Qué difícil se me hace tomar alguna posición
en el último e indudable problema mundial. Porque una de tres: o el
“cambio climático” es catastrofismo, y es un problema; o es real, y es un
problema; o me quedo inactivo, y el problema sigue cuando oigo lo que no puedo
aceptar por correcto y también por lo que se calla y se debiera tener en cuenta.
Yo sólo sé que no sé nada, y nada puedo aportar, aparte de mi memoria por lo
que he vivido y sentido, apenas 50 años, y todo eso no deja de ser menos de
medio suspiro en la larguísima vida de nuestro planeta. Me siento una inocente
mariposa en sus 15 días de vida que quiere dejar su opinión en la historia del
clima: pues muy cambiante, la verdad; pero no sé qué hubiese dicho en el caso
de haber vivido esos “15 días” en otro lugar de la tierra o en otra
época remota; quizás me debiera de corregir y decir que ahora tenemos un clima
demasiado apacible o un escenario catastrófico, no lo sé. (El ejemplo sería
aletear en la contaminada Madrid capital o hacerlo en Ayoó de Vidriales, en
medio del monte: parecido clima, distinta situación). Necesito entender la cuestión,
para luego poderme posicionar; por eso me gustaría que se contrastaran datos y
noticias, y no caer bajo los efectos del sensacionalismo mediático, ese
mantenedor de morbo que diariamente nos bombardea hasta en la sopa, y es
literal. Sobre el clima hay muchas voces, y es necesario escucharlas a todas y
valorar sus argumentos.
Pongámonos en antecedentes con una metáfora:
He leído por ahí, que si la edad de la tierra (4600 millones de años) la
compactáramos en un año terrestre (365 días), sería el 31 de diciembre, el
último día de todo ése año, cuando los antepasados humanos se separaron genéticamente
de sus hermanos primates; que el género Homo apareció a las 19,30 (7,30 de la
tarde), y que hasta las 23,15 (11 y cuarto de la noche) no decoraría los muros
de las cuevas con sus pinturas rupestres. Nuestra era, lo que llamamos “después
de Cristo”, comprendería los 2,86 últimos minutos, y como curiosidad, Darwin
publicó El Origen de las Especies en los 11 segundos anteriores a las
campanadas de fin de año. Cuando se tensa el mecanismo del reloj para el primer
martillazo resulta que comienza la revolución industrial, estudiamos el clima e
incluso mandamos satélites para ver en realidad cómo es nuestra nave
interestelar. ¿Hemos tenido tiempo y datos para sospechar que los humanos con
nuestra actividad estamos provocando poco menos que el fin de la vida en el
planeta?
La anterior parece una metáfora
excelente: para reflexionar sobre nuestro efímero paso por el mundo. No todo ha
sido siempre como lo vemos, y no se puede contabilizar nuestra memoria como el
único tiempo a tener en cuenta; porque hubo un “antes” demasiado extenso como
para ignorarlo, y no sólo el “ahora” es el único tiempo que importa. Algunas estadísticas,
como las del clima (o una buena comparación es la economía), se deben de
examinar desde muy atrás en el tiempo para tener una percepción clara de las
tendencias. De lo contrario, el egocentrismo de nuestros genes nos hará ver
girar el mundo alrededor cuando en realidad somos nosotros los que giramos la
cabeza hacia dónde nos apetece. Una metáfora que complemento con otra del
escritor Mark Twain: “Si la Torre Eiffel representara la edad del universo, la
capa de pintura que tiene en la punta representaría la porción que le
correspondería al hombre de ese tiempo, y cualquiera se daría cuenta de que la
torre se construyó sólo para el lucimiento de esa delgada capa de la punta… ¿o
no?”.
No quiero crear más polémica, ni
entrar en estériles discusiones, bastante lío hay ya; sólo dejar mi humilde
opinión. Y me parece que se está planteando el tema mal, cuando se mezclan dos
conceptos bien distintos: “cambio climático” (natural, y contra ese poco o nada
podemos hacer) y “calentamiento global” (antropogénico). Sabemos que cambios
climáticos ha habido varios, y muy importantes antes de la revolución
industrial, esa que se culpa del calentamiento global por la emisión humana de
gases de invernadero. Por tanto, deberíamos diferenciar para tratar con
propiedad el problema, que de haberlo sería el “calentamiento global”, o incluso
otro distinto, yo sugiero (y nunca he oído el término) RECALENTAMIENTO GLOBAL por
nuestra emisión de gases de efecto invernadero (lo de generar fuentes de
energía, calentar y volver a calentar, o recalentar, es muy propio de los
humanos). Sin embargo, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático, en su artículo 1, punto 2, ya se apropia del término “cambio
climático” para acusar directamente a las emisiones humanas como responsables:
“2. "Cambio climático" significa un cambio climático que se atribuye
directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la
atmósfera global y que se suma a la variabilidad climática natural observada
durante períodos de tiempo comparables”. Vamos, que no han dejado sitio para la
duda.
Pero también deberíamos decir que los
gases de efecto invernadero son absolutamente necesarios para la vida, si
desaparecieran la temperatura media del planeta descendería hasta los 18 grados
bajo cero, dejaría de llover o nevar, y paradójicamente el sol nos freiría con
su radiación ultravioleta. ¿Cuáles son los niveles adecuados? Los estudiosos no
se ponen de acuerdo, los sensacionalistas agitan las calles, y los políticos
parecen “engordar” con la mezcla. (Véase nuestro presidente llamar “fanáticos”
a quienes anteponen la duda al “dogma” consensuado sólo por una parte de los
opinantes).
Pero… ¿qué es lo “normal” en el clima?
Para hacernos una idea de los bandazos climáticos solamente en los primeros 1900
años de nuestra era, sin ninguna emisión humana de gases de invernadero, podemos
consultar un viejo artículo de Gabriel Puig y Larraz titulado “Sequías
pertinaces”. Hay que decir que no necesariamente la sequía es producto del
calentamiento, más bien la ausencia de lluvias; aunque un excesivo
calentamiento lógicamente evapora, reseca y desertiza. Y también cuando se
menciona el “hambre” puede que no sea causa directa de la sequía, lo puede ser
del frío, y los que vivimos en el campo lo sabemos muy bien cuando vemos que en
nuestros huertos no desarrolla ni madura el fruto simplemente si las noches son
demasiado frías. Pero como uno de los síntomas aparentes del clima actual “cambiado”
son las pocas lluvias y nevadas, y por el contrario, desproporcionadas en
puntos concretos de la geografía, hagamos un repaso de años, datos y fuentes
históricas que menciona Puig y Larraz respecto a esos episodios extremadamente intensos
y duros en España que afectaron directamente a nuestra provincia de Zamora:
-El Cronicón de Idacio registra una
sequía con tintes apocalípticos hacia el año 410.
-Un fenómeno que volvió a suceder hacia
el 680.
-Del 707 al 709 hubo otra, “en tan
grandes proporciones y tan continuada” que originó hambre y peste, muriendo la
mitad de la población.
-Don José Antonio Conde recoge en su
libro “Historia de la dominación de los árabes en España” varias sequías, como
la del año 846 que no hubo trigo ni cebada, se secaron viñas y frutales y
murieron los ganados.
-Otra, muy prolongada, del 867 al 877
secándose las fuentes.
-En el 901, en el cerco de Zamora por
Abul Cassin, hubo tal sequía que se vadeaba el Duero por varios sitios.
-En el año 982 por la sequía no se
pudo arar y sembrar.
-En el 1172 otra gran sequía, por la
que murieron personas y ganados.
-En 1213, el arzobispo D. Rodrigo
cuenta que hubo tal sequía y hambruna que se produjeron casos de canibalismo.
-A principios del siglo XIV, según D.
Pedro Barrantes en el “Memorial Histórico Español” por la sequía “moríanse las
gentes por las calles de hambre, e comía la gente pan de grama, e murió la
cuarta parte de la gente”.
(Los últimos 3 puntos coinciden con el
Período Cálido Medieval)
-En el mismo siglo XIV hubo otras dos,
aunque de menor intensidad.
-El 1506 se dio en llamar “el año del
hambre”, porque no hubo apenas cosecha de trigo, importándose de Sicilia.
-En los años 1539, 1545, 1546 y 1550 se
repitió la sequía.
-Del 1596 a 1598 los campesinos
tuvieron que comer salvados y hierba por falta de cosechas.
-Puig y Larraz también menciona
sequías en los siglos XVII y XVIII, apuntando el 1868 por no haber llovido nada
desde enero a julio, faltando la cosecha y volviendo el hambre.
(Este período es conocido como Pequeña
Edad del Hielo)
En éste mismo blog ya comenté otro
“año del hambre”, el 1942, por la “pertinaz sequía” del 1942 a 1945, todavía en
la memoria de nuestros abuelos por no segar el cereal de bajo que estaba y
tenerlo que arrancar manualmente. El 29 de julio de 1942 se produjeron las más
altas temperaturas desde que se llevan registros en León. Otro dato: las
menores precipitaciones en la Confederación Hidrográfica del Duero también son
de esos años, 1944 y 1945, con 377 mm.
Con estos y otros datos queda claro
que nuestro reciente pasado no ha tenido siempre un clima estable y predecible,
más bien nunca lo ha tenido. Ahora bien, ¿en el cambio actual tenemos los
humanos tanta culpa como se dice, o no? Creo que son los expertos quienes se
deben de dejar de ideologías, de intereses y de inclinaciones diversas para
trabajar en el progreso y la verdad, abriendo un auténtico y sincero debate,
que es lo que debe de hacer la ciencia. Los demás poco podemos hacer, aparte de
economizar energía en todas sus vertientes, reciclar para mantener el entorno
más limpio y natural, y algo de lo que nunca se habla, que es el aprovechar al
máximo nuestros bienes y servicios para luchar contra un consumismo que sólo
genera basuras y gasta energía innecesariamente (para crear lo nuevo y reciclar
lo viejo), o sea, los dos puntos anteriores juntos. Creo que aplicando el
sentido común dejaremos una posibilidad de supervivencia a las generaciones
futuras.
Yo he querido dar un paso más, y
ofrecer mi casa, mi conexión a internet y mis cuidados futuros al estudio del
clima, instalando una estación meteorológica y poniéndola a disposición de la
Asociación Meteorológica del Noroeste Peninsular (NOROMET). A partir del
15/12/19, el alto Vidriales (desde Carracedo valle arriba) como paraje con
características propias, muy distintas al resto del valle, cuenta con una
estación meteorológica que se puede consultar desde cualquier parte y hora. El
enlace es:
Una estación, la número 74 de la
asociación, instalada y calibrada por un experto local en meteorología, Santi (Santi
Bedunia)(Santiago Parrado), socio fundador de NOROMET, con estaciones propias
en Camarzana de Tera y La Bañeza, y colaborador en el programa “La Bañeza y
Astorga en la Onda” de radio Onda Cero La Bañeza y Astorga, dando las
previsiones meteorológicas para la comarca.
Conclusión final: qué fácil es, y qué
recurrente hablar del tiempo atmosférico; y qué fácil veo que soporta todas las
culpas: cualquier racha que destaque, para calor o frío, aunque sea natural y
cíclica, como la gota fría en el Mediterráneo, ahora será causa del cambio
climático. Ya lo dice un antiquísimo refrán: ¿de qué te quejas, labrador
“honrao”? Unas veces por seco, y otras por “mojao”. Cambiemos labrador por
cualquier colectivo y tendremos el refrán actualizado, solo que ya tenemos a qué
culpar:
al "recalentamiento global".
al "recalentamiento global".
Lugares de interés:
Estación NOROMET Ayoó
de Vidriales:
Artículo:
Científicos alertando
del cambio climático:
Científicos en
contra:
Catastrofismo
climático:
Predicciones
catastróficas:
Desmontando mitos:
Conferencia en la Universidad de
Vigo, año 2006; Luis Pomar, Catedrático, Universidad de las Islas Baleares:
Conferencia en la Universidad de
Vigo, año 2006; José
Ramón Gómez Gesteira, Profesor. Área de Física de la Tierra. Facultad de
Ciencias del Campus de Ourense, Universidad de Vigo
Muy, muy, muy interesante, amigo Joaquin. Lo he leído detenidamente y no tengo argumentos para contradecirte, aunque ya sabes que mi pensamiento es que tenemos mucho que ver en el deterioro ambiental, en las grandes ciudades y países que contaminan mucho y que también niegan tener nada que ver. En fin lo discutiremos con calma la próxima vez que nos veamos. Un abrazo y enhorabuena por un articulo tan documentado y repito, tan interesante
ResponderEliminarEl anterior comentario es mío. Se me olvidó poner el nombre. Un abrazo Paulina
EliminarLo supe al leerlo; queda pendiente ese debate...
EliminarHERMANO , NO SE DE DONDE SACAS TANTO TIEMPO PARA RECOGER TANTOS DATOS Y ESCRIBIR UN ARTICULO QUE MERECE PUBLICAR EL MEJOR PERIODICO DEL MUNDO. Y ES QUE EN PARTE TIENES MUCHA RAZON . LA OTRA PARTE ES QUE SOMOS UNOS MARRANOS Y NO CUIDAMOS NADA DE NADA NUESTRO HOGAR LLAMADO TIERRA. EL PROBLEMA DE ESTE " CALENTAMIENTO " ES LA QUEMA DE CARBON Y PETROLEO PARA PRODUCIR CADA VEZ MAS MAS ENERGIA PARA CALENTARNOS O FABRICAR CADA VEZ MAS COSAS QUE LA MAYORIA DE LAS VECES NO SIRVEN PARA NADA. PURO CONSUMISMO.
ResponderEliminarGRAN TRABAJO. FELICIDADES HERMANO. LO DISCUTIREMOS MAÑANA EN LA RURAL CON UN PULPIN Y UNOS VINOCHOS.
Estoy de acuerdo, gran trabajo Joaquín, como siempre, saludos desde Villageriz...
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