Hay que ver cuanto ha
cambiado la Navidad en pocos años. El hecho cristiano, histórico y
conmemorativo del nacimiento de Jesús, y su adoración por pastores y reyes, ha perdido
el sentido original para convertirse en un teatro comercial, en un frenesí
consumista, ya parece “regalolandia”. Además promocionado por los gobiernos en
una anticipada, muy anticipada estrategia de publicidad e iluminación con el
objeto de crear el clima adecuado al vaciado de bolsillos. Los mismos gobiernos
que luego dicen preocuparse y rasgar las vestiduras por los problemas
monetarios de la llamada “cuesta de enero” del personal, u otras necesidades.
Gobiernos de la propia nación, mientras no se demuestre lo contrario, que
felicitan a chinos y árabes la Navidad que nunca han celebrado porque entre sus
costumbres no existe, pero no la felicitan a sus propios vecinos y amigos en el
idioma oficial, además conocido y usado mundialmente por casi otros 400
millones de personas, según datos de la UNESCO. Quizás en los luminosos
deberían retirar la Navidad y sus iconos, y escribir “feliz consumo”, “próspera
compra”, o en el caso nacionalista, simplemente “que os den”. Serían coherentes
con sus ideas socio-políticas-económicas, totalmente respetables, aunque a
éstos últimos les recuerdo el viejo refrán, “no se debe matar la vaca para
destetar el ternero”. La Navidad no debería ser moneda de cambio, y mucho menos
arma arrojadiza; debería, de no ser algo mejor, un eslabón más para unir la
cadena humana. En estos días aprovechamos la escusa para rellenar un hueco
interior con multitud de chismes, este año los diseñados para la perfecta
comunicación personal; a ellos le tenemos que agradecer que la sociedad cada
vez está más sola e incomunicada. A los niños embelesamos con los perfectos y
caros juguetes estudiados para una correcta educación; con ellos corren a la
vera de los padres al grito de “me aburro”, expresión totalmente desconocida
antes de tanto querer quedar bien o intentar hacer lo correcto. Demasiadas
paradojas de la vida por tratar de desvirtuar nuestra Navidad. Celebrar, o participar
en ella, como tantas cosas, es libre y voluntario, es un derecho más, es otra
forma de terminar un ciclo anual y comenzar otro nuevo con ánimo y renovación.
Por ella surgirá un recuerdo para las personas queridas, perdidas o lejanas, y
propiciará la necesidad de reunión amigable o familiar. Nuestra Navidad es
reconocimiento del nacimiento de unos principios sociales y culturales, y la
preparación con adornos y figuritas representativas para una fiesta entrañable
en la que no es imprescindible un gasto ni un exceso más allá de lo normal. La
Navidad es, entre comillas, “solo” tiempo de frío estacional (al menos en
España) y calor emocional, que no es poco; por ella todo el mundo en estos días
llena la boca con el “feliz Navidad”; bonita frase carente de sentido si no ha
nacido en un corazón sincero y se refleja en una sonrisa, apretón de manos, o
calidez de abrazo. Éste es mi deseo para vosotros, lectores, que disfrutéis de sencilla
y auténtica Navidad. Sed felices, de corazón, porque un nuevo ciclo ha nacido.
FELIZ NAVIDAD HERMANO.EN ESTE MUNDO RARO EN QUE NOS HA TOCADO VIVIR , HEMOS DE SER MENOS MATERIALISTAS Y PREOCUPARNOS MAS POR LAS PERSONAS , COSA QUE NO HACEMOS.Y MAS ESTE AÑO.YO CREO QUE ESTAS NAVIDADES SOLO SERAN BUENAS PARA UNOS POCOS.LA MAYORIA NO SE COMO LAS PASARAN.NO HAY TRABAJO, NO TE PUEDES PONER ENFERMO, Y NO HAY DINERO NI PARA COMER. MENUDO PLAN.PEDIREMOS A LOS REYES MAGOS ALGO MAS DE SENTIDO COMUN PARA TODA LA HUMANIDAD, PORQUE NO SE SALVA NADIE.
ResponderEliminarUN ABRAZO A TODOS.
A pesar de todo, Bon Nadal... ¡Ay! ¡Perdón!, me he equivocado. FELIZ NAVIDAD para TODOS (incluídos los que no sienten la auténtica Navidad)
ResponderEliminarMiguel
Bon Nadal, Miguel, y Bones Navidaes, Merry Christmas, Gajan Kristnaskon, Joyeux Noël, Boas Festas, Pax hominibus bonae voluntatis, Eguberri ona, Buone Feste Natalizie, Feliz Natal, etc., no importa el idioma cuando formulemos un deseo. Pero hemos de recordar que... "La vida no está hecha de deseos y sí de los actos de cada uno" (Paulo Coelho), y que "No se desea lo que no se conoce" (Ovidio). Para meditar. Feliz Navidad, una vez más.
ResponderEliminarUn latinajo: "Nihil volitum quin precognitum" ("No se desea lo que no se conoce") ¿Lo dijo Ovidio o Santo Tomás?
ResponderEliminarUños años después de Ovidio, Pablo de Tarso dijo algo así como: "¿Cómo van a amarlo si no lo conocen? ¿Y cómo lo van a conocer si no hay quien se lo anuncie?". Para seguir meditando...
Que en el nuevo año que va a comenzar nos sigas iluminando con tus palabras en este blog... y en otros momentos y ambientes.
Miguel