia y grafía en su raíz latina: “merx”. Con ella se construyen mercancía, mercar,
mercader, mercado… y miércoles, en el momento en que los antiguos consagraron
este día de la semana al dios Mercurio, uno de los dioses errantes de la esfera
celeste. Y Mercurio, mensajero alado de los dioses, según la mitología romana,
dios del comercio, de la abundancia y del éxito comercial, que comparte la misma
raíz latina “merx”, era venerado en altares en los cruces de caminos y en
templos a la entrada de los pueblos, y se representaba rodeado de animales,
cabras, gallos, tortugas…. ¿Qué mejor día, pues, para el mercado que el
miércoles?
Muy completo. Al final no conseguiste las fotos del mercado antiguo. Lo siento. Pero asi esta muy bien. Muy documentado y amplio. Y ademas es mi pueblo.Paulina
ResponderEliminar