eltijoaquin@hotmail.com - facebook.com/El Ti Joaquin

sábado, 29 de diciembre de 2012

Molinos de granos y sueños


En el cauce del Almucera, como en el de casi todos los ríos, persisten a duras penas algunos modestos edificios, generalmente de una planta; solitarios, abandonados y a caballo del río. Los muros de carga de piedra, tapia, terrones de césped o adobe, o mezcla de todo, y el tejado con estructura de madera cubierta por la siempre complacida teja árabe. En el interior, madera sobre madera, desde la puerta a la compuerta, sólo soportando el empuje del agua, una rueda de paletas de acero, el “rodesno”, y rozando entre sí, dos grandes piedras cilíndricas llamadas “muelas”. El conjunto se llama molino, nacido aproximadamente en el siglo I a. C. por la necesidad de triturar el cereal para obtener harina como alimento. La de nuestros molinos fué para la hacienda, sólo en raras excepciones para consumo humano. Básicamente, el agua se embalsa para obtener caudal y presión en “el pilo”, con un desagüe para seguridad o mantenimiento. Del “pilo” se dirige levantando la compuerta a la “calienda”, que es el espacio que hay entre el piso del molino y el río, donde se encuentra la pieza principal, el “rodesno” (rodezno), encargado de transformar la presión del agua en movimiento circular. Éste está unido en su centro a un eje vertical, la “vara” y apoyado en una palanca de roble, la “rancha”, que va sujeta en la pared y en un tornillo que lo regula en altura, el “tirante”. El eje consta de dos partes, la “vara” y el “fuso”, de menor tamaño y metálico, que pasa por el centro de la primera muela, la “piedra de abajo” y mediante un travesaño metálico llamado “nadija”, sujeta la segunda, la “piedra de arriba”, de idéntico tamaño circular, en unas muescas para tal efecto. A ambas piedras, por la cara que comparten, se le labran unos surcos radiales, las “fiendas”, encargados de absorber los granos y expulsar hacia el exterior la harina, que cae en un gran cajón también de madera, el “farnal”. Por medio del tornillo del “tirante” se sube y baja el “rodesno” y la “piedra de arriba”, para conseguir distinta granulación en la molturación. Una estructura circular llamada “caja” rodea las piedras con un único agujero frente al “farnal”, desde donde con una paleta, el “paletón”, se llenan unas grandes bolsas de lino, las “fardelas”, para llevarlas a la panera de casa, y vaciarlas en unos cestos llamados “gronas”. Encima de la “caja”, se almacena el grano en una tolva de forma piramidal troncada invertida, la “entrimoja”, usando una caja de madera con dos asas laterales, el “dornajo”, con una capacidad ligeramente inferior a la “hemina”. En el vértice inferior de la tolva, un canal con un sencillo sistema de ajuste en altura, la “canaleja”, conduce el cereal al centro de la "piedra de arriba”, y un rudimentario palo vibrante por el roce en la piedra, el “tarabillo”, mantiene constante el caudal del grano a moler. En caso de quedarse el molino sin cereal aumenta peligrosamente de velocidad, las piedras rozan entre si causando un rápido desgaste, y comienza una peligrosa vibración que podía poner en peligro el molino; se dice que “anda al rojo”. Pero por el desgaste natural las piedras necesitan nueva profundidad en los surcos, ser “picadas”, por lo que se retiraba la “entrimoja” y la “caja” para dejar al descubierto la "piedra de arriba”; luego se hace girar una pequeña grúa fija, anclada al suelo y a una viga del tejado, la “media luna”, con un tornillo en la parte superior unido a una horquilla de acero que se ajusta con dos pernos a la piedra, para levantarla, girarla, apoyarla en el suelo y labrarla con comodidad con una especie de martillos llamados “picas”. Los molinos solían ser de 12 socios, o “aplaceros”. Por orden de “vela” se nombraba por un año o dos, a convenir, un “juez de molino”, encargado de avisar a sus compañeros de los posibles problemas de funcionamiento, para limpiar el río, restaurar piezas rotas o deterioradas, comprar nuevas piedras, o poner orden. Cada socio tenía asignado un tiempo de uso, que comenzó siendo de días completos, pero como los molinos pasaron de padres a hijos, las partes se convirtieron en “medios” días o “cuartos” días, y por orden y en la misma proporción, participaban de los arreglos o costes de mantenimiento. Se puede preguntar a cualquier persona adulta de Ayoó; todos saben y entienden de molinos. La cálida y tierna harina recién molida, y su especial olor; la luz de velas, candiles o tardías linternas; los impacientes animales que esperan atados en la herradura clavada en el marco de la puerta, y las continuas caídas por el camino del piloto y su carga; las polvorientas “fardelas” y las cuerdas que no aparecen en el justo momento de atar sus bocas; los fríos paseos nocturnos con sus tropezones para no dejar sin alimento la “entrimoja”; sacrificios, fatigas y aventuras pasadas, y un largo etcétera de recuerdos también desgranan con nostalgia cuando reviven viejos recuerdos molineros. El milenario mecanismo no se detendría más que por mantenimiento o falta de agua, y así, por estar pendientes de su tarea, día y noche trituró incansable granos y sueños. Tanto triturar se trituró a si mismo, y hoy no nos queda en Vidriales un solo molino en activo para recordar sus bondades: rudas, sosegadas, pero ecológicas y económicas. El último conservado, a la altura de Tardemézar, pereció este año bajo los efectos de un incomprensible fuego provocado. A veces, me asalta el pesimismo y creo estar ante la vieja estrategia bélica de “tierra quemada”, basada en la destrucción y el abandono, durante una retirada, de cualquier cosa que pudiera servir al enemigo. Aquí la quema y el destrozo son para nuestra cultura popular, sus aperos, enseres y máquinas, en la huída hacia ningún lugar por indiferencia ante un enemigo llamado desarraigo, dueño y señor de la monotonía y el olvido. Por nuestros arcaicos molinos, que en paz descansen.











P.D.- Los nombres de las partes del molino, son las usadas en Ayoó seguramente durante siglos. Eso no quiere decir que sean las mismas que se utilicen en los pueblos vecinos, y no digamos en otras comarcas o provincias. Con dichas palabras se entendieron y entienden perfectamente, por lo que me parecen actuales y válidas, en contra de lo que alguien pueda pensar, y confío al publicarlas que adquieran el merecido reconocimiento y respeto.






4 comentarios:

  1. Se aprende más historia contigo que con la enciclopedia ESPASA. Un saludo

    ResponderEliminar
  2. estoy con Cisimo. eres la enciclopedia con patas.

    ResponderEliminar
  3. Te has "enfariñao" Das a conocer lo antiguo y lo moderno. Un saludo del Valle

    ResponderEliminar
  4. Dejo este video sobre el molinero de Aliste para el que quiera ver un molino en funcionamiento. http://youtu.be/B1H8naDlBwA

    ResponderEliminar