Alguna
vez leí, que para uno verse realizado personalmente, antes de su muerte debería
haber tenido siquiera un hijo, plantado un árbol o escrito un libro. Cosas
importantes, desde luego, aunque ignoro el porqué de este listón y no otro,
como el de levantar un edificio, elaborar un buen vino y realizar al menos una
buena y desinteresada actividad en beneficio de la comunidad, por ejemplo.
Volviendo al principio, en un examen de conciencia rápido, veo que hijos he
tenido, árboles he plantado, y libros físicos no, pero virtual y digital doy
por válido este blog, con la para mi inexplicable friolera de 123 artículos. Y
sin embargo siento que para verme satisfecho me faltan muchísimas cosas por
hacer, cada día pienso que más. Este mundillo de los blogs es realmente
gratificante: conlleva investigación, mucha charla y lectura, y lo más
importante, relacionarse o conocer a personas con las mismas inquietudes. Y
también desesperación por la necesidad de contrastar, aunque solo sea por
aprender, mi blog con otros, algunos realmente brillantes y dignos de compartir
contenido con la mejor de las enciclopedias. Siempre me queda el consuelo de
una frase expresada por Isaac Newton: “si he podido ver más lejos, ha sido
irguiéndome sobre los hombros de gigantes”. Y hablando de gigantes,
recientemente he tenido el honor de saludar y compartir impresiones con D.
Emiliano Pérez Mencía, que hace años nos conocimos en las representaciones de Semana Santa en Ayoó http://epmencia.blogspot.com.es/2011/04/borriquilla-y-via-crucis-vivientes-en.html,
cuando nos obsequió con su visita, con un excelente artículo en el semanal “la
voz de Benavente”, y otras referencias de nuestros pueblos en su magnífico blog
Patrimonio Popular http://epmencia.blogspot.com.es/.
En éste último encuentro recibí de su mano, y de su puño y letra dedicado, el
que ya tengo entre mis libros de cabecera, “El agua que nos rodea”, editado en
Gráficas Cubichi S.L. de Benavente. Trata de los cauces que desaguan al padre
Duero, en la comarca de Benavente y los valles, su descripción y detalles. Del
río que pasa por mi pueblo natal, Calzada de la Valdería, observa acertadamente
como un río temeroso en invierno queda prácticamente seco en verano. Pues
aprovechando que otro río, el Pisuerga, pasa por Valladolid, intentaré utilizar
la ocasión para atraer la atención sobre el aparentemente extraño Éria en su
paso por Calzada. Nuestro río es muy inestable, su lecho de grava es poco
consistente y las anuales riadas lo desplazan con facilidad, cambiando el cauce
constantemente. Además, por el efecto “rebote”, si en algún punto encuentra
resistencia, su fuerza se transmitirá al lado opuesto trazando su característico,
impredecible y serpenteante camino. Antaño por trabajos comunitarios, “facenderas”,
se construían “defensas”, ramos, piedras y estacas estratégicamente situadas repelían
sus efectos en buena medida. Pero dice un viejo refrán que “a los años mil,
vuelve el agua por do solía ir”, y las riadas de los últimos años hacen
peligrar, a mi juicio, un sitio muy querido y tradicionalmente utilizado como
zona recreativa, el Sagral, pequeño parque natural situado a la vera de Calzada, donde los campos de deporte, el chiringuito de verano, el lugar de las verbenas, de los paseos, del encuentro de pendones y de los juegos de los niños, compiten espacio con un río que como hijo pródigo quiere volver a su viejo lecho, solo que esta vez no se debería esperar con los brazos abiertos. Aquí es probable que el río discurriera extendido, divido en dos, creando también el
cauce del "caño de los molinos", que discurre paralelo y cercano. Este viejo
arroyo ya ha quedado inutilizado y ahora el Éria se encamina con energía al “pozo”, el
otro primitivo cauce que bajo un pequeño desnivel bordea las casas de Calzada.
Sagral es una hermosa palabra que podría derivar de las palabras seglar o
secular (en gallego medieval también se decía sagral), de sagrado (del lat. sacratus),
o del más sencillo salgueral, lugar donde crecen las salgueras, variedad de
sauce extraordinariamente resistente en las orillas de los ríos, que antaño pudieron
proteger el mencionado desnivel. En medio del sagral, un camino se dirige hacia el norte, cruzando también el "caño de los molinos"; por la situación, pudiera ser el
resto de la calzada romana que un día viera
pasar las legiones con los tesoros auríferos desde las Médulas al mar
portugués. Todo esto, junto al pueblo de nombre romano, corre el grave peligro de volver a desaparecer bajo las aguas del
caprichoso Éria, pacífico refrescante veraniego y endiablado torrente invernal.
Menos mal, y a la vez, por desgracia, que ya no llueve como antes…
Explicación de las siguientes imágenes: 1- Mapa topográfico edición 2001. 2- Corrección aproximada del Google Maps según el anterior mapa. 3- Google Maps en la actualidad, 2012. 4- Viejo cauce del río Éria, posible futuro nuevo cauce. 5- Situaciones de la calzada romana, caño de los molinos y sagral. Para visualizar mejor las imágenes, hacer clik encima.
Hola Joaquín:
ResponderEliminarEl bloque de pisos donde vivo, se llama "Grupo Sagral".Y esta parte del río hasta Calzada, también es el sagral.
Un saludo