Con un par de frases
célebres comenzamos este artículo. La primera es de Enrique Jardiel Poncela:
“Historia es, desde luego, exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es
lo que sucedió”; recordamos también a Oscar Wilde “El único deber que tenemos con
la historia es reescribirla”. Pues reescribamos, eso si, con precaución, para
arrojar verdad a los hechos que en este caso se desarrollaron anteriormente al
año 1184, año en el que murió un apreciado caballero del entonces rey Fernando
II de León: D. Pedro Fernández de Fuente Encalada, siendo éste ultimo apellido
el tema de reflexión y estudio por la relación con el vecino pueblo vidrialés.
Eran años difíciles, convulsos, entre guerras, disputas, enfermedades y hambres; aunque también unión en un objetivo común, reconquistar a los musulmanes los territorios perdidos. Al parecer, D. Pedro fue fundador de la orden militar de los Caballeros de Santiago, creada para organizarse en esta lucha y para proteger a los peregrinos que visitaban el sepulcro de Santiago Apóstol en Galicia. Algunas fuentes apuntan a Castrotorafe, a 25 Km. de Zamora, como la primera sede de la orden, era el mes de febrero del año 1176, otras nos llevan a Cáceres, pero parece que hay unanimidad en la bula de la confirmación otorgada por el Papa Alejandro III en el año anterior, 1175. En el reino de León, el entonces hospital de S. Marcos, asilo de los peregrinos que subían o bajaban a Compostela, fue donado a la orden, donde recibiera sepultura D. Pedro Fernández de Fuente Encalada. En su epitafio se podía leer, en prosa y verso:
“Estas tres virtudes: piedad, largueza y prudencia te hicieron (ó Pedro, hijo de Fernando) esclarecido en el cielo, y en la tierra,
de la milicia de Diego
fuiste hacedor, y rector;
así con razón te hizo
rico, de Cristo el favor
Murió el año del Señor de 1184 a 11 de julio”.
Otro epitafio
parecido también, encontrado en otro libro, decía:
“Voluntad piadosa, y mano larga, y boca prudente, estas tres cosas te
hicieron claro al cielo y al mundo, ó Pedro Fernández: tu fuiste Maestre, y
buen gobernador y regidor de la Orden y Caballería de Santiago. La gracia de
Jesucristo te hizo noble en tal manera por tus merecimientos. Era de mil, y
doscientos y veinte, y dos años a cinco de las calendas de julio”
El apellido “de Fuente
Encalada” es uno más de los muchos relacionados con D. Pedro, entre los que
están Fontarcada, Puente Encalada, Monroy, Ovando, Furtado o Hurtado, De
Castro, etc. En algunas publicaciones antiguas digitalizadas por Google se
pueden encontrar varias historias distintas del mismo personaje, lo que nos
lleva a plantearnos dudas sobre su origen vidrialés. La primera, efectivamente,
nos habla de un caballero leonés, nacido en Fuente Encalada, diócesis de Astorga,
hijo de Don Fernán Pérez Furtado y de Doña Guiomar Alonso.
La segunda, encontrada en el libro “Vida del venerable fundador de la Orden de Santiago…”, le añade el apellido Furtado, ó Hurtado, porque “la Reina Doña Urraca tuvo del Conde Don Gómez de Camp de Espina un hijo, que por ser ávido a hurto, esto es, fuera del matrimonio, le llaman hurtado”. Los cronistas del reino inscribieron como nieto de la reina a D. Pedro, “llamando Hurtado al maestre, sin citar, ni proferir fundamento alguno… …en tiempo, que la Reina Doña Urraca no podía tener nietos, allá por el año 1116, como se dirá. Con que demás de faltar a esta opinión fundamento, tiene esta repugnancia”. Como conclusión podemos decir que de ser cierta esta versión, no pudo nacer en Fuente Encalada, porque “del segundo Fuente Encalada es inventor algún portugués, porque no se halla tal apellido, hasta que el año 1509 salieron impresos ciertos establecimientos de Portugal”.
Tercera e importante fuente que nos llega de Francia: Don Fernando Joanes de Monroy, señor de Allariz, se casó con Doña Urraca Gómez, hija del conde Don Gómez Núñez de Guzmán, y tuvieron un hijo, Don Pedro Fernández de Monroy, en tiempos del Rey Fernando II de León. Según el historiador Blas Xil Ocampo, este caballero fue fundador y primer Maestre de la Orden de Santiago, conocido como Don Pedro Fernández de Fuente Encalada, nuestro supuesto vidrialés. El primer Monroy es un caballero francés, hijo del rey Dagoberto, que huye del país al usurparle su hermano el trono, llega a las montañas astures y Don Pelayo lo nombra capitán (vigil), siendo desde entonces para sus leales Vigil Mon Roy (capitán mi rey). Juntos defendieron la gruta de Covadonga, y en sus proximidades se encuentra la tumba del francés.
Cuarta genealogía, también muy documentada. En este caso Don Pedro es hijo de Don Fernando García de Hita “el mayor” y su segunda mujer, Doña Estefanía Armengol de Urgell. Los apellidos del Maestre serían Fernández De Castro, y sería cuñado de Don Rodrigo Martínez, Conde de León, y nieto de Don García Ordóñez de Nájera, conde de Nájera (La Rioja), y de Doña Urraca de Navarra, infanta de Navarra. Bien lejos también de Fuente Encalada, aunque lo llevara de apellido.
Seguramente que de seguir investigando encontraríamos nuevas raíces, otras familias para hacerse cargo de la historia de un hombre valeroso. Nada me gustaría más que encontrar datos fidedignos que relacionaran tan ilustre personaje con la población vidrialesa a la que tengo mucho aprecio, o con sus alrededores. Me duele aportar la incógnita a la crónica de nuestro valle, pero me dolería más no reconocerla. ¿Cuál es el nexo entre Fuente Encalada y el apellido del insigne Don Pedro? Pudiera ser imposible saberlo porque algo de todo es falso, erróneo o inventado, la consecuencia de escribir mal la historia. También pudiera ser que las clases sociales de aquella época no permitieran que un aldeano, aunque valiente y ejemplar caballero, ostentara el alto honor de haber contribuido a la defensa de lo que ellos consideraban su patria, su hogar, codeándose con la realeza, el clero, o los nobles; entonces, como vencedores, escribirían una nueva historia, le darían un linaje, aunque él nunca renegara de su pueblo y lo llevara siempre agregado al nombre, él era Don Pedro, el que quisieran si, pero de Fuente Encalada.
Bonita historia, y seguro que más cerca del pueblo llano que de la aristocracia burguesa y eclesiástica muy dada a apropiarse de vidas y haciendas de gente sencilla pero valerosa.
ResponderEliminarNosotros no estábamos allí, o si lo estábamos eran otros tiempos y en otras formas y nuestra memoria de ahora no lo registra.
El papel lo admite todo, y la historia siempre la escribe quien la escribe y al servicio de quien le manda.
Fuere la que fuere, es bonito pensar lo que dijo otro buen vasallo y mejor caballero El CID CAMPEADOR: Que buenos vasallos seríamos si tuviéramos un buen señor.
Desde que me hiciste descubrir tu blog "TI JOAQUÍN" siempre me sorprendes por tus historias, tus conocimientos y sobre todo por tus ganas de compartir tanta belleza y tanta sabiduría con gente sencilla como este tu fiel seguidor.
Con admiración y respeto.
Tu amigo que lo es.
Javier.
Hola. Estoy investigando sobre Fuentideuña de Tajo (Madrid) y aparece el nombre de Pedro Martínez de Fuentencalada como Maestre los la Orden de Santiago del grupo de frailes que fueron destinados a la fortaleza de Alarilla cerca del núcleo de Fuentidueña para contener a los moros. Estuvieron pocos años porque pasaron después a Uclés (Cuenca) que dista poco de Fuentidueña. Allí contuvieron más y mejor a los musulmanes. Es posible que a D. Pedro Martínez se le pusiera después de Fuentencalada haciendo alusión al núcleo urbano que él hizo crecer a una legua del castillo de Alarilla porque es uno de los impulsadores del comercio y del Portazgo de Alarilla en tiempos de Alfonso VIII, quien incentivó la repoblación de la zona. En la que hoy es Fuentidueña (Madrid) existe una que conocemos como Fuente Salobre que tiene agua muy salobre y mancha de blanco el risco yesífero por el que mana el agua. Esto pudo dar lugar entonces al "Fuentencalada" de D. Pedro Fernández, Maestre de la Orden de Santiago de Alarilla.
ResponderEliminarUn abrazo
Luis M. González
fuenti20@gmail.com
Hola Luis. Muchas gracias por tu visita y posterior aporte. La historia está plagada de casos como el que nos ocupa; hay tanta información que es muy difícil por no decir imposible saber la verdad. Yo me decanto por el principio de "la navaja de Ockham": «en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable», y la mención a la Fuente Encalada de la Diócesis de Astorga. Pero nada ni nadie puede decir que tu hipótesis no sea lo que sucedió en realidad. Un abrazo.
EliminarGracias por responder. Como bien has entendido me refería a PEDRO FERNÁNDEZ
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