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sábado, 18 de mayo de 2013

El Padre Abelardo, vidrialés summa cum laude


Este 18 de mayo se conmemora en San Pedro de la Viña el primer aniversario de la muerte de una de las más notables figuras ilustres aquí nacidas, Abelardo Lobato Casado, Padre Dominico; tan conocido y valorado internacionalmente en su campo como extraño en el nuestro de Vidriales. Considerado uno de los grandes intelectuales del siglo en Europa, autor o coautor de más de 40 libros, incontables artículos, cursos, conferencias… detallar su vida laboral agotaría el espacio para este artículo; permitidme solo apuntar que estuvo en lo más alto, derrochando espiritualidad como consejero y amigo personal del Papa Viajero, Juan Pablo II, y en lo más raso, incansable conversador sobre cosas cotidianas y terrenas con sus vecinos vidrialeses durante las escapadas a esta tierra zamorana. Nació el 20 de enero de 1925, sobra decir que de forma humilde, ocupando el cuarto puesto entre cinco hermanos. Recién nacido, la ti Rosaura, la mujer que ayudó en el parto, recomendó que le aplicaran con urgencia el “agua de socorro”, como así se hizo, porque aquel niño estaba muy débil y padecía ictericia neonatal. No fue el único contratiempo en su niñez, pocos años más tarde, el pan horneado en casa con un saco de harina contaminada de la fábrica de Santibáñez intoxicó a toda la familia, excepto a la abuela, que inexplicablemente no lo probó. Su hermano Germán, el pequeño, murió añadiendo más dolor a la familia, que sin apenas medicamentos luchaba por sobrevivir. Pero quizás no fuera casualidad el haber nacido el mismo día, 700 años más tarde, que el que fuera su incondicional maestro, Santo Tomás de Aquino, y aquellos tropiezos no hicieron más que adelantar terreno hacia una vida de estudio y divulgación de sus reflexiones y enseñanzas. La escuela le parecía pequeña, por eso pedía a sus padres algo más, el quería “ir a los frailes”. Ellos primero ignoraron aquella petición, luego le dieron largas, y al final tuvieron que aceptar, cuando Abelardo habló con D. Ángel Saavedra, sacerdote y profesor de la preceptoría del Santuario de la Virgen del Campo y le dijo - “mi padre quiere hablar con usted”. Comenzó a mitad de curso, tanta era su prisa por aprender, y aún le sobró tiempo; sacó dos cursos adelante para ir con los de su edad. Cuantas veces, cuando sus hermanos mayores volvían de las habituales salidas nocturnas, entraban en su habitación para despertarlo: se dormía sobre las páginas de un libro, recostado a la luz del candil de aceite. Al fin consiguió su objetivo, a los 17 años ingresa en el convento de Almagro, para estudiar filosofía, teología y humanidades, donde se ordena sacerdote; era el año 1949. Celebró su primera misa en San Pedro de la Viña, rodeado de los suyos, para unir en matrimonio a su hermano Baltasar y a su cuñada Manuela. Sus primeras palabras, como era de rigor, fueron: - “Queridos hermanos”. La señora Amelia, vecina y asistente al acto contestó en voz alta: - “Nunca mejor dicho”, anécdota famosa y recordada por la familia con la satisfacción de ver los sueños cumplidos del niño que quería ser fraile. Pero aquello no había hecho más que comenzar; luego Roma, Granada, Madrid, Salamanca…, profesor, catedrático, decano, Maestro en Sagrada Teología, delegado en el Consejo de Europa para los Derechos Humanos…, el Padre Abelardo, experto tomista, fue promotor y director de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, que tiene como fin, como rezan sus estatutos, “el examen de los problemas fundamentales de nuestro tiempo, especialmente los que dicen relación al pensamiento cristiano, a la luz de las enseñanzas de Santo Tomás”. Multilingüe, viajó incansable por el mundo proclamando una existencia más justa y moralmente correcta. Entre las enseñanzas de Jesús encontramos “A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más (Lucas 12:48)”. Pues bien, este ha sido mi pequeño homenaje, un esbozo de la parte vidrialesa en la semblanza de un hombre que lo dio todo, el Padre Abelardo; o tal vez pudiéramos decir… Padre Perseverante...
 descanse en paz. .




4 comentarios:

  1. Muy bonito, un saludo desde Argentina.

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  2. ¡Ti Joaquin! En esta semblanza vidrialesa del P. Abelardo,dejas reflejados muchos valores por los que él tanto trabajó,luchó y difundió con sus escritos,enseñanzas y otras actividades por todo el mundo: amor a sus raíces,sentido de familia, trabajo, esfuerzo, cultivo de la razón, la fe, sentido transcendente de la vida... y Dios como meta de todo.
    Muy bien y enriquecedor tus trabajos en tu blog. Desde el Valle, un saludo

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    1. Me apena no haber cruzado más que "buenos días" o "adiós" con el Padre Abelardo; me hubiese gustado oír y debatir sus palabras... lo siento...

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  3. me ha gustado. enhorabuena por el blog

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