He oído decir que el
hecho de tener un hijo no hace a uno padre, o madre; del mismo modo que tener
un dedal no hace a uno sastre, o modista. Sabias palabras, sin duda, dignas de
meditación. Un hijo, o una hija es una de las pocas cosas que tenemos que estrenar
sin manual de instrucciones, hoja de reclamaciones, etiquetas…, eso si, ninguna
fecha de caducidad; aunque para ayudarnos en su educación y cuidado contamos
con la importante experiencia de haber sido hijos y un admirable instinto
natural.
Ser padres, teniendo consciencia de ello y deseándolo, es algo maravilloso; para mí es el acto más relevante como ser humano, que lo mismo que el resto de seres vivos, asegura así la continuidad de la especie. Si fallara este primer y elemental principio, indudablemente fallaría todo el sistema, en el cual la mayor tarea la lleva la madre, pilar indiscutible de la sociedad. Adaptará su cuerpo y espíritu a lo que será una nueva criatura, y luego, en los primeros años, unos invisibles lazos la mantendrán atenta, preocupada, educativa y servicial… es el milagro de ser madre, calificativo ganado a pulso; es, pues, mucho más que engendrar.
El primer domingo de mayo, en una importante parte del mundo, se celebra el día de la madre. Desde este espacio les deseo felicidad para este día, y mucha más para el resto de los días del año; ser madre es esa medalla que con nuestros brazos colgamos sobre los hombros de una mujer toda nuestra vida… ¿por qué recordárselo un día solo?. Feliz día para las que esperan, para las que lo son, para las que no lo han podido ser y desgranan su innato amor maternal sobre otros niños, y para las que ya se han ido…, para ellas y desde el corazón, otro beso más, para sumarlo a los incontables compartidos con sus hijos.
En este día tan especial quiero rendir homenaje una de estas últimas, pues ya falleció hace bastantes años, y era natural de Santibáñez de Vidriales. Pero antes matizar que hoy día entendemos los partos, ese primer paso para ser madre, como situaciones que requieren cuidados médicos, pero no siempre ha sido así, o mejor dicho, casi nunca ha sido así. El parto no es una enfermedad, si no un proceso natural, y como tal, hasta hace relativamente pocos años, sucedía en casa. Sólo en casos difíciles acudía un médico, por lo general eran otras mujeres las que asistían a las parturientas, orientándolas y ayudándolas en tan doloroso y feliz acontecimiento. Ellas eran las parteras, matronas, o comadronas, ellas eran las confidentes y amigas en las que depositar el delicado e íntimo momento de traer al mundo a su hijo.
Y una de ellas era María, la señora María. Madre por partida triple: madre por naturaleza: 6 hijos en dos matrimonios; madre por caridad, y por empatía, al ver nacer tantos niños; y “madre” o madrina de muchos de aquellos en señal de agradecimiento y respeto por los servicios prestados. Quienes la recuerdan, pocos ya, dicen de ella una persona buena, caritativa, generosa… extraordinaria. Dirigía un negocio, Ultramarinos y Coloniales Arturo González, hasta que lo dejó en 1954, junto con su casa, para irse a vivir a Madrid. Hasta entonces era solicitada para cualquier problema: médico, sobre embarazos, para “echarle” el responso a San Antonio, en las defunciones, en caso de necesidades económicas, alimenticias… las puertas de su casa estuvieron abiertas día y noche para cualquier persona, agradecida y desagradecida.
Las mismas puertas que los actuales dueños tan amablemente me abrieron al nombrarle a la señora María, para hacer unas fotos al local comercial, una zona de la casa en la que no han hecho reformas, y se encuentra casi como ella la dejó, con sus depósitos de aceite, medidores, básculas, estanterías…. Aquí venían los pobres, porque sabían que por lo menos aseguraban un plato caliente; aquí se pedía prestado, la señora María tendría las manos pequeñas, pero siempre abiertas y limpias; aquí vivió una madre de las madres, en su recuerdo y como felicitación para todas, adjunto la poesía que un hijo de aquella magna mujer, el señor Isaac, escribió en su memoria.
Y permitidme añadir que si hoy es el día de la madre, ayer fue mi cumpleaños, dos días seguidos de felicitaciones familiares y un poco de reflexión para este artículo bien merecen un mensaje en nombre propio y en el de mis hermanos para otra María, Ana María, nuestra madre:
Ser padres, teniendo consciencia de ello y deseándolo, es algo maravilloso; para mí es el acto más relevante como ser humano, que lo mismo que el resto de seres vivos, asegura así la continuidad de la especie. Si fallara este primer y elemental principio, indudablemente fallaría todo el sistema, en el cual la mayor tarea la lleva la madre, pilar indiscutible de la sociedad. Adaptará su cuerpo y espíritu a lo que será una nueva criatura, y luego, en los primeros años, unos invisibles lazos la mantendrán atenta, preocupada, educativa y servicial… es el milagro de ser madre, calificativo ganado a pulso; es, pues, mucho más que engendrar.
El primer domingo de mayo, en una importante parte del mundo, se celebra el día de la madre. Desde este espacio les deseo felicidad para este día, y mucha más para el resto de los días del año; ser madre es esa medalla que con nuestros brazos colgamos sobre los hombros de una mujer toda nuestra vida… ¿por qué recordárselo un día solo?. Feliz día para las que esperan, para las que lo son, para las que no lo han podido ser y desgranan su innato amor maternal sobre otros niños, y para las que ya se han ido…, para ellas y desde el corazón, otro beso más, para sumarlo a los incontables compartidos con sus hijos.
En este día tan especial quiero rendir homenaje una de estas últimas, pues ya falleció hace bastantes años, y era natural de Santibáñez de Vidriales. Pero antes matizar que hoy día entendemos los partos, ese primer paso para ser madre, como situaciones que requieren cuidados médicos, pero no siempre ha sido así, o mejor dicho, casi nunca ha sido así. El parto no es una enfermedad, si no un proceso natural, y como tal, hasta hace relativamente pocos años, sucedía en casa. Sólo en casos difíciles acudía un médico, por lo general eran otras mujeres las que asistían a las parturientas, orientándolas y ayudándolas en tan doloroso y feliz acontecimiento. Ellas eran las parteras, matronas, o comadronas, ellas eran las confidentes y amigas en las que depositar el delicado e íntimo momento de traer al mundo a su hijo.
Y una de ellas era María, la señora María. Madre por partida triple: madre por naturaleza: 6 hijos en dos matrimonios; madre por caridad, y por empatía, al ver nacer tantos niños; y “madre” o madrina de muchos de aquellos en señal de agradecimiento y respeto por los servicios prestados. Quienes la recuerdan, pocos ya, dicen de ella una persona buena, caritativa, generosa… extraordinaria. Dirigía un negocio, Ultramarinos y Coloniales Arturo González, hasta que lo dejó en 1954, junto con su casa, para irse a vivir a Madrid. Hasta entonces era solicitada para cualquier problema: médico, sobre embarazos, para “echarle” el responso a San Antonio, en las defunciones, en caso de necesidades económicas, alimenticias… las puertas de su casa estuvieron abiertas día y noche para cualquier persona, agradecida y desagradecida.
Las mismas puertas que los actuales dueños tan amablemente me abrieron al nombrarle a la señora María, para hacer unas fotos al local comercial, una zona de la casa en la que no han hecho reformas, y se encuentra casi como ella la dejó, con sus depósitos de aceite, medidores, básculas, estanterías…. Aquí venían los pobres, porque sabían que por lo menos aseguraban un plato caliente; aquí se pedía prestado, la señora María tendría las manos pequeñas, pero siempre abiertas y limpias; aquí vivió una madre de las madres, en su recuerdo y como felicitación para todas, adjunto la poesía que un hijo de aquella magna mujer, el señor Isaac, escribió en su memoria.
Y permitidme añadir que si hoy es el día de la madre, ayer fue mi cumpleaños, dos días seguidos de felicitaciones familiares y un poco de reflexión para este artículo bien merecen un mensaje en nombre propio y en el de mis hermanos para otra María, Ana María, nuestra madre:
Feliz día,
mamá, te queremos.
A MI MADRE
Hoy me viene a la
memoria,
y lo quiero aquí
plasmar,
la vida de una señora
que fue una vida
ejemplar.
Aún son muchas las
vecinas
que con cariño, la
recuerdan,
y todo cuanto aquí
les digo
fue su vida
verdadera.
Y… es que esta buena
mujer,
a lo largo de su
vida,
muchos niños vio
nacer
pues experiencia
tenía
para ayudar… asistir,
y fueron muchas las
madres
a las que ayudó a
bien parir.
A los difuntos
amortajó,
pues ella siempre
estaba allí,
con cariño, y con
amor,
les rezaba su oración
y les ayudó a bien
morir.
Y era tanta su
bondad,
y de corazón tan
noble,
que de su boca quitó
el pan
para dárselo a los
pobres.
Pues no hubo un solo
mendigo
que a este pueblo
viniera,
que ella no lo
recogiera
dándole pan y cobijo.
Desde el año de su
muerte
no ha pasado un solo
día
sin que alguien me la
recuerde
con amor… y simpatía.
Con lágrimas en los
ojos,
y la emoción
contenida,
me decían, entre
sollozos,
qué buena era María.
Y era su emoción
tanta,
que no se pudo
reprimir,
y se me atrevió a decir
tu madre… era una
santa.
Yo no digo que fuera
santa
de ponerla en el
altar,
pero si, que en el
cielo está
con el rosario en la
mano,
rogando por sus
familiares,
sus amigos, sus
vecinos y paisanos.
Y, para terminar,
sin querer hacer
alarde,
me complace en
recordar
con emoción y
alegría,
a la que fuera mi
madre
y su nombre fue
MARÍA.
GRAN ARTICULO HERMANO. SIGUES EN PLENA FORMA . DE VERDAD QUE ES UN RECONOCIMIENTO PRECIOSO A TODAS LAS MAMAS QUE NUNCA HAN TENIDO VACACIONES , NI DIAS DE FIESTA . SIEMPRE PREOCUPADAS POR LOS HIJOS , AUNQUE A VECES NO FUERAN LOS PROPIOS . UN GRAN BESO A TODAS. Y A TI TAMBIEN POR SABER ESCRIBIRLO.
ResponderEliminarAmigo Joaquin, siempre me sorprendes con tus articulos. Este es precioso. Y ademas siempre se entera una de algo que no sabia. No tenia ni idea de lo que cuentas de la madre del Sr. Isaac (para mi siempre ha sido Sr. Isaac), pero no me extraña que fuera buena gente, pues su hijo lo ha heredado, por lo buena persona que es. Sigue que nos gusta mucho leerte. Un abrazo. Paulina
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ResponderEliminarGracias, Joaquín.
Mª Felipa
Mi madre tambien es una santa y se merece lo mejor. Deberías hacer una entrada dedicada a los padres, porque mi padre se lo merece todo, por sacrificarse tanto por su familia. Yo si puedo decir que tengo los mejores padres del mundo
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